Sin necesidad de tocarte...

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Al llegar a la casa todo estaba listo para nuestra llegada, así como lo dijo Dereck. No quiero ilusionarme ni hacerme ideas que no son, pero se siente muy bien que tenga todo preparado con anterioridad. Me demuestra mucho y poco a la vez. Me ha logrado confundir ante las atenciones de los últimos días. No hemos tocado el tema de aquel día, tampoco me ha dicho nada sobre Dante. Quizá y esté esperando a que estemos en un lugar privado para aclarar todos nuestros inconvenientes. La enorme casa me parece un castillo sin comienzo ni final. Han de haber más de diez habitaciones en ella. Lo que siempre me gustó y me sigue gustando es la sala, tiene un toque francés por donde sea que la mire. Las pinturas son muy hermosas.

—Te llevaré a la habitación para que puedas tomar una ducha — me volvió a tomar en sus brazos frente a todos y escondí el rostro en su pecho por la vergüenza tan grande que siento. Si el propósito de este hombre es hacerme padecer, pues ya lo está logrando —. Le pedí a Karina que te comprara ropa cómoda para que estés libremente por la casa. También me verás mucho por aquí, ya que me he tomado unos días para estar contigo y con Dante.

— Estas exagerando, Dereck. Con tu madre, la ama de llaves y tus empleadas es más que suficiente — atravesó el pasillo hasta llegar a su habitación —. Dereck...

— ¿Qué? Esta es mucho más cómoda que las otras, además no voy a dormir contigo — tragué saliva, la habitación luce exactamente igual a como lo recuerdo —. ¿O quieres de mi compañía para poder dormir? Ya sabes, leerte un cuento, darte un besito de buenas noches y quedarme a tu lado hasta que te duermas. Vaya uno a saber de tus raros gustos.

— Yo no tengo raros gustos, y no me siento cómoda sacándote de tu propia habitación — me depositó suavemente en la cama y me acorraló colocando ambas manos al costado de mi cabeza. Su mirada verdosa tiene un tinte de picardía que me gusta mucho —. Gracias por ayudarme. Puedes irte.

— ¿Me estas echando de mi habitación? — susurró con esa mortal sonrisa tan seductora, y negué mordiéndome el labio.

—Claro que no...

—Sigues luciendo hermosa cuando estas nerviosa — bajó la mirada a mis labios y sonrió —. Déjame ayudarte...

—¿A qué? — nos quedamos viendo por largos segundos. Mi corazón desea salir por mi boca —. ¿Qué intentas hacer?.

—Nada, no sé qué esté pasando por tu cabecita — rió levantándose de la cama y me golpeé mentalmente por haber soltado eso —. Solo quería ayudarte a quitar los zapatos para que te puedas bañar. ¿Qué estás pensando, mapachita? Te está entrando lo perverso, ¿o qué?.

—Por que tienes que irte por otro lado — desvié la mirada y lo escuché reír suavemente —. Si, ayúdame a quitar los zapatos...

—Ay, mi mapachita — quitó mis zapatos y las medias ayudándome a sentar en la cama —. Levántate y te quito el pantalón...

—No es necesario, yo puedo sola. Gracias...

—Cuando la enfermera te ayudó a vestir no objetaste nada, ¿Por qué conmigo si?.

—Es diferente — no hallo donde meter la cabeza, este ser demoniaco ha vuelto para jugar con mi cordura —. Ella es una mujer, tu no.

—Yo ya te he visto desnuda, Jane. Ni como que te hubiera salido una pierna más o un pecho más en un año — sacudí la cabeza riendo —. Deja la timidez en otro lado, solo te quitaré la ropa y te la pondré. No va pasar nada más...

El tono coqueto que ha usado me llevó a mirarlo. Luego de pensármelo por unos segundos, asentí con la cabeza. Me ayudó a levantar y con mucho cuidado empezó a bajar la cremallera del pantalón. Todo me tiembla ante sus manos tibias tocando mi piel. Deslizó suavemente el pantalón por mis muslos, y esta vergüenza es mucho más grande que la de hace un año. Los temblores se han adueñado de cada parte de mi cuerpo al verlo de rodillas y levantando mi pierna gentilmente, para sacar por completo el pantalón. Mi respiración se ha entre cortado al estar en una posición tan incomoda, pero más me avergüenza tener pensamientos pervertidos con él.

—Puedes ducharte con ropa interior si quieres — no fue capaz de mirarme a los ojos —. Dame un momento...

Enderezó su postura y se adentró en el baño rápidamente. Muy despacio me quité la blusa de tiras y esta cayó a mis pies. Mojar el brasier no es conveniente, así que lo quité también. Con el cabello traté de cubrir ambos senos, pero es imposible, mis pechugas han crecido bastante después del embarazo.

—¿Por qué te quitaste todo? — su bella y fiera mirada me acarició la piel muy sutilmente —. Llamaré a una de las empleadas para que te ayude.

—Te ofreces a ayudarme y ahora te echas hacia atrás — enarqué una ceja divertida, muy pocas veces he tenido el control de las situaciones entre nosotros, porque no darle un poco de su propia medicina —. ¿Qué te preocupa, Dereck? Estoy mal herida, no te voy a saltar encima si es lo que estas pensado. Además, como lo has dicho hace un momento, ya me has visto así, entonces, ¿por qué ese cambio tan repentino?.

—Un arma podría volver a disparar en tu cuerpo, mujer — sacudió la cabeza y caminó hacia la ventana —. Alguien podría verte, las cortinas están abiertas.

—¿Por qué cambias el tema? — caminé muy lentamente hacia él —. ¿Quién me va a ver, si ni vecinos tienes, Dereck?.

—Los empleados — se giró una vez cerro las cortinas de la ventana —. Estas jugando con fuego, mapachita.

—¿Me vas ayudar a bañar o no? — sonreí ladeado —. A dónde se fue el desvergonzado de hace momento, ¿eh?.

Sus ojos se debaten entre querer o no querer, y es algo que me conmociona bastante. Más la sonrisa traviesa que me da, me eriza cada bello de mi piel. Ahí está el hombre del que me enamoré, mirándome descaradamente el cuerpo desnudo, con una sonrisa casi retorcida en los labios mientras me levanta en sus brazos y me deja en la tina de baño con mucha sutileza.

—Te echaré el agua, tu te juagas — asentí y quitó la venda de la herida —. El doctor me enseñó como hacerlo. Seré tu enfermero personalizado, ¿no te hace feliz tenerme a tu disposición?.

Por supuesto que sí. Quién no mataría por un hombre así a sus pies.

—Hasta no ver las capacidades, no creer en el talento — el repentino apretón que le dio a mi muslo me hizo jadear inconscientemente, ¿Seré la única que está en llamas? Me pregunté.


—Sin necesidad te tocarte la piel, seria capaz de hacerte explotar, mi mapachita. Pero estas algo malita, y muy seguramente te tendría que llevar al hospital de nuevo, ante los efectos que te puede causar el servidor a tus pies — el agua cayó sobre mi piel y sin despegar su mirada de mi cuerpo, empecé a frotar mis manos en el —. Vas sumando una más, Wilson. Una más a larga lista de pendientes que tienes conmigo — sonrió malicioso. El hombre se toma todo muy a pecho, y sé que cuando esté mejor no quedará rastro de mi presencia.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora