Luna de miel sin boda

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Las semanas pasaron demasiado rápido. Mis hermanos llegaron a casa después de un par de días en los que buscaron a la persona correcta para estar al pendiente de la productora. Mi papá trató de hablarme, pero no aun me siento yo para hablar con él. No luego que no hizo nada para defenderme de esa mujer. De Luci y Connor tampoco he sabido nada y de algún modo, es mejor no saber nada de ellos. Me he enfocado en el trabajo, aun estando desde la casa de mi jefe. El Sr. Cooper me obligó a quedar en su casa por un par de semanas, y ya me estoy sintiendo incomoda al estar aquí. No le veo mucho, a veces nos cruzamos muy poco y la actitud que ha optado me es extraña. Ya me había acostumbrado a tenerlo encima, diciéndome todas esas cosas que muy en el fondo me hacen falta oír de él.

—Mañana regreso a mi casa, Sr. Cooper. No es enserio que me siga quedando aquí — levantó la cabeza de su plato y se me quedó viendo extraño —. Además, debo ayudar a mis hermanos. Mati me hace mucha falta...

—¿Segura? — asentí —. Si es lo que quiere, está bien. Mañana es la boda de Gabriela y Adrián, podemos ir juntos y en cuanto la misma acabe, la llevaré de regreso a su casa. ¿Le parece?.

—Sí, está bien — asintió volviendo su mirada al plato de comida.

Prefiero al hombre envenenado por la perversión que uno que no demuestra nada. Mi jefe se ha tomado muy en serio las palabras que dije por un momento de rabia. Todo estaba carcomiéndome la cabeza, que exploté con el que no debía. Todas esas palabras se las debí haber dicho a Luci y no al Sr. Cooper. Ahora su indiferencia está jugando con mi mente. Además, que no me sirve para nada tenerlo tan cerca y lejos a la vez. Malditamente no puedo negar que me gusta y mucho. Que mis labios necesitan de sus labios, así sean por escasos segundos. El resto de desayuno fue en un incómodo silencio, por más que traté de decir palabra alguna, estas mismas se ahogan en mi garganta. Al cabo de unos minutos más, salió de la casa sin decir más nada. Ni siquiera se despidió de mí. Presiento que está huyéndome.

En la tarde llegó una caja de la empresa a mi nombre. Al abrirla quedé sorprendida e impactada por el hermoso vestido que Mariela preparó para mí, según lo que dice en la tarjeta. Tenía pensado ir en busca de uno, pero esto es más que una simple acción de ella... aunque sé muy bien quien lo ha enviado.

En la noche estuve esperándolo para hablar con él y agradecerle por el vestido, pero me quedé dormida en la sala esperando por alguien que nunca llegó. Desperté en la mañana con una manta cubriendo mi cuerpo. Me levanté desorientada y me dispuse a arreglarme para ir a la boda. Esas ceremonias me traen recuerdos que no son de mi total agrado, pues inconsciente pienso en cómo hubiera sido la mía con Connor, e inmediatamente a mi mente vuelve aquel día que lo encontré con esa chica.

Dos toques en la puerta me hicieron salir de ese desagradable momento. Caminé hacia la misma y la abrí con un peine en la mano.

—Jane — saludó Mariela con una sonrisa en sus labios —. Que precisión... en fin. Viene a ultimar uno que otro detalle...

Reí.

—Ni que fuera la novia, Sra. Mariela. Con el vestido es más que suficiente. Gracias por enviarlo, esta hermosísimo.

—No es a mí a quien debes agradecer. Ya sabes que ordenes son ordenes — se encogió de hombros y fruncí el ceño.

¿A que se debe todo esto? ¿Qué es lo que está tratando de hacer ese ente extraño y atractivo de mi jefe? No dije más nada, pues llevarle la contraía en tan pocas horas para que la boda empiece es inútil. Peinó mi cabello en un semi recogido en hondas y maquilló mi rostro muy suavemente. Dejó un pequeño dije alredor de mi cuello y sonrió al ver como quedé.

