Triste #2

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Espero que les guste~

Nota: "Jia" es un nombre chino que significa "mujer bella"

Red Son y Mei decidieron dejar pasar algunas horas, agradecido por ser bien recibidos por Pigsy, sintiéndose desnudos al estar vestidos con nada más que pijama y sin teléfonos para poder comunicarse.

-¿Están bien?- el cerdo pregunto, notando lo perdido que ambos se veían allí, sentados en la sala de su pequeño departamento y acurrucados ligeramente en sus lugares, con expresiones pensativas en sus rostros.

-Si, lo estamos- una mentira notable. Ninguno tenía muy en claro como sentirse. Había tristeza y dolor por lo que había sucedido, ver a Midori derrumbarse de esa manera había sido algo sorpresivo y chocante, pero no podían negar que había una punzada de molestia al haber sido echados de esa manera.

-Si ustedes lo dicen- Pigsy termino por aceptar lo que decían, poco dispuesto a empujarlos al verlo en tan bajo animo.

Al final, cuando pensaron que ya era lo suficientemente tarde, se decidieron a volver al departamento ajeno. Llamaron la atención de unas cuantas personas, y están seguros que algunos le sacaron una foto al demonio por culpa de sus pantuflas, casi corriendo para acortar por completo la distancia para alejarse de las miradas indiscretas y aliviados cuando ni siquiera necesitaron tocar la puerta para que esta se abriera.

-Hey- MK sonrió al verlos, feliz de que volvieran, pero su gesto duro poco, retrocediendo un paso con nerviosismo para darles espacio para que ingresaran. -Lamento lo que sucedió, yo solo...- cerro la puerta tras sus amigos, sintiéndose ansioso. Se sentía mal pero su hermana necesitaba un tiempo antes de enfrentarse a más personas.

-¿Cómo está ella?- Red Son lo interrumpió. Fue un poco brusco, hasta grosero, pero el vampiro no se lo tomo personal y no pudo evitar suspirar con alivio.

-Esta mejor- señaló hacia la sala, donde Midori estaba sentada sobre el colchón inflable, con la espalda apoyada contra el sillón y descansando ligeramente contra el hombro de Macaque, quien lucia tranquilo y un poco extraño vistiendo algo más que ese traje de siempre suyo.

-Ese maldito...- bufo Mei entre dientes, sabiendo que el mono podía escucharlo con facilidad. -...al menos nos hubiera llevado con un cambio de ropa-

-Lo siento- MK se volvió a disculpar, cubriendo justo a tiempo el bufido lleno de burla de parte de Macaque, aliviado de que no empeorar la molestia de su amiga.

-¿Qué fue lo que sucedió?- el pelirrojo cedió a su curiosidad, molesto ante la sensación de estar perdido y queriendo ayudar, incluso si no sabía como exactamente. El vampiro hizo un gesto para que lo siguieran, caminando a la cocina, donde el girasol de antes se veía en mejor estado. No totalmente recuperado y con los colores aun algo opacos pero mucho mejor que antes.

-Midori dejo atrás su casa y a su familia para buscar un mejor lugar para vivir, donde no tuvieran que ocultarse o mentir- algo dulce en su opinión. -Por eso, cuando llegamos a Megapolis, lo primero que hizo fue encontrar un departamento con dos cuartos y le preparo uno a su mamá...- el demonio y la chica se miraron entre ellos de reojo, la puerta de aquel cuarto que mayormente siempre se mantenía cerrada ahora tenía un poco más de sentido.

-...pero ella no está aquí- Mei hizo un ligero puchero, señalando lo obvio.

-Su mamá, Jia, es la mayor de tres hermanos y ellos no están de acuerdo con que ella deje todo atrás para vivir con su hija en otra ciudad- había escuchado esa discusión muchas veces pero últimamente, parecía haber empeorado, con Midori luciendo al borde de ir directamente para arrancar un par de cabezas en medio de un ataque de ira. -Han tenido muchas peleas a lo largo de los años pero...esta fue la peor hasta el momento- hizo una mueca.

-Vaya...- la chica frunció el ceño, cruzándose de brazos. -...y pensé que éramos los únicos con problemas familiares bajo este techo- MK bufo, tomado por sorpresa, pero extrañamente divertido. Red Son apretó los labios, indeciso. Midori es su amiga, aquella que lo abrazaba sin preguntar cuando lo veía con mala cara y lo llenaba de tanto cariño como podía cada vez que se veían, sin pedir nada a cambio. Saber que tenía un problema, y no podía ayudar en nada, lo hacia sentir impotente.

-¿Red Son?- lo miraron con curiosidad pero él negó, alejándose con pasos rápidos, sus pasos silenciosos gracias a las pantuflas mientras se acercaba al par tranquilo en la sala.

La demonio aun lucia cansada, amenazando con quedarse dormida en cualquier momento sobre el hombro del mono, pero su tono de piel se ve menos enfermizo y menos deprimida. Parpadeo y levanto apenas la vista, mostrando una suave y cansada sonrisa.

-Hola, antorcha~- tarareo, levantando lentamente su mano en un claro gesto que él no dudo en aprovechar, rápido al subirse al colchón inflable y abrazarla con fuerza, aferrándose, esperando que su simple presencia estuviera ayudando en algo. Ella simplemente lo dejo, correspondiendo el gesto y acomodándose en el hombro ajeno, acurrucándose contra el demonio.

Aun estaba triste y muy enojada pero se sentía más tranquila, acompañada por su pequeña familia.

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