Extrañeza

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Dereck

—No te acuestes tan tarde, mi amor. Recuerda que el lanzamiento de la colección cada vez se acerca y te ves muy agotado, debes estar como roble para la presentación — sonrió jalándome de la corbata hacia sí —. No se te olvide lo que te dije en medio de la noche. No quiero sonar caprichosa ni nada por el estilo, pero es ella o soy yo. No me gusta tener que compartir mi hombre con esa loca mujer.

Esta mapuchita me pone en situaciones difíciles. ¿Desde cuándo se volvió tan coqueta a la hora de lanzar los cuchillos? Esta mujer me vuelve loco con tan solo su respiración. Me dejó bastante claro las cosas en lo noche, y tiene mucha razón al estar así.

—¿Me escuchaste, Sr. Cooper? — sonrió ladeado, ya se le están asomando los colmillos —. Puede pasar un año o tal vez dos, quien sabe, quizás y sean tres...

—Cállate, Jane — la abracé por la cintura y rió entre dientes —. Soy capaz de tenerte conmigo a la fuerza.

—Entonces piensa inteligentemente, cielito — me dio un beso lento y suave —. No me quiero separar de tu lado, no sin antes atarte el cuello.

—¿Más? — asintió sonriendo contra mis labios —. Tengo todo muy claro, mi reina, que tú no quieras entender que solo tengo ojos para ti, no es culpa mía.

—No tengo por qué preocuparme, ¿no cierto? — asentí —. Muy bien, mi amor. Te veré en un par de días, te amo mucho.

—Te amo, mi mapachita — la besé de vuelta y suspiró —. Cuídense mucho, mi amor.

Besé la frente de mi hijo antes de que la niñera lo subiera con ella al jet, desde la ventana mi mapachita celosa se despidió de mi con la mano. Esa sonrisa me esconde lo dolida que está conmigo haciéndome sentir el hombre más miserable de todos. No puedo darme el lujo de perder a mi familia, ellos son mi mayor eje para continuar. Jane tiene razón, estoy dejándolos de lado por ayudar a quien muchas veces me mintió para su beneficio propio e incluso me hizo la vida de cuadritos el tiempo que duramos casados.

Ahora que lo pienso, Fiorella tuvo muchas oportunidades para decirme la verdad y no lo hizo. Según el jet despegó, fui directamente a su apartamento. Solo quiero quitar la duda que se me ha sembrado en la cabeza y más nada, esto lo hago por la pequeña, que por cierto ni nombre le han dado. Jane le dice solecito, porque según ella, parece uno. Pensé que seria esquiva con la niña, pero me sorprende que hasta la haya arrullado en la mañana antes de salir de casa. Mi mujer es de gran corazón, de eso no hay duda.

Al llegar al apartamento de Fiorella, abrí la puerta con la llave que solía dejar de repuesto bajo una maceta y guardada en una pequeña bolsa. Las cosas de Fiorella están igual a como la ultima vez que estuve aquí, a diferencia que el lugar huele a polvo. Fui directamente a la habitación para buscar las fotos que Fiorella me dijo. Al sacar la almohada de detrás de la cama, abrí la pequeña caja; pasé varias fotos donde salíamos ella y yo cuando éramos niños y otras donde ella aparecía completamente sola. Al llegar a las ultimas fotos me llevé la sorpresa al verla junto a un hombre, supongo que debe de ser Luca. Guardé las fotos en el interior del bolsillo de mi chaqueta y me dirigí hacia mi casa. Debo enviarle las fotos al investigador para que la búsqueda del hombre sea más rápida. Puede ser que Fiorella me esté diciendo la verdad después de todo.

—Estas haciendo las cosas mal, Dereck. Perdona que me meta donde no me han llamado, pero debes de darle prioridad a tu familia, no a una mujer que te ha causado tantos problemas. ¿Sabias que su madre está libre y buscando la manera de dar con la niña? No me parece sensato que la tengas contigo.

—Tienes razón, mamá. Por ahora es mejor que la pequeña esté con nosotros y no en manos de esa señora. Sabrá Dios que sea capaz de hacerle.

—Me sorprende todo lo que me has dicho, si es así, pobre de Fiorella, aunque no justifico lo que ha hecho.

—Es una situación que no se le deseo a nadie, pero pronto sabremos la verdad de todo. Mira, Luca si existe — extendí las fotos a su dirección y las contempló detenidamente —. Si doy con él, no tengo porque seguir haciendo esto, después de todo no es deber mío. Él es el que debe de hacerse cargo de ella y de la niña, ¿ves su parecido?.

—Si, se parece mucho — miró la foto y luego a la niña —. Ojalá pronto des con él.

Cuatro días después el detective dio con Luca en una zona remota de Italia, el hombre simplemente había sido amenazado y excluido del país entero. Muchos hasta lo dieron por muerto. Envié el dinero al detective por su trabajo, y un jet pequeño para que trajera a Luca y así poder hablar con él respecto a Fiorella.

Jane y yo hemos hablado muy poco, por lo tanto, no se espera de la sorpresa que tengo preparada para ella. Anda distante y muy cortante cada que hablamos. Pero bien dice el dicho, si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma; esa pequeña mapachita revoltosa no me dejará por algo que no tiene ningún valor para mí. Es con ella con quien deseo pasar el resto de mis días, tendré que hacérselo entender a las malas, porque a las buenas no le ha quedado claro.

Antony me ha ayudado mucho, pues dice que Jane ha estado de mal humor porque siempre querer ayudar a quien no debo. Volar tantas horas para traerla de nuevo conmigo, es un placer que no me disgusta para nada. Además, que me han hecho mucha falta, no creí que en tan poco tiempo se fuera a volver tan necesaria en mi vida. Necesito de su calor para poder conciliar el sueño, y mucha más falta me hace Dante; ellos lo son todo para mí. Al llegar a Asheville, me dirigí directamente a la tienda de joyas que es de propiedad de Jane y Antony. Es una pequeña tienda, pero es muy reconocida en el lugar.

Atravesé las puertas y la campanilla del lugar sonó. Jane se encontraba de espaldas subida en una escalera, con un hermoso vestido de flores adornando su silueta. Se le ven unos muslos deliciosos y exquisitos, apenas para darles mordiscos lenta y suavemente. Cada día se pone más buena la condenada.

—Ya está cerrado, por si no vio el aviso — llevó la mano hacia atrás para cubrir su redondo trasero, y sonreí —. Mañana puede volver...

—Tengo el dedo que se ajusta a ese anillo perfectamente — giró tan rápido la cabeza que por poco y cae de la escalera —. ¿Sueles recibir a todos tus clientes de esa manera, Wilson? — enarqué una ceja acercándome a ella.

—¡Maldición, Dereck! — sus ojos brillaron al tiempo que en sus labios se expandió una hermosa sonrisa —. ¿Qué haces aquí?.


—He venido por mi mujer — la alcé en mis brazos y entrelazó las piernas a mi espalda, y enrollando los brazos en mi cuello la besé con fuerza —. La mapachita problemática me ha hecho mucha falta, y llego aquí y mira nada más como me recibes. Quieres asesinarme, ¿o qué? Además, que, no podía estar un segundo más lejos de ti, princesa.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora