Cazador

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Espero que les guste~

Nota: 1.985

Nota-2: No recuerdo donde pero se que alguna vez vi un personaje con poderes de plantas que no solo podía hacerlas crecer, sino que también podía combinarse con ellas

Nota-3: "Las plantas también se comunican entre ellas (e incluso con otros seres vivos). Las plantas son capaces de comunicarse a través de señales olorosas, visuales, auditivas, químicas y eléctricas"

Midori tenía una tienda, una muy extraña que cabía en su bolsillo y se abría con una simple palabra. Era pequeña pero lo suficiente como para ambos, con el piso cubierto y un par de colchones llenos de mantas. Él no las necesitaba pero adoraba la sensación y ella había insistido.

Ahí se quedaba cuando no conseguía trabajo, sentado en su colchón y esperando pacientemente a que su amiga volviera para que vieran juntos que hacer a continuación. Llevaban un año casi en la ciudad y habían estado viendo mapas para ver a donde ir.

-¿Estas bien?- miro a su amiga con preocupación, pudiendo notar los tonos pálidos en su piel y el cansancio nublado sus ojos apenas su glamour cayo.

-Muchos trabajos de jardinería en un solo día- se dejó caer de cara a su colchón, quedándose quieta y gruñendo algo entre dientes.

-¿Puedo hacer algo para ayudar?- la miro, preocupado. Se sentía mal por haber estado allí todo el día pero siendo sincero, no había conseguido nada.

-¿Puedes ser un amor y traerme algo de comer, por favor?- volteo la cabeza para mirarlo con una súplica, moviéndose un poco para sacar dinero de su bolsillo pero demasiado cansada como para alzar el brazo.

-Claro que puedo- se levantó para acercarse, inclinándose para agarrar el dinero. -¿Algo en especial?-

-...sorpréndeme...- sonrió, suave y agradecida. Kid le devolvió el gesto, acomodando su buzo y yendo directamente a la salida, solo para detenerse por un segundo. El cielo estaba nublado, las nubes oscuras y cargadas, un viento algo fuerte soplando en esos momentos.

-...lluvia...- un olor húmedo llegó a su nariz, ya sabiendo que se estaba acercando una tormenta. -Mejor me apuro- no dudo en correr, esquivando a las personas que estaban apuradas por llegar a su destino, entrando al primer lugar que pudo encontrar. Compró lo que sabía que a ella le iba a gustar y cuando salió, empezó a llover, fuerte y constante. Frunció ligeramente el ceño, la lluvia no le haría nada pero temía por la comida. -Que mala suerte...- miro el cielo completamente oscuro, iluminado de vez en cuando por lo rayos y con el comienzo de truenos sonando muy lejos. El ruido de la lluvia golpeando todas las superficies posibles hacían que fuera difícil concentrarse en algo más, el sonido amortiguando todos los demás a su alrededor, especialmente cuando estaba afuera. Estaba algo aturdido por tanto ruido como para notar la figura que se le estaba acercando con pasos lentos y rápidos, con un frasco entre sus manos. El vampiro sólo alcanzó a gritar cuando sintió algo líquido caer encima suyo, sintiendo como toda su piel ardía y su fuerza se perdía rápidamente, cayendo de rodillas, soltando la comida cuando algo lo amordazo. Lucho al ser arrastrado pero no tenía mucho para hacer y pronto, fue empujado a la parte de atrás de una camioneta, débil mientras veía las puertas cerrarse y quedando a oscuras.

Mientras tanto, en la tienda. Midori abrió los ojo, ignorando su cansancio y levantándose rápidamente, alerta por una repentina y mala sensación que la inundó. Noto la falta del vampiro y escucho la tormenta, tropezando en su apuro para acercarse a la salida de su tienda y frunciendo el ceño ante la lluvia. La naturaleza a su alrededor, algo reforzada gracias a la hidratación que le ofrecía la lluvia, la estaba llamando. En realidad, parecían estar gritando, fuerte y llenos de pánico.

-¿Algo malo le pasó?- frunció un poco más el ceño, luchando para entender. Eran muchas e intentaban comunicarse todas al mismo tiempo, desde las flores que adornaban el parque en el que estaban, hasta los árboles que estaban en la vereda y las plantas en macetas que estaban en los bordes de las ventanas aún abiertas. -Ya voy, ya voy. Denme un segundo- no dudo en salir, ignorando por completo la lluvia que la empapo rápidamente, y corrió, siguiendo las instrucciones que las plantas le ordenaban.

Solo esperaba que su amigo estuviera bien.

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