Casa Dragón

620 96 21
                                    

Espero que les guste~

Nota: Para 2.015, MK ya tendría 71

Nota-2: MK nació en 1.943

MK esta emocionado, principalmente porque esta por hacer la ultima entrega de su turno de mediodía y luego, tendrá algunas horas para ir a ver a su hermana, donde estaba seguro que su vaso favorito lleno hasta el borde le estaba esperando. Su estomago rugía ante la sola idea de poder comer, incluso si aun se sentía raro disfrutar tanto de la sangre.

-¿Seguro que es aquí?- frunció el ceño con confusión ante la dirección que su teléfono le muestra y vuelve a alzar la vista, su confusión solo en aumento. No parece una simple casa si tiene que ser sincero, luce más como un lugar que solo puedes ver en la tele en esos programas de gente rica, todo el terreno rodeado por un muro lo suficientemente alto como para no dejarte ver el interior pero una reja negra en a entrada, mostrando ver el camino hecho de alguna clase de cemento claro que guía hasta la casa que esta un poco más atrás, la cual esta seguro que puede calificar como una mansión, junto a un jardín colorido y bien cuidado. Huele a todo tipo de flores, también a pasto recién cortado 

Parece un lugar demasiado elegante como para pedir fideos, sin importar que tan buenos se suponían que fueran, pero no tenía derecho a juzgar a nadie, así que decidió ignorar su confusión y se acerco. Puede notar un botón en la pared al lado de la gran reja y lo toca, suponiendo que es una especie de timbre. Se queda allí por unos segundos, dudoso, cuando ve la puerta de la mansión abrirse y a alguien saliendo. Su caminar es rígido, con las manos frente suyo, como si estuviera totalmente ensayado y solo cuando se detiene frente al portón es cuando puede verla bien. Es joven, vestida con un atuendo muy tradicional para la época de color blanco y con dibujos de dragones en verde, su cabello negro largo suelto y cayendo por encima de sus hombro pero lo que más llama su atención es su expresión en blanco, sus ojos verdosos opacos y vacíos. Mucho más allá del perfume floral y dulce que tiene encima, él puede detectar algo más, algo antiguo y que le recuerda a las serpientes por alguna razón, mezclado con un ligero aroma a hoguera.

-¿Estás bien?- MK no puede evitar preguntar, algo preocupado, ella se ve demasiado joven como para verse tan triste.

-Yo...- parpadeo, lento, como si estuviera sorprendida por la pregunta. -...estoy bien, gracias por preguntar- sonrío, apenas y triste, su tono suave pero sonando demasiado ensayado.

-Si tu lo dices- decide no preguntar más y solo mostrar una ligera sonrisa. -¿Pedido de Pigsy's Noodles?- alzo la bolsa con el pedido, logrando que ella parpadeara una vez más.

-Oh, es para mi- la vista de la comida pareció animarla, sus manos temblorosas mientras se apresura a abrir el portón. -Gracias- parece aliviada, tarareando con gusto obvio cuando acuna su pedido entre sus manos, al parecer satisfecha con lo calidez que aun puede sentir.

-De nada- sonrío ligeramente. -¡Espero que lo disfrutes~!- rebusco en su bolsillo y antes de que ella pudiera retroceder, se adelanto para dejar algo en la mano ajena. Es un chupetín, tan colorido como un arcoíris, un regalo de una amable señora mayor a la que le había entregado comida antes. -¡Y que esto endulce un poco tu día!- rio ante su mala frase. La chica mira el caramelo, luciendo asombrada y pensativa, solo para que una suave y tentativa sonrisa se dibuje en su rostro. Es diferente a la sonrisa anterior y él no puede evitar devolverle el gesto tan grande como puede.

-Gracias- suena tan agradecida, su voz tambaleándose a lo ultimo pero mantiene su sonrisa, cerrando el portón, despidiéndose con un tentativo además antes de empezar el camino hacia su casa, su paso un poco menos ensayado y más animado. Él se queda allí por unos segundos más, mirando la casa, preguntándose si ella se siente tan sola como se ve pero sacude su cabeza y enciende su carrito, alejándose, aunque los ojos tristes de ella no abandonan su mente por completo.

Siendo completamente sincero, no esperaba volver a ver la dirección de aquello mansión nuevamente pero allí esta, escrito claramente en la aplicación de pedidos y sucede muy seguido. Ella hace pedido varias veces en la semana, siempre es lo mismo, y él le trae algo extra cada vez, ya sea un simple dulce o una paleta, siempre sintiéndose contento de poder ganarse una sonrisa sincera como respuesta.

Y en un día que se supone que debía ser normal, pasando por enfrente de aquella mansión solo para poder hacer una entrega no muy lejos, se

-¡E-Espera!- esta sorprendido de verla más allá del portón, su cabello usualmente pulcro y ordenado luciendo alicortado, con una expresión llena de ansiedad y apuro. -¿P-Puedes llevarme?- a pesar de su pregunta, ya se esta subiendo al carrito, acomodándose rápidamente en el asiento del copiloto.

-¿A dónde?- esta muy confundido y por alguna razón, mira hacia la casa, prestando atención entonces a los gritos y reclamos, pudiendo ver a los hombres vestidos de traje que corren en su dirección y que le ordenan que no se mueva. Eso no puede ser una buena señal.

-¡A donde sea pero solo conduce!- ordeno ella con urgencia y él aprieta el acelerador con apuro, doblando bruscamente en una esquina pero sin detenerse hasta unas cuantas cuadras más allá, cuando los gritos ya no se escuchan y ya no ven a nadie seguirlos.

-¿Qué fue eso?- la miro, buscando alguna clase de respuesta.

-Son...los guardaespaldas de mis padres- ella aparta bruscamente su cabello de sus hombros, gruñendo con algo parecido a frustración. -Problemas familiares- y eso es indicativo de no preguntar más. -Maldito cabello largo- gruño entre dientes, furiosa por los largos mechones que caen en su rostro y por la ligera picazón que puede sentir en la parte de atrás de su cuello. Su ropa es incomoda y su cabello solo lo empeora.

-¿Quieres ayuda?- saco una gomita de su bolsillo, la mala costumbre de llevar una siempre consigo aun presente.

-Por favor- esta desesperada y quizás es por eso que le da la espalda con tanta facilidad, gruñendo entre dientes con incomodidad mientras él pasa los dedos por los mechones oscuros para no dejar que ninguno quede suelto.

-Ahí- se alejo. -¿Mejor?- le hizo un rodete simple, solo para mantener el cabello atado y lejos.

-Mucho- esta aliviada ahora que su cabello no rosa su cuello y esta fuera de su cara. -¿Por qué tienes una gomita contigo?- enarco una ceja, divertida.

-Tengo una hermana- rio ligeramente porque, a pesar de que Midori se corto el pelo hace un tiempo y lo mantiene así desde entonces, él aun esta preparado con una gomita por pura costumbre. -Soy MK- ahora se da cuenta que, incluso después de verla durante semanas, nunca se presento.

-Soy Mei- sonrío, luciendo más tranquila, muy relajada en comparación a sus primeros encuentros. -Gracias por la ayuda-

-De nada~- y recordó lo que estaba haciendo antes de la repentina persecución. -Oh cielos...- hizo una mueca al ver la hora en su teléfono. No tenía mucho tiempo. -Escucha...- la miro, ansioso. -...tengo un pedido más que entregar-

-Cierto, cierto. Tu trabajo...- ella hizo una mueca, luciendo culpable. -...lo siento, te interrumpí-

-No es un problema...- negó rápidamente. -...pero necesito hacer esta entrega- ya esta haciendo un rápido repaso del mapa mental que tiene, aun puede llegar a tiempo, especialmente si acelera. -¿Qué quieres hacer?-

-Necesito esconderme- frunció ligeramente el ceño.

-Conozco un lugar~- sonrío, enorme y animado pero cuando la lleva a su casa, se da cuenta de la situación, pero no le queda más que esperar. Así que MK se mantiene estático en su lugar, ansioso y un poco incomodo, tensándose cuando escucha el tintineo de llaves y la puerta abrirse, mirando de reojo a su hermana. Midori se queda viendo fijamente a la nueva intrusa que esta sentada cómodamente en su sillón, parpadeando lentamente, su expresión difícil de descifrar.

-Me van a acusar de secuestro a este paso- dejo escapar un largo suspiro, cerrando la puerta con resignación y adentrándose por completo en su hogar. -Tu y yo vamos a hablar seriamente sobre esto, jovencito- gruño con el ceño fruncido y MK solo puede sonreír con nerviosismo, sin arrepentimientos.

VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora