Inoportuno

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—No pienso ponerme algo así — tiré de la mínima falda hacia abajo —. Si me llego a agachar se me verán hasta las tripas con esto. Ni en broma usaría algo así, Johana.

—¿Y por qué no? Si te queda espectacular y con esta blusa quedarás echa una diosa.

—Prefiero usar algo menos revelador, Johana. No acostumbro a usar este tipo de prendas tan insinuantes, mi abuela capaz y revive — rio y negó al tiempo.

—Amo la manera en la que hablas, Jane. Pero, por usar esto no te van a tildar como una insinuadora.

—No, por supuesto que no. Ligeramente, seria una prosti...

—¡Jane!.

—Mejor el vestido rosa que me probé hace unos momentos, ese me gusta más — bufó rodando la mirada.

—Bien, bien. Como sea — cerré la puerta del vestidor y volví a ponerme el uniforme.

— No sé por qué gastas dinero en ropa para usar hoy...

—Quizá y encontremos el amor de nuestras vidas en medio de la pista de baile. Es mejor estar hermosas y dar una buena impresión.

—Hay maneras para impresionar a un hombre sin necesidad de ser cambiar, Johana.

—No lo entenderías, Jane. Tu eres una chica hermosa y todo te queda como el guante, en lugar de una bolita como yo, que nos toca sacar nuestros trucos de debajo de las mangas para por lo menos llamar la atención de alguien.

—Oye, tu eres hermosa, Johana. Además, no estas para nada gorda — me quedé viendo su figura muy bien proporcionada —. Te basas mucho en el aspecto y el amor no entra por los ojos.

—Pero tiene mucho que ver, Jane. Créeme — pagó y salimos rumbo a su apartamento a cambiarnos.

El teléfono volvió a sonar y lo coloqué en modo vibrador. Es la milésima llamada que me hace Dereck Cooper desde que salí de la empresa sin darle aviso. Según nos arreglamos, partimos hacia un club nocturno muy cerca de la empresa. Estar vestida así no me gusta mucho que digamos y menos al ser observada con lascivia por los hombres.

—¿Están seguras que el Sr. Cooper no viene a este lugar? — Inés negó formándose en una pequeña fila para entrar.

—Jamás ha puesto un pie acá. Siempre que lo invitamos se excusa con un pretexto diferente — se encogió de hombros y dejé el tema hasta ahí, no quiero levantar sospechas.

— ¡López! — grito Johana al ver llegar al hombre muy bien arreglado —. ¿Dónde anda el tinterillo?.

— En un rato viene — sonrió ladeado viéndome de arriba abajo —. Señoritas, están todas muy guapas — lanzó un guiño y desvié la mirada.

— Viejo coqueto — se burló Johana y me sorprendió la confianza que tiene con él —. No deja presa sin morder.

— Bueno, entremos — murmuró Inés un poco cabeza baja, muy diferente a la mirada que le dio al abogado en cuanto lo vio llegar.

Mi sexto sentido me dice que Inés gusta del abogado. Entramos al cabo de unos minutos más de estar ahí fuera. La insistente mirada del abogado me pone demasiado incomoda, más de lo que ya estoy con la llamadera de Dereck. Ha de estar echando fuego por esos cabellos rubios y sedosos que tiene. Johana nos guió a un espacioso cuarto con una mesa y una barra donde hay varias botellas y copas en ella. Tomamos asiento y el apartado empezó a llenarse de a poco. Un total de veinte personas nos hallamos hablando entre sí.

—Jane — el abogado colocó una bebida frente a mi —. Hoy no te vi mucho por la empresa. Se me extrañó no verte en la reunión...

—Estuve en el almacén un tanto ocupada — jugué con el vaso en mis manos, la primera y la ultima vez que tomé, amanecí entre las sabanas del jefe —. Ordenes del Sr. Cooper.

—Cooper es muy desconsiderado — dio una probada del trago —. _Ya todo esta listo, mañana te hacen la entrega del apartamento y del dinero.

Sonreí aliviada.

—Eso es una muy buena noticia — como anillo al dedo me ha caído la noticia, pensé que demoraría más —. Gracias, Lic. López, es usted muy amable; siempre tan dispuesto a ayudarme.

—Para mi es placer ayudar a una bella dama — sonreí nerviosa —. ¿Qué tienes pensado hacer con ello? Claro está, si se puede saber.

—Estudiar. Planeo terminar mis estudias como contadora — levantó una ceja sorprendido —. Soy administradora de empresas e hice una especialización en contundiría publica, solo que no lo pude acabar debido al trabajo en la productora de mi abuela.

—Vaya, quien diría — sonrió —. Se puede saber cómo es que una chica con dinero y estudios terminó trabajando para un... idiota — reí ligeramente.

—No sé, quizás fue el destino quien lo quiso así.

—Ya veo — bebí del trago y hablamos un poco de los gustos de cada quien, El abogado es una persona muy tratable.

Al cuarto trago empecé a sentirme muy mareada y acalorada. Sin duda alguna, este trago es mucho más fuerte que el que tomé el día de la boda de Gabriela. Las palabras me salieron tontamente al igual que las carcajadas que daba al escuchar a Johana hablar.

—¿Quieres bailar? — sugirió el abogado y asentí levantándome de la silla.

—Sí, por que no — me llevó al centro de la pista y me tomó por la cintura apegándome a su cuerpo firme —. No se bailar, me disculpo si lo llego a pisotear.

—Solo sígueme — susurró en mi oído, tragué saliva y empecé a mecerme como él lo hacía —. No lo haces mal.

Rei fuerte, lo he pisado muchas veces y ni coordino una miada con una cagada.

—¡Sí, claro! — grité, el calor se ha intensificado al igual que el mareo —. Creo que iré a un baño... no me siento

para nada bien.

—Te acompaño — negué, antes de ser jalada por el brazo y quedar estampada en ese pechito bien hecho.

—Entonces, ¿esta es la maldita razón del por qué no me contesta las llamadas, Wilson? — levanté la mirada y borré la sonrisa casi de inmediato. Sus ojos están muy rojos y hasta luce muy atractivo así de enojado —. ¿Me quiere explicar que significa todo esto, Wilson?.


—¡Que inoportuno, Sr. Cooper! — grité colocando ambas manos en su pecho, su corazón está demasiado acelerado —. ¿Se siente bien, Sr. Cooper? ¡Pareciera que fuera a infartar en cualquier momento!.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora