Prueba

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Espero que les guste~

Nota: ¿Qué cosas podrían cambiar en MK si prueba la sangre de Tang? Lo siento, lo escribí mal xD

Nota-2: ¡No duden en dejarme ideas, mi gente linda!

En una gran ciudad, el trabajo de jardinería era escaso, pero incluso entonces, aun salían algunos trabajos de eso, grandes y extensos hasta el punto de ser pesados para una sola persona. Así que Midori esta cansada hasta los huesos, caminando con pesadez, dejando escapar un gran y extenso bostezo, planeado completamente dormir durante unas cuantas horas pero mientras más se acerca a su hogar, más fuertes y claros se hacen los gritos que vienen del interior.

-¿Por qué?- se paso la mano por el rostro, armándose de valor con una profunda inspiración y sacando la llave con un largo suspiro, abriendo antes de decidir irse a otro lado. Puede ver a MK y a Mei, enfrentados y luciendo dispuestos a correr, el sillón en medio de ambos y funcionando como una especie de barrera. -¿Qué rayos hacen ustedes dos?- entro y cerró la puerta, preguntándose cómo era posible no haber recibido múltiples quejas de los vecinos a estar alturas.

-¡Midori, ayúdame!- MK chillo, mirándola con sus ojos rojos suplicantes, estirando sus manos hacia ella y luciendo como un niño desesperado.

-¡Pruébame!- Mei grito con el brazo en alto, señalando con énfasis. -¡Solo una mordida!- se lanzó sobre el sillón, intentando agarrar al chico, quien fue rápido en esquivarla y correr hacia su hermana, sintiéndose mal al escucharla suspirar con cansancio. Mei cayó sobre la alfombra con un gemido, gruñendo entre dientes.

-Que alguien me de paciencia y no fuerzas...- miro el techo en una súplica momentánea, haciendo un gesto para que él se escondiera tras el sillón y avanzando hacia la chica que empezaba a hacer el amague de levantarse. -Mei, cariño...- se cruzó de brazos, manteniendo un tono de voz tranquilo pero mirándola con el ceño fruncido, una exigencia clara en sus ojos. -...necesito más contexto de todo esto- ella se encogió en su lugar, luciendo casi apenada.

-Ese loco vampiro que me secuestro aquella vez...- un susto que había arruinado su sueño profundo, ahora dormí con las orejas atentas, despertando ante cada pequeño sonido sospechoso. Un poco paranoica pero se estaba relajando con cada día que pasaba. -...dijo que la sangre de los dragones era algo poderoso...- hizo un gesto. -...así que tengo curiosidad por saber que puede suceder si un vampiro consume sangre de dragón y MK...- señalo al vampiro, quien se escondió tras el sillón, apenas asomándose y luciendo ligeramente asustado. -...es el único vampiro que conozco, así que...- sonrió, brillante y emocionada, satisfecha de alguna manera. -...adelante, mi amigo- extendió su brazo, luciendo demasiado entusiasmada de estar ofreciendo su sangre para el gusto de Midori.

-Muy bien, analicemos un poco las cosas antes de cualquier locura- quiere dormir, en serio que si. -En primer lugar: aunque entiendo tu curiosidad, porque no puedo negar que también me pregunto qué podría pasar, eso no significa que puedas meter tu brazo en la boca de MK- llevo las manos en la cintura. -En segundo lugar: ¿Le preguntaste siquiera si quería ser parte de este extraño experimento?- enarco una ceja.

-...no, no lo hice...- murmuro con un puchero, desviando ligeramente la vista, luciendo culpable y avergonzada.

-Yo también tengo curiosidad...- él se enderezo, cruzando los brazos sobre el respaldo del sillón, pensativo. -...pero estoy algo preocupado por lo que pueda suceder- admitió con una ligera mueca. -Ese vampiro se veía muy..."entusiasmado" de conseguir sangre de dragón y eso no es bueno-

-Eso es preocupante- tarareo Midori con expresión pensativa. -Debe causar algún tipo de cambio si tanto lo codiciaban...- miro de reojo a su hermano. -...uno que puede llegar a ser permanente- se cruzo de brazos. -¿Estás seguro que quieres intentarlo?- enarco una ceja. Le preocupaba el tipo de cambio que podría suceder y como podría él reaccionar.

-Bueno...- miro a su amiga, quien le devolvió la mirada, su sonrisa grande y contenta, moviendo la boca en un animo sin voz. -...supongo que prefiero ser yo- sonrío nerviosamente, su inseguridad y curiosidad presentes en toda su postura. Midori suspiro, al mismo tiempo que Mei se levantaba con un grito de victoria y se lanzaba sobre su amigo, tarándolo al suelo, prácticamente empujando su brazo contra el rostro ajeno de manera insistente.

-¡Empecemos con esto!- ella vibraba con energía apenas contenida y, aunque MK no lo necesitaba, aun así trago con nerviosismo. Dudo por un segundo pero terminó por abrir la boca, dejando que sus colmillos se alargaran, clavándolos en el brazo que su amiga extendía. Jadeo ante la sangre dulce y algo fría que inundó su boca, sintiendo un repentino ardor que recorría su cuerpo a un ritmo rápido y abrumador.

-Eso no puede ser bueno- Midori frunció el ceño, notando como las pupilas ajenas se hacían pequeñas, un color verdosos y brillante cubriendo lentamente las iris rojizas. Solo fueron unos segundos antes de que él retrocediera, soltándola como si lo hubiera quemado, haciendo una mueca exagerada y sacando ligeramente la lengua, la demonio interviniendo antes de que pudiera flotarse la boca con la manga de su ropa, limpiando su rostro con un pañuelo. -La sangre cuesta sacar de la ropa- tarareo, aliviada al notar que el color verde desaparecía con cada parpadeo rápido del chico, volviendo rapidamente a a ser de un tono claro y brillante de rojo.

-¿Tengo mal sabor?- Mei enarco una ceja, su tono burlón pero su expresión llena de preocupación mientras lo miraba, cubriendo las marcas de dientes puntiagudos con su mano.

-No exactamente...- bufo. La sangre ajena fue dulce, mucho más que la de sus bolsas, pero dejo una sensación de ardor tanto en su boca como en su cuerpo entero, lo suficiente como para ser incomodo. -...pero fue extraño- era la mejor manera de expresarlo. Ambas compartieron una mirada, preocupadas y curiosas, pero decidiendo no preguntar más al notar que él estaba igual de confundido que ellas.

Ninguno pensó mucho en aquella situación, hasta unos cuantos días después.

-¡¿Qué estas haciendo?!- chillo, tropezando en su apuro de adentrarse a la cocina y acercarse a su hermano, quien tenía la mano directamente sobre la hornalla encendida, luciendo sorprendido. -¡¿Estás loco?!- agarro su brazo y lo aparto del fuego, preocupada porque incluso si él es un vampiro que podía regenerarse con rapidez, especialmente si su consumo de sangre era reciente, incluso entonces no era completamente inmune al fuego. -Tu...- se callo al notar que la palma ajena ni siquiera estaba quemada, aun suave como piel humana y un poco caliente por el momento.

-Bastante genial, ¿no?- sonrío, enorme y brillante, mostrando sus pequeños colmillos con emoción. -Vi en un programa donde el protagonista es medio dragón y decía que sus escamas resistían las altas temperaturas del fuego...- señalo con su mano libre la hornalla aun encendida. -...así que decidí probarlo- ella se le quedo mirando por un largo segundo, aun decidiendo si sentirse enojada o no.

-Que bueno que mi corazón es fuerte o tu ya me habrías matado- bufo, extrañamente más divertida que molesta, dejando escapar un suspiro de alivio. MK se sintió mal por un segundo, solo para que la curiosidad volviera con toda su fuerza.

-¿Quieres ver que tan resistente es mi piel ahora?- hizo un gesto, completamente dispuesto a abrir el cajón que contenía todos los cubiertos, y ella se apresuro, apagando rapidamente la hornalla antes de que se le olvidara.

-Nop- negó, manteniendo un firme agarra en la muñeca ajena y empezando a caminar, arrastrando al confundido vampiro con ella. -En este momento, te quiero fuera de la cocina...- frunció ligeramente el ceño. -...y lejos de cualquier cosa con filo- MK hizo un puchero pero se dejo llevar, suponiendo que podría probar lo que quería más tarde. Lo más seguro, lejos de la vista de ella...y de todos los demás.

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