Mo

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Espero que les guste~

Nota: Alguien me comento algo así y esto se me ocurrió :3

Nota-2: Algo cortito mientras pienso en la continuación ^_^

Nota-3: Lamento mi desaparición, esto es lo que pasa cuando te emocionas y tienes demasiados libros xD

-¡Hora de dormir!- MK levanto los brazos en señal de victoria, agradecido de haber terminado su turno del medio día. Tenía mucho sueño y quería dormir, así que dio ligeros saltos mientras caminaba a su hogar, bostezando ante la sola idea de acurrucarse en su hamaca pero se detuvo en seco cuando noto un pequeño ser parado en su camino, ojos negros mirándolo fijamente. -¿Eh?- parpadeo con sorpresa ante la apariencia del felino que se lamia lentamente las patas delanteras. Es pequeño, con el pelaje mayormente de un bonito tono celeste pero con la panza y el pecho en blanco, rayas naranja en los costados y con una particular cresta anaranjada sobre la cabeza en modo de peinado. -Vaya, eres lindo~- sonrío ligeramente, encantado con sus extraños colores, inclinándose con mucha cautela pero el gato se acerco a grandes pasos, apoyándose contra su mano, exigiendo cariño y MK no tuvo problemas en obedecer. -¿Tienes dueño?- tarareo al ver el collar y aprovechando que estaba cerca, se dispuso a revisar. El collar tenía un pequeño colgante redondo y de metal, con "Mo" grabado de un lado y una dirección del otro. -Supongo que eres Mo- recibió un maullido como respuesta, bufando cuando el felino golpeo su cabeza contra su mejilla. -Bueno, debo llevarte a casa...- bostezo ampliamente antes de poder evitarlo, parpadeando unas cuantas veces, luchando contra el sueño. -...pero no llegare muy lejos así- estaba a punto de quedarse dormido de pie y no podía permitir eso. -¿Quieres venir conmigo? Te llevare con tu dueño más tarde- Mo maulló, dejándose alzar sin problemas, incluso trepándolo para acotarse en sus hombros y acomodándose allí en lo que parecía ser un movimiento muy practicado.

Se lo termino llevando a casa.

-Bueno, al menos, no es otro niño- bufo Midori al verlo, aunque estaba sonriendo, acercándose y acariciando suavemente la cabeza del felino de pelaje celeste, arrullando con encanto al sentirlo apoyarse en su toque, exigiendo más cariño.

-¡Hey!- Red Son y Mei reclamaron con el ceño fruncido, no realmente enojados pero si algo ofendidos, especialmente el demonio. -¡No soy un niño!- se cruzaron de brazos, sin darse cuenta de que se movían al mismo tiempo.

-Ustedes son los invasores, los llamare como quiera- ella hizo un gesto con una sonrisa de burla y con eso, ninguno de los dos pudo decir nada porque era totalmente cierto. La demonio tarareo al no recibir respuesta y volvió toda su atención al felino. -Este gato tiene dueño- enarco una ceja ante el collar.

-Lo sé pero...- bostezo ampliamente. -...me voy a desmayar si no duermo ahora mismo- sus ojos ya se estaban cerrando, tambaleándose ligeramente en su lugar.

-Aquí, yo puedo llevarlo mientras duermes- la chica se acerco con las manos extendidas, totalmente dispuesta a llevarse al pequeño animal para devolverlo a su hogar, pero este se erizo, siseando con enojo notable y ella se detuvo en seco ante eso. El gato no parecía querer alejarse de MK. -¿Los animales siempre actúan así contigo?- enarco una ceja, retrocediendo con las manos en alto en señal de paz, observando como el felino se relajaba lentamente y volvía a acomodarse en su lugar.

-Depende- tarareo, acariciando suavemente la mejilla del gato, quien ronroneo mientras se apoyaba pesadamente en el toque. -A la mayoría de los perros no les gusta el olor a muerte, así que se mantienen alejados...- principalmente los más pequeños pero los más grandes suelen tirarse al suelo, exponiendo la panza, dispuesto a ignorar ese detalle a cambio de caricias. -...a los pájaros no les importa mientras tenga comida...- aunque las palomas parecían extrañamente encantados cuando él iba al parque y recuerda que los cuervos lo consideraban más entretenido que cualquier otra cosa cuando lo vieron en el pasado. -...pero los gatos me adoran por alguna razón- lo saco de sus hombros para tenerlo entre sus brazos, tambaleándose hacia su cuarto. -Lo devolveré cuando despierte- fue lo ultimo que dijo antes de dejarse caer en la cama, transformándose al instante, con Mo siendo rápido en rodearlo y acostarse, totalmente dispuesto a dormir también.

Se deserto horas después, un poco más tarde de lo usual, y en cuanto lleno su estomago, se decidió a devolver al adorable felino, sin querer que su dueño se preocupara aun más por su desaparición.

Estaba un poco confundido cuando la dirección lo lleva directamente a un bote de gran tamaño pero puede sentir a Mo animarse sobre sus hombros, reconociendo al parecer el lugar, y supone que allí debería estar su dueño. No puede ver a nadie a simple vista y no le queda otra más que subirse, tocando la puerta de manera tentativa.

-¿Hola?- llamo de manera tentativa, pudiendo oler a demonio allí, mezclado con el aroma de múltiples gatos y algo empalagosamente dulce que lo hizo arrugar ligeramente la nariz. -¡Tengo a su gato!- escucho pasos rápidos y retrocedió un paso, justo a tiempo para que la puerta se abriera, soltando un sonido medio ahogado de la sorpresa. El demonio que ahora tiene en frente es muy grande y musculoso, de piel azulada, pero tiene un delantal rosa y con pequeños pasteles como dibujo, algo suave y amable en su simple expresión. No puede evitar sentir que lo a visto en algún lado antes pero no puede recordar en donde. -Hey- llama su atención y el grandote al fin baja la vista para mirarlo, luciendo sorprendido de no haberlo visto de seguro. -Traje a Mo- hace un gesto hacia el felino y puede ver el rostro ajeno iluminarse de puro encanto.

-¡Mo!- el felino salto hacia las grandes manos azules, maullando ruidosamente mientras su dueño lo acaricia con mucho cuidado, acunándolo cerca de su rostro para dejar un suave beso contra el costado de su cabeza. MK solo puede mirarlo, sintiendo una punzada de culpa por haber tardado tanto y contento de haberlos podido reunir, aunque se sobresalta cuando se fija en él y atina a sonreír amablemente, sintiéndose analizado. Puede notar como la sonrisa ajena se agranda, luciendo encantado con la visita. -Muchas gracias por traerlo de vuelta- extiende una de sus grandes manos en su dirección, su sonrisa suave y llena de notable agradecimiento.

-Fue un placer- acepta el gesto y coloca su mano en la ajena, asombrado por el agarre amble a pesar de su gran tamaño y musculatura. Si su piel esta demasiado fría al tacto, lo sabe, pero el demonio no lo comenta y él lo agradece, solo lo arrastra hacia dentro de su casa y le ofrece té, sin darse opción de negarse.

Se llama Sandy y tiene la sensación de que hizo un nuevo amigo.

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