Regalo

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Espero que les guste~

Nota: Aun tengo muchas ideas para este Au pero a veces, por alguna razón, no puedo escribirlas. Me cuesta redactar lo que quiero por momentos

Nota-2: Esto debió ser publicado hace mucho pero solo ahora puedo terminarlo xD

Nota-3: Cuando MK es elegido como el sucesor ¿Quieren que pase como en la serie o tienen alguna otra idea? Les dejo a votación :3

Nota-4: Esto es principalmente para mi, como una nota de información. MK nació en 1.943 y fue transformado en 1.961, cuando ya tenía 18 años. En este punto, ya están en el 2.016 o 2.018, con MK ya teniendo entre 72 y 74 años

Nota-5: Soy un desastre para las fechas, así que necesito anotarlas xD

Nota-6: Releyendo, me hubiera gustado haberle agregado cola y cuernos a Midori, aunque tampoco nunca pensé en cuantos años podría tener realmente

Midori no quiere ser mala pero esta disfrutando mucho de la paz. MK esta durmiendo profundamente en su hamaca, Red Son parece estar enterrado hasta las cejas en un proyecto del que se niega hablar y Mei a sido arrastrada a un evento familiar, así que tiene la oportunidad de tener un momento de calma y tranquilidad, uno de esos extraños sucesor que suceden muy poco porque tiene muchos intrusos que por alguna razón, parecen decidir que su pequeño departamento es un buen lugar para pasar el rato.

Aunque ahora, en ese mismo instante, esta medio dando vuelta su sala en busca de algo importante.

-Rayos, ¿Dónde lo deje?- pregunta en voz alta, incluso si se supone que nadie podrá contestarle, moviendo incluso los cojines de su sillón y maldiciendo entre dientes.

-¿Qué haces?- Macaque, como el intruso sin respeto por la propiedad ajena que es, aparece dentro del departamento gracias a las sombras a su alrededor y ella, a estas alturas, no le sorprende para nada. Solo lo mira, de reojo, entrecerrando los ojos en un esfuerzo por forzar su vista sin razón y bufando, solo pudiendo ver un manchón de tonos negros con rojos y algo más.

-Busco mis anteojos- hizo un gesto, gruñendo con cierta frustración. Los anteojos eran una adición nueva a su existencia, su vista siempre había sido mala y había empeorado con los años hasta el punto de que no veía nada pero lo había disimulado durante un tiempo, terca cual mula, hasta que el vampiro que tenía por hermano se frustro y básicamente la arrastro hasta el oculista más cercano ¿El resulta? Necesitaba anteojos, como se esperaba, con mucha graduación y aunque los necesitaba la mayor parte del tiempo, aun tenía la extraña habilidad de perderlos. -Tu tienes un ojo bueno...- lo señalo y él enarco una ceja, divertido de como ella podía mencionar aquello con tanta facilidad. -...funciona mejor que los míos, así que ayúdame- hizo un gesto, sin poder ver bien como el mono hacia un gesto, metiendo la mano y sacando de las sombras unos anteojos de marco verde oscuro que no dudo en empujar a las manos ajenas, la demonio suspirando de alivio cuando se los puso y todo a su alrededor se volvió más claro.

-¿Quieres que le pongamos una tira como a las viejitas?- le sonrío con burla notable, solo queriendo molestarla, y ella frunció el ceño.

-Púdrete- se acomodo los anteojos. -Aun me estoy acostumbrando, no me juzgues- le saco la lengua en un gesto infantil, dándole la espalda a favor de arreglas su sala o al menos, su sillón, para dejarse caer de sentón, acomodándose sin mucho problema.

-Aja, si tu lo dices- el mono se movió para sentarse a su lado, sintiéndose extraño no solo por su atuendo más cómodo de buzo y pantalones, sino por lo que había estado planeando en los últimos días pero mantuvo la calma, mostrando tranquilidad como todo un actor, aunque aun así ella lo miro de reojo.

-...no leo mentes ni nada por el estilo pero tengo un sexto sentido- estiro la mano, pinchando con su índice el costado ajeno, sintiendo una punzada de diversión al verlo retorcerse en su lugar. -Tienes algo de lo que quieres hablar- y él la miro, sus mejillas ardiendo con vergüenza al ser tan fácil de leer pero llevándose un puño para cubrir su boca, aclarándose la garganta, intentando recomponerse.

-Tengo un regalo para ti- confiesa con algo de apuro y Midori lo mira, analizándolo en silencio por unos segundos. Puede ver la cola ajena agitarse de manera inconsciente y si presta mucha atención, las orejas visibles se sacuden apenas, una señal de nerviosismo y ansiedad, algo que enciende su curiosidad. Debía ser algo importante si él se comportaba de esa manera.

-¿Un regalo?- enarco una ceja. -No es mi cumpleaños y tampoco es ninguna fecha importante...- entrecerró los ojos con sospecha fingida. -...¿Rompiste algo?- sonrío al escucharlo bufar, sintiéndose mejor cuando él se relaja un poco en su lugar. 

-Eso es trabajo de los intrusos que tu hermano trajo- bufo, apenas divertido, mientras las sombras a su alrededor se movían y se acumulaban en una sola esquina, retorciéndose y estirándose. 

-Quizás pero siempre hay una primera vez para todos- se encogió de hombros con fingida indiferencia, pasando una de sus manos por su corto cabello. -Venga, sabes que voy a adorar lo que sea que me des...- extendió su mano para tomar la mano del mono, dándole un apretón suave y mostrando una brillante sonrisa en cuanto los ojos dorados la miraron. -...después de todo, sé que lo haces con cariño-

-No soy tan blando- había algo extrañamente tonto en haberse ablandado tanto después de conocer a ese extraño grupo pero al mismo tiempo, era satisfactorio. Ellos eran cariñosos y bromistas, alegres y dulces, de una manera diferente a lo que Wukong alguna vez fue y era agradable tenerlos en su vida ahora, recibiendo abrazos y sonrisas sin necesidad de nada más que estar allí. Agh, en serio se había ablandado mucho. -Como sea, tómalo como...- hizo un gesto con su mano libre, alguien saliendo de las sombras. -...un regalo adelantado de cumpleaños- esta algo avergonzado, agradecido cuando la nueva presencia capta toda la atención de la demonio.

-¿Eh?- parpadea ante la demonio notablemente mayor que ella que de repente tiene en frente. Su piel es verde, aunque unos tonos más oscuros, y los ojos claros, con el cabello verde oscurecido atado en un rodete rápido. La menor la conoce, por supuesto que lo hace, pero aun así, solo puede mirarla.

-Hola, mi dulce niña~- habla Jia con una suave y dulce sonrisa en su rostro, sus ojos brillando, dejando caer algunas lagrimas mientras extendía la mano para acunar la mejilla de su hija. Eso basta para que Midori reacciona.

-¡Mamá!- no la había visto en años. Había sido difícil visitar a su familia, quienes aun no estaban del todo felices con su decisión, y aunque había hecho muchas video llamados durante su tiempo separadas, no había nada mejor que tenerla en persona. -¡Estas aquí, en eso estas aquí!- esta eufórica y medio tropieza en su apuro para levantarse pero la sonrisa de la mayor se agranda y ella solo puede reír entre lagrimas. -¡M-Mamá!- sollozo y aunque por unos segundos se sintió infantil, llorando sin poder detenerse, se le olvido todo aquello en el momento en que la mayor la rodeo con sus brazos en un abrazo fuerte y firme que tanto había extrañado. Madre e hija se abrazan con fuerza, entusiasmadas y conmovidas por poder reunirse después de tantos problemas, cada una sollozando su propio alivio y felicidad, murmurando palabras llenas de cariño y amor.

-Les daré un momento~- Macaque sonrío, orgulloso de su logro, y sin más que decir, se deslizo a las sombras.

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