—Uno de los choferes la llevará, pues Dereck no puede venir hasta aquí. Ya ve que es el padrino — asentí —. Serás una flecha que le atravesará en su pecho; incluso más de lo que ya estás ahí clavada...

—¿Qué?.

—Nada, mi niña. Disfruta de la boda de Gabi — salió dejándome con la palabra en la boca.

Todos se empeñan en jugar con las palabras o soy demasiado lenta, justamente como lo ha dicho varias veces mi jefe. Salí con el corazón en la garganta y los nervios a flor de piel. El chofer me trajo hasta la pequeña capilla y mi pecho se estrujó, pero no, decidí dejar todo mal recuerdo en el pasado. Disfrutaré, así como la ha sugerido Mariela.

Dereck

—Adrián, quieres quedarte quieto. Harás un hoyo en el suelo de tanto caminar — necesito de un cigarrillo para bajar esta ansiedad —. Ya ves que las mujeres se hacen de esperar y Jones no es la excepción.

—Ya, vale, está bien — acomodó el nudo de su corbata por enésima vez y resoplé con fuerza —. Los nervios me van a consumir. Esa mujercita es mi mundo, como no estar así ante la diosa de mis sueños...

Irónicamente ya no afecta que Jones lo haya escogido a él como el hombre de su vida. Supongo que solo fue un gusto pasajero y nada más. Sin embargo, esos dos puntos avellanos siguen torturando mi mente y eso me esta volviendo loco. Me he estado conteniendo demasiado para no seguir mis instintos, aunque por dentro esté muriendo por volver a besar esos labios que bien saben.

Los invitados empezaron a llegar de a poco, hasta que mis ojos la captaron, entrando con una sonrisa en sus labios, mientras habla con Inés y Johana. Mi corazón explotó dentro de mi pecho al ver lo hermosa que está. En el momento que vi ese vestido, supe que seria perfecto para ella. Y no me equivoqué, el vestido azul celeste se le ajusta a su cuerpo a la perfección. Las manos me sudan y hasta el corazón ha dejado de bombear sangre al instante que nuestras miradas se cruzaron. Hasta el aire he retenido dentro de mis pulmones.

—Respira — Adrián golpeó mi espalda fuerte, y vaya que tiene fuerza, como olvidarlo —. No debería meterme en asuntos que no son míos, pero si es mi deber decirte que; ¿Por qué no lo intentas con esa mujer? Quizás y sea ella a quien has escogido en lo mas profundo de tu ser.

—¿Qué carajo estas hablando? La boda te ha quemado las neuronas o qué.

—De Jane, hablo de ella — desvié la mirada a ella —. Es linda y aunque el físico es lo de menos, algo ha de haberte cautivado, Dereck. Es de hombres aceptar cuando una mujer a entrado aquí adentro. Créeme que esa mujer no saldrá de ahí ni con miles que pasen por sus orillas; en el centro siempre estará ella. Solo basta ver como es que la ves y tus ojos no se apartan de ella, es algo muy común en cuanto estás enamorado.

—No estoy enamorado de nadie — sonrió ladeado.

—Bueno, por lo menos no has negado que te atrae. Piensa y razona por una vez en la vida: quizás y sea ella la mujer perfecta para ti— no me dio oportunidad de responderle, pues las campanas de la capilla resonaron dando entrada a la novia.


Durante la ceremonia mis ojos no se apartaron de ella y menos al ver que me sostuvo la mirada a todo momento. El fuego está creciendo dentro mío con esa mirada tan retadora que me está dando. Mis labios se curvaron hacia arriba y frunció el ceño confundida o quizá irritada, y aunque no sea mi boda; está noche me quitaré a esa mujer del pensamiento, dándole una luna de miel sin boda. Lo que más deseo es arrancarla de mis dos cabezas de una vez y por todas.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora