Déjame cuidarte

6.7K 389 7
                                    

Jane

Desperté en medio del dolor y la preocupación por mi hijo y Dereck, en una cama de hospital. Las enfermeras por más que me dijeron que todo está bien, hasta no ver a mi hijo y a ese hombre con mis propios ojos, no voy a creer. El vientre duele demasiado, hasta para poder hablar me duele la herida. Aunque sea para mover un brazo o al estirarme un poco, es arder en el infierno. La zona herida quema, arde. Al escuchar la voz de Dereck me quedé totalmente quieta, por lo menos sé que está bien y esos locos no le hicieron ningún daño.

—Mi hijo, ¿dónde está? — traté de levantar la cabeza, pero se me es imposible moverme —. Dime que está bien...

—Lo está, no te preocupes de nada. Nuestro hijo está a salvo — asentí con la cabeza —. Quédate quieta, se te va a abrir la herida de tanto moverte —se acercó hasta quedar a mi lado y tocó mi frente con su mano. Mi pulso se aceleró al tenerlo tan de cerca, y las maquinas me delataron —. ¿Nerviosa? — sonrió y negué —. Sabes que en el apartamento no te escuché, llorabas mucho y se me hizo imposible entender lo que decías.

—Dereck, ya déjalo — una sonrisa muy encantadora se expandió en su atractivo rostro. No voy a decirle todo de nuevo, estoy segura que lo hace para molestarme —. Esa loca no le hizo nada a mi pollito, ¿verdad?.

—Tranquila — tomó mi rostro delicadamente entre sus manos, y juntando nuestros rostros, muy cerca, casi robándome el poco aire que tengo, besó mi mejilla —. Nuestro pollito está perfectamente, ahora mismo está con sus abuelos. ¿Acaso piensas que iba a dejar a mi hijo en manos de esa mujer?.

—Por supuesto que no — apenas si me salió la voz —. Tengo mucho miedo que le hagan algo a Dante... ¿y tú, tú estás bien? ¿No te hicieron nada? — sonrió ladeado.

—No dejaré que nadie se les acerque, ni a ti ni a nuestro hijo. No me hicieron nada, princesa. Si me hubiera sucedido algo, no estuviera aquí contigo — no puede contener las lágrimas.

He sido tan tonta, que arriesgué a mi hijo, a Dereck y hasta mi propia vida por no hablar y dejar el miedo a un lado. Sé que ahora me está hablando bien, pero algo me dice que Dereck no va a perdonarme nada de esto.

—Perdóname, Dereck, perdóname por todo... entiendo si no lo haces, pero...

—No digas nada. Por ahora no es lugar ni momento para hablar de ello, ¿sí? Ya cuando estemos más tranquilos podremos solucionar y llegar a un acuerdo.

—¿Acuerdo? — asintió.

—Sobre nuestro hijo, Jane. Pero como te digo, ya habrá tiempo para hablar — se separó de mí y hasta el alma se la llevó. Era de esperarse, y lo entiendo —. Por ahora descansa y recupérate para que me des pelea.

—¿Qué?.

—No te la dejaré fácil, Wilson — sonrió al tiempo que me tiró un guiño.

¿Él estará pensando en quitarme a mi hijo? Sacudí la cabeza ante mi suposición. La verdad no me estaría equivocando, pues está en su derecho de exigir la custodia de Dante. El corazón se me oprime al pensar que sea eso a lo que se refería. Luego de unos minutos más, diciéndome que mi hijo estaba bien, una enfermera lo sacó de la habitación, para darme los medicamentos. Hasta se me ha olvidado el dolor, por tratar de descifrar las palabras de Dereck.

Al siguiente día me dieron una habitación, y gracias a Elián que me dio una foto de Dante, fue que pude quedar tranquila. Ahora mi hijo está en casa de sus abuelos y la paz está en mi alma. No del todo estoy, pues tengo pesadillas por lo ocurrido. De esa mujer con mi hijo en sus brazos y luego el abogado disparándome a mí, a Dereck y por último a mi hijo. El doctor me ha dicho que es normal que tenga las pesadillas, ya que aun mi cerebro se encuentra en shock por la situación que atravesé.

Al tercer día de estar en el hospital, el doctor me dio del alta. Aseguró que todo estaba en perfecto estado, y que podía seguir con los cuidados en casa. Mi hermana se ha ofrecido en dejarme quedar en su casa, pero el apartamento es tan pequeño, que no quisiera ser una molestia para ella y su pareja. No puedo volar debido a la herida, así que no tengo de otra que pagar un hotel para Dante y para mí. Antony y Paul, han regresado a Carolina del Norte a hacerse cargo de la joyería.

—Puedes quedarte conmigo, Jane, por mí no hay problema.

—No quiero incomodarte, Dereck. Solo déjame en un hotel...

—¿Y quien va cuidarte y de paso cuidar de Dante? Recuerda que el doctor ha dicho que no debes hacer esfuerzos. No seas terca, Jane. Te guste o no, tendrás que estar en mi casa. Además, que no dejaré a mi hijo por ahí, solo porque no te aguantas quedarte a solas conmigo.

—Eso no es cierto.

—¿Es lo único que se te quedó grabado? — los Sres. Cooper, se rieron por lo bajo, mientras Dereck tiraba de la silla de ruedas por el estacionamiento del hospital —. Allá estarán cómodos, ya lo he preparado todo.

—Yo cuidare de ti, Jane. He traído conmigo a la ama de llaves, para que se haga cargo de Dante — negué —. Ella es de confianza, con decirte que cuidó de Dereck y de Elián por mucho tiempo.

—Aun sigue cuidando de Elián...

—Ni al caso — dijo el rubio con mi pequeño en sus brazos —. No tengo la culpa que las mujeres me adoren.

La herida me dolió al reírme. Son un par de niños peleándose entre sí, pero cuando de darse la mano se trata, se convierten en un solo hombre. Elián se ve un poco menor que Dereck, pero no por mucho. Según llegamos a su auto, Dereck me sorprendió al levantarme en sus brazos y depositarme con mucho cuidado en el asiento del copiloto.

—No era necesario que me alzaras, puedo caminar — susurre con los colores subidos por todo el rostro.

—Déjame cuidarte, quiero hacerlo — sonrió, asegurando el cinturón en mi cuerpo. Tenerlo tan cerca, me está alterando los nervios y el corazón —. Además, no tienes de otra, mapachita problemática.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora