¡Feliz cumpleaños!

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Jane

De todos lo hombres existentes en el mundo tuve que enamorarme de mi jefe. El mismo que es un sinvergüenza. Ha sido muy difícil ser una mujer ruda con él, más cuando deseo ser tocada por sus manos, pero el pensar que se va a casar y a tener un hijo con otra mujer, no me permite ceder y ser la segundona.

Han sido dos meses en los que la coraza ha ido fortaleciendo mi corazón. Fiorella visita constantemente la empresa y lo único que deseo es que me hagan la entrega del dinero de la herencia para irme cuanto antes de aquí, pese a que se a tardado más de lo que pensé por la constante intervención de Luci; cedi mi parte de la productora a mis hermanos, en sus manos sé que está bien, ya que tengo muy en claro lo que quiero hacer con mi vida y con el esfuerzo de mi abuela.

— Wilson, a mi oficina — asentí con la cabeza caminando tras Dereck, hoy ha llegado totalmente diferente a como otros días —. Cancele la reunión que tengo en la tarde con los padres de Fiorella — los suegros, asentí anotando en la tableta —. Hoy salen mucho más temprano y necesito que el almacén este preparado para recibir los rollos de telas.

— Si, Señor — choqué con su espalda al no percatarme que se había detenido justo en la puerta de la oficina —. Lo siento. ¿Algo más?.

—Organice los diseños para llevarlos a la junta que tengo dentro de dos horas con los otros diseñadores — entró a la oficina y quitó la chaqueta dejándome ver esa camiseta verde militar de manga corta estrujar los músculos que se manda. ¿Dónde a dejado el traje? —. Wilson, para ya.

—Si, ya mismo, Sr. Cooper — rodeó el escritorio y se sentó sin mirarme. El hombre anda ignorándome, que bien.

Empecé a organizar cada uno de los diseños en una de las carpetas y quedé maravillada por cada vestido que elabora. Sin duda alguna es un hombre con un gran talento, el cual explota a la perfección. Su embriagante aroma me golpeó en las fosas nasales.

—¿Qué le parecen? — susurró muy cerca, demasiado cerca —. ¿Le gustan?.

—Son muy bonitos, la verdad — calló por pocos segundos y sentí su mano rozar mi cadera —. Disculpe, iré al almacén para que den la orden de entrar el camión con los rollos de telas, de paso dejo la carpeta en la sala de juntas.

—Jane — susurró logrando que mi corazón se detuviera.

—Si, dígame — me giró suavemente del brazo.

—¿Qué ha pasado? — desvié la mirada mordiéndome el labio, no quiero hablar sobre esto —. ¿Acaso fue que no te gustó? Porque déjame decirte que ninguna otra se había quejado antes.

—No sé de qué habla.

—Entonces volvemos a la obstinada e indiferente actitud.

—Permítame hacer mi trabajo, es todo.

Suspiró agarrando mi hombro con la otra mano, y a lo que llevó la del brazo a mi nuca. Dejé de respirar al tener su rostro tan cerca, y aunque me removí, su agarre se afianzó con mayor fuerza.

—Suélteme, no quiero volver a lo mismo que antes. Esta vez le denunciaré si se propasa conmigo — advertí.

—No me amenaces, sabes que lo deseas al igual que yo. Aunque me haga la misma pregunta, se que te afecta mi cercanía — rozó nuestros labios y tragué saliva —. ¿Por qué me has dejado con la mesa servida y no has querido volver a comer de mí? Jane, que fue lo que hecho de mal.

—Usted tiene novia, Sr. Cooper, ¿Por qué sigue engañándola y ahora más que esperan un hijo? No la haga sufrir.

—¿Cómo sabes sobre el embarazo, Jane? — inquirió despegando sus labios de los míos, ahora me da una mirada confusa —. Fiorella no es mi novia, Jane. Creí habértelo dejado en claro.

—Entonces por que sigue llamándolo mi amor cada que viene aquí— me di una bofetada mental por hacer la reclamación —. No importa, Sr. Cooper, no le estoy pidiendo explicaciones, solo que no debe negar lo que es muy evidente. Independientemente de que sean o no pareja, eso no debe de importarme a mí, pero respétela, sobre todo ahora que hay una vida más de por medio.

—Yo quiero explicártelo, Jane. Es lo que intenté decirte aquel día que me rechazaste la invitación a cenar — negué, no quiero saber nada. Aunque ya lo estaba sacando de mi mente, me he dado cuenta que ese sentimiento solo se había dormido y que ahora al tenerlo así de cerca, a despertado con mucha más fuerza —. Quiero llevarte a un lugar, a uno donde podamos hablar con mas calma. ¿Te parece? Te contaré todo.

—¿Y por qué no de una vez? — sonrió malicioso y me apegó más hacia su cuerpo. Su perfume me trae muy buenos recuerdos de la noche en que me hizo mujer. Moriré de vergüenza si se llega a enterar que me he tocado pensando en él —. Digo, estamos solos en este momento.

—Si, estamos solos — enarcó una ceja pícaro y negué —. Son muchas cosas, Jane. No solo el tema de Fiorella, quiero que estés cómoda y hablar sin que nadie nos interrumpa.

—No lo sé, Sr. Cooper. No le de tanta vuelta y solo dígamelo.

¿En qué momento me rodeó con sus brazos por la cintura, mientras descansa las redondas nalgas en el escritorio, a vez que estoy presa en medio de sus piernas? Que manera de envolverme, parece una culebra... grande, gruesa y resbaladiza.

—Hazme caso, Wilson — interrumpió la perversa mente que ha creado —. No me lleves la contraria.

El beso apasionando, lento y muy húmedo, se lo corresponda con esas mismas ganas que llevaba reprimiendo hace más de dos meses, en los que lo extrañé. Nuestras bocas se extrañaban, son muy evidentes. Su lengua se abrió paso para jugar con la mía, y robarme suspiros ahogados a causa de su intenso beso. Estábamos tan entregados en no despegar nuestros labios que se nos había olvidado por completo que la puerta había quedado sin seguro.


—¡Feliz Cumpleaños!... — calló la chillona e italiana voz de Fiorella, al vernos en una posición tan comprometedora e incómoda, que hasta las lombrices se han muerto en mi estómago a causa de la pillada que nos ha dado la persona que menos debía de vernos —. Es que no pierdes el tiempo, Dereck Cooper.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora