Una orden

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Jane

El corazón quiere salir de mi pecho con el acelerar del auto rumbo a su casa. Un ardor desconocido se ha intensificado en la boca de mi estómago y es que con esos pocos tragos que bebí, me he comenzado a sentir muy mal. Quiero pensar que se debe al alcohol y no el hecho de que pasará lo que venía posponiendo. Dereck Cooper está mucho más ansioso de lo que estoy yo. Su mano está fija en mi muslo mientras con la otra maniobra el volante. He perdido la cabeza, esta mujer no soy yo. Pero no puedo negar que la curiosidad me ha ganado. Deseo sentir todo eso que tanto me ha contado mi hermana. La sonrisa en sus labios me tiene muy inquieta. Este hombre tiene problemas muy serios de personalidad y de comunicación. Visiblemente no le enseñaron a tener respeto para con una mujer.

Al llegar a su casa todos esos nervios se intensificaron en todo mi cuerpo. Pasará y no sé qué hacer. Cerré los ojos dejando salir el aire por la boca pausadamente, no quiero que note los nervios que me estoy cargando en este momento. Cruzó el portón y estacionó el auto frente a la casa. Las palabras se han esfumado de nuestras bocas, pues ninguno ha hablado durante todo el camino. Desabroché el cinturón de seguridad con las manos temblorosas y él fue el primero en bajar del auto. ¿Así se sentirán todas las parejas al tener relaciones por primera vez? Bueno, Dereck Cooper no es mi pareja, es mi jefe, pero eso no le quita lo vergonzoso que es todo esto.

Abrió la puerta de mi lado y extendió su mano a mi dirección. En sus labios se formó esa sonrisa mortalmente seductora y tragué saliva colocando mi mano sobre la suya. Ya estoy a un paso de ser descuartizada en mil pedazos, ya no puedo dar marcha atrás; no cuando muero por saber como se siente y más ganas me dan al saber que le entregaré mi primera vez a un hombre como él.

—Adelante, Wilson — abrió la puerta principal y palidecí en cuestión de segundos. Los nervios no me permiten dar el paso hacia el interior de la casa —. Siéntase como en su casa, nada malo le va a pasar — sonrió.

—Gracias — a veces me maldigo a mi misma por lo estúpida que soy, algunas ocasiones puedo ser tan frentera y en otras una bola de pelos tirada en un rincón.

—¿Ahora por qué tan de repente no está siendo sarcástica, Wilson? Acaso Lope tenía algo que ver con su actitud — me arrinconó contra la puerta y negué —. Hace unos momentos me estaba tentando, Jane. Ahora está temblando como una gallinita.

—No es fácil.

—¿El qué?.

—Hacer todo esto, Sr. Cooper. Usted será el primer hombre que me vea desnuda — sonrió dejándome sin salida con sus brazos a cada lado de mi cabeza —. No soy la mujer más hermosa, ni tengo cuerpo perfecto y poseo muchas imperfecciones en mi piel...

—Eso no lo decide usted, Wilson. Usted es perfecta en todo el sentido de la palabra. Creo que he mejorado la receta del ponquecito mágico — descendió los ojos a mis labios y tragué saliva —. Si quiere vaya a la habitación y póngase cómoda, en un momento estaré con usted...

—Sí — asentí varias veces.

Sus palabras ponen a mi pobre corazón moribundo y lo enferma cada vez más. No sé en que se ha fijado en mí, pues tengo clarísimo que no soy bella ante los ojos de muchos. Subí a su habitación y me quedé de pie junto a la ventana. La luna llena brilla ahí en lo mas alto del cielo. Se ve mucho más grande a como normalmente lo es. El aire fresco choco en mi rostro y aspire del aroma de la naturaleza. Una mano me apreso por el vientre pegándome a ese cuerpo que emana calor cada que está cerca mío. Su nariz olio mi cuello y sus labios besaron suavemente mi hombro desnudo haciéndome estremecer.

—Créame cuando le digo que es hermosa, Jane — susurró contra mi piel. Me giró suavemente y me tomó de la nuca uniendo nuestros labios —. Jodidamente preciosa.

Cada hueso de mi cuerpo está temblando ante sus palabras y tiernas caricias. Exhalé suavemente el aire por la boca al tiempo que realizó un camino de besos por mi barbilla y cuello. Eché la cabeza hacia tras y dejé a su lengua adueñarse de mi piel, tan húmeda y caliente a la vez. Acarició mis senos por encima del vestido mientras proporcionó besos húmedos en mi cuello hasta llegar a mi boca nuevamente, y besarme pausadamente. Me aferré de los costados del vestido pues siento corrientes por todo el cuerpo. Un suspiro salió de mi boca, casi inconsciente por todo esto. Me llevó hacia la cama sin dejar de darme besos. Sin darme cuenta mi espalda tocó la cama y su cuerpo cayó sobre el mío. Sus manos tomaron mis brazos llevándolos arriba de mi cabeza. Se me quedó viéndome con una sonrisa en los labios, relamió los mismos y se frotó contra mi vientre. La dureza de su miembro lastimó placenteramente mi estómago. Cerré los ojos y soltó mis muñecas, Bajó las manos con las palmas abiertas por mis brazos hasta llegar a mis senos y dejar un suave apretón, continuó su camino por mi vientre y temblé mordiendo mis labios al instante que acarició mis muslos, subiendo lentamente el vestido a mis caderas.

Me dio una mirada muy cargada antes de enfocar sus ojos en la parte más sagrada que tengo. Rozó mis muslos con sus tibias manos tragando saliva. Puedo ver en su pantalón el bulto que sobre sale de él. Con los dedos casi como garras bajó la prenda que cubre esa parte y cerré los ojos con fuerza, la vergüenza me ha invadido por completo. Al quitarla por completo, en sus labios se formó una sonrisa, y mordiendo su labio inferior quitó mi vestido sin siquiera enterarme.

Quedé completamente desnuda frente a él. Sus ojos me detallaron cada centímetro de piel, no hallaba donde meter la cabeza por tan grande vergüenza que siento al ser observada de aquella manera.

—Sin duda alguna su mejor prenda es la de su piel — ¿eh? Mi corazón dejó de latir para quedar sorprendido a tales palabras —. Es hermosa, Jane. Escondía muy bien sus atributos de los demás; es un placer para mi ser quien los haya encontrado en lo más profundo — empezó a quitarse la ropa lentamente —. Venga aquí — palmeó la cama y me levanté temblorosa para quedar sentada en el borde de la misma —. Honestamente me está gustando más de lo que debería, Wilson.

—Sr. Cooper... — me silenció con dos dedos que se abrieron paso entre mis labios. Su mirada a cambiado radicalmente.


—No digas nada, solo calla y sostenme firme, mi mapachita — bajó su pantalón junto a el bóxer dejándome con los nervios locos al ver su erección muy cerca de mi rostro. Sonrió sin dejar de mirarme a los ojos, empujó suavemente mi cabeza hacia su pene y tragué saliva al tenerlo a escasos centímetros de mi boca —. Hazlo y no dejes de mirarme, es una orden, Wilson. Abre la boca...

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora