Sin Control #2

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Espero que les guste~

Nota: ¿Cómo creen que debería conocer a Wukong?

En su forma de murciélago, MK se acurruca en su hamaca y se esconde bajo Momo, aprovechando que no necesita respirar para hundir su rostro en el almohada que tiene allí y ocultarse del mundo a su alrededor. La vergüenza y la culpa se removían en su interior, su mente reproduciendo lo poco que podía recordar y armando toda la escena con lo que le habían contado.

-No puede estar ahí para siempre, puedes ahogarte- Midori hablo, frunciendo el ceño al escuchar un chillido largo y quejumbroso.

-No estoy vivo- gruño, acurrucándose aun más en su lugar, negándose a salir de su escondite. No tenía idea de como enfrentar lo que había hecho, sintiéndose avergonzado por su actitud salvaje, podía imaginarse lo asustados que de seguro habían estado Pigsy y Tang.

-¿No le vas a dar a Macaque un abrazo de disculpa?- exigió, decidida a no permitir que su hermano se hundiera en el pozo de culpa y vergüenza en el que se quería meter. -Creo que se lo merece después de ser tu caja de jugo de emergencia- pudo escuchar un chillido lleno de pánico, sin gustarle el significado de esa frase.

-¡No fue mi intención!- se removió para poder asomarse y verla, los ojos abiertos y llenos de culpa, haciendo lo más parecido a un puchero en su forma actual. -¿Crees que quiera un abrazo?- se animo a preguntar, lleno de ansiedad. Le gustaría poder llorar en momentos como este, para poder tener otra forma de demostrar su arrepentimiento y pena. -Puedo darle un abrazo, aunque no sé si me quiera cerca ahora- suelta con rapidez y torpeza.

-Ve y enfréntalo- señaló con bufido haciendo un baile triunfal en su mente al verlo salir de su hamaca después de unos segundos de silencio. -Además, también me merezco un abrazo de disculpa, casi me mata de un susto la alarma de emergencia- abrió lo brazos en un claro gesto y MK no duda en lanzarse a abrazarlo con fuerza, sollozando contra su hombro mientras suelta disculpas. -Ya, ya, ya. Eres un gran bebé a pesar de tu edad- ella le acaricia la espalda, amable y llena de cariño, divertida ante la actitud ajena. Aún está curiosa y preocupada ante la reacción que tuvo el chico ante la sangre de aquel monje pero tiene un presentimiento, una que quizás confirme en el futuro.

-Vaya, festival de abrazos- Macaque entro tarareando con burla juguetona. Se ve mejor luego de comer algo y dormir un poco, aunque aún está ligeramente pálido y luce cansado. -¿Debo volver más tarde?- hace un gesto, dando un paso exagerado hacia la puerta.

-No, no, no. Tu también necesitas un abrazo- MK suelta a su hermano a favor de lanzarse sobre su amigo. Aun esta un poco ansioso, temeroso de poder molestarlo, pero el mono lo rodea con sus brazos y lo aplasta, haciéndolo sentir mejor.

-Raritos- bufo ella, contenta ante las carcajadas de vampiro y la sonrisa ligera pero sincera del mono, aunque algo más llama su atención. Puede escuchar un golpe tentativo en la puerta y deja al par solos a favor de ir a abrir, sin sorprenderse con quien se encuentra. -Hola Pigsy, es bueno verte- sonrió al verlo, un poco divertida por su obvia incomodidad. No parece ser el tipo de demonio que socializa más haya de sus amistades frecuentes y de su trabajo. -Aquí nadie muerde...- se hace a un lado, haciendo un gesto. -...excepto MK pero muerde mayormente bolsas- agrego en tono de broma que lo hizo sobresaltarse.

-No tengo miedo de eso- bufo, extrañamente divertido ante el humor ajeno. -Gracias por llamarme- se adentra y aunque aún no luce del todo cómodo, se ve más tranquilo. -¿Él está mejor?-

-Mucho, esta abrazando a su mono- tarareo, cerrando la puerta. -No conozco muy bien a tu amigo Tang pero por lo que MK me contó, es curioso y un poco chismoso...- lo miro, sabiendo que no había cruzado ningún tipo de limite al escucharlo burlarse entre dientes, como si dijera "no sabes ni la mitad". -...así que tengo la sensación de que te costo mucha sacártelo de encima-

-No tienes idea- dejo escapar un largo suspiro. -Hizo muchas preguntas y le respondí lo que pude sin sentir que estoy traicionando la confianza de MK pero...- hizo una mueca. -...va a preguntar muchas cosas en cuento lo encuentre y me gustaría saber que límites debo poner- la miro, casi suplicante, y en ese mismo momento, Midori decidió que Pigsy era asombroso.

-Voy a aprovechar que MK esta ocupado y te lo diré- estaba contenta y orgullosa de los amigos que su hermano había logrado hacer en la ciudad, un cambio importante después de haber viajado tanto y haber tenido tantas malas reacciones después de enterarse de lo que era. -No le gusta mucho hablar del día de su muerte y del como murió, así que si puede evitar eso sería perfecto. El tema de sus padres y su pasado también es terreno difícil...- hizo una ligera mueca. MK solía hablar de eso cuando se sentía especialmente melancólico, llegando a sacar esos viejos y bien cuidados álbumes de fotos que había guardado antes de irse. -...su inmunidad al sol es un tema más complicado y secreto, así que...- hizo un gesto y él entendió.

-Ahí mueren muchas de sus preguntas- Pigsy ya podía imaginar la expresión de decepción de su amigo, iba a lloriquear y quejarse durante horas ante los límites impuestos. Ahí fue cuando el chico salió de la habitación compartida, animándose al ver a su jefe allí.

-¡Pigsy!- MK se emocionó, acercándose y olvidando activar su glamour, mostrando sus pequeños colmillos al sonreír. Para el demonio era un poco raro encontrarse con la piel pálida y los ojos brillantes de color rojizos pero seguía siendo MK y eran dulce hasta la médula, sin importar que estuviera mayormente muerto.

-Hey, Kid- abrió los brazos y solo eso bastó para que él vampiro se lanzará a abrazarlo, murmurando disculpas contra su hombro que el cerdo se encargo de callar y tranquilizar.

VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora