No soy quien manda

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Jane

Desperté algo cansada pero inconscientemente con una sonrisa en los labios. No sé cómo describir esto que ha sucedido, pues me lo creí tan diferente a como Maggie me lo había contado, que, al ver la realidad, me sorprende el hecho de no sentirme mal. Todo lo contrario, aunque arde un poco mi parte intima, es un dolor soportable. Dereck Cooper aun duerme a mi lado y se me hace tan tierno verlo por fin en silencio sin estar tirando esas palabras que me hacen enojar. Así debería de ser siempre, tratable, amable, tranquilo y sin ser tan déspota o egocéntrico. Traté de levantarme, pero su mano se aferró a mi brazo, se me estuvo extraño, ya que en ningún momento dormimos abrazados. O sea que me ha pillado viéndolo.

—Buenos días, Wilson — sonrió ladeado y mi corazón se aceleró muchísimo. Tiene una voz muy sexy cuando despierta —. ¿Dormiste bien? ¿Te duele algo?.

—Buenos días. Estoy bien y no, no me duele nada — asintió mirándome un tanto extraño —. Bueno, allá abajo, pero muy poco.

—Siempre puedo curarte cualquier tipo de dolor — me tiró un guiño y acto seguido besó mi mejilla —. Puedes darte una ducha, iré a prepararte algo para que comas. Luego vamos a la empresa.

—No.

—No, ¿qué?.

—Pensaran mal si nos ven llegar juntos, Sr... Dereck — sonreí y negó incorporándose en la cama —. Mejor yo entro por mi lado y tu por el tuyo.

—¿Te importa el que dirán?.

—No, por supuesto que no. Eso es lo de menos.

—Entonces, ¿qué pasa si nos ven llegar juntos? — se levantó de la cama y retuve el suspiro que pretendía salir de mi boca, pues la luz golpeó contra su desnudez y esa virilidad firme y... —. ¿Wilson?.

—¿Qué? No, no — desvié la mirada y lo escuché reír —. No me gustaría que corrieran rumores en la empresa a causa de nuestro repentino acercamiento.

—¿Me estas diciendo que quieres que te siga tratando igual frente a los empleados mientras en mi cama te llevo al cielo? Jamás imaginé esas propuestas de tu parte, Wilson — su comentario me llevó a mirarlo.

Este nuevo Dereck Cooper me gusta, me gusta que me haga sonreír con alguna estupidez. Su risa es muy contagiosa y en verdad que sus comentarios mal intencionados, me agradan cada vez más. Es como si mi cerebro estuviera esperando a que su boca suelta sus palabras.

—Tómalo como quieras — enarcó una ceja y su repentino acercamiento me corto hasta la respiración.

—Estas seduciéndome nuevamente y luego no te quejes si por culpa del jefe llegas tarde a tus responsabilidades, preciosa — me tomó del mentón y dejo un pico en mis labios —. Dúchate.

Sonrió ante mi cara roja como tomate, tiene gran facilidad de alterar a cada uno de mis nervios ante su cercanía. Salió de la habitación cubriendo su cuerpo con una sudadera y fue ahí donde logré respirar. Me levanté de la cama y me dirigí al baño. Una vez allí solo dejé caer el agua tibia sobre mi cuerpo. Mi piel esta pegajosa, sudada y olorosa a él. Su perfume ahombre quedó impregnado en mi piel. Cerré los ojos y las imágenes de anoche llegaron a mi cabeza. Sus manos sobre cada centímetro de mi cuerpo, sus besos sobre mi piel y su agotado corazón golpeando contra el mío.

Cada una de sus atenciones han quedado grabadas de por vida en mi mente. Si no se vuelve a repetir, tengo bastante claro que no me arrepiento de haberle entregado mi virtud a él. En cierto modo, fue mucho mejor de lo que llegué a pensar. Entonces, ¿Por qué muy en lo recóndito de mí deseo volver a sentirme suya?

Sé que no debo enamorarme. Sé que tampoco tengo que ilusionarme por algo que ha sido algo pasajero, eso lo tengo muy claro. Sin embargo, no soy quien manda. Es este cuerpo y corazón traicionero, quienes reclaman ser amados fugazmente de nuevo por él.

Terminé de ducharme un tanto desilusionada y modificada por lo que he significado para él. Ni modo, solo queda continuar, no soy a la única que le han endulzado el oído para llevar a la cama. Salí envuelta en una toalla y me encontré con una nota junto a una bandeja de comida sobre la cama perfectamente arreglada.

"Wilson, ahí esta el desayuno. Comete todo, lo preparé yo mismo para ti. Ta espero en la empresa dentro de una hora, me surgió un contratiempo de último momento. Ah, por poco y lo olvido, despertaste mucho más hermosa esta mañana".

—¿Qué pretende con todo esto, Dereck Cooper? — dejé la nota en su lugar y me senté a probar de la comida en la bandeja. Mi estomago rugió al ver y oler la comida que se ve muy apetecible.

La tortilla sabe muy bien y la tocineta le da ese toque crocante que le hacia falta. El corazón se encuentra debatiéndose por dentro debido a los constantes cambios de ese hombre que lo altera en segundos. Tengo dos opciones y las dos me llevarán a un laberinto sin salida.

La primera, es dejar que todo fluya a su ritmo y esperar el golpe o la elevada con Dereck Cooper. La segunda es acabar todo de raíz, y dejar en claro que hemos tenido relaciones sin amor a causa de un momento de calentura. La segunda es la que mejor que me conviene para no resultar herida, pero los sentimientos ya están presentes en cada por de mi ser. Mi corazón bombea fuerte con el hecho de pensarlo. Ese hombre me ha seducido muy lentamente, tan lento como para clavarse de golpazo dentro de mi pecho y sin premeditar.

Según acabé el delicioso desayuno, salí hacia la empresa con uno de los choferes de Dereck, al llegar me vi en la penosa situación de encontrarme de frente con la mujer que le ha dado un beso a mi jefe aquel día en el evento, de razón se marchó muy temprano de la casa. Ella es su novia y todos la ven como tal. La culpa me llegó momentáneamente y me sentí la mujer más basura por hacer lo que me han hecho en una ocasión a mí. Dereck Cooper no siente vergüenza por nada. Él solo busca saciar esos deseos que le engrandecen el ego.

—Wilson, tráeme el catalogo de la anterior colección, por favor — asentí con la cabeza e hice lo que me pidió. La mirada de la Srta. Fiorella me quema por donde sea que camine —. También dile a Johana que se haga cargo de la línea, está totalmente saturada y ya me tiene con los huevos...

—Mi amor — dijo ella haciéndome crecer el nudo culposo en la garganta —. Te he dicho que no seas tan impaciente, osito...

—Está bien, Fiore — suspiró pesadamente y continué organizado los benditos papeles interminables —. Wilson, nos puedes dejar a solas un momento, por favor.

—Sí, claro. Permiso.

—¿A qué has venido, Fiore? Te hallaba disfrutando de Italia y tus vacaciones.

—Estoy embarazada, Dereck...


No era mi intención escuchar una conversación ajena, pero esas palabras me han golpeado en el estómago, en el corazón y en el trasero con gran fuerza. No tuve de otra que salir como alma que lleva el diablo de ahí, pues lo mejor es dejar las cosas a como iniciaron... siendo el mapache de la oficina.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora