Orgasmo

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Jane

Mordí mi labio y tapé con ambas manos mi boca en la espera de ser atendida por él. Mi cabeza dice que está muy mal lo que estoy pidiéndole, pero mi cuerpo se siente tan extraño y necesitado, que hasta la vergüenza he perdido por completo.

—¿Por qué te has ido de la empresa sin mí? — su pregunta me descolocó por completo, y sus dedos abriéndose paso por mis bragas, incrementaron el calor que está concentrado ahí —. Te dejé todo claro en la mañana y ahora mira donde estamos. Wilson, ¿es que nunca dejarás de causarme problemas?.

Apreté fuertemente la mandíbula al tiempo que rozó suavemente ambos dedos por mis labios. La corriente me invadió todo el sistema, enviado ondas de excitación a mi cerebro. Arqueé la espalda y presioné mis manos contra mi boca, los gemidos son incontrolables. Nunca más volveré a tomar, la bebida altera mi razonamiento convirtiéndome en otra persona. Casi torturándome, mi cadera se movió contra sus dedos invitándolo a continuar. EL roce no me esta ayudando, yo quiero ser rascada con intensidad profunda.

—Si haces ruido nos sacaran por exhibicionismo, Jane — por qué tiene que ser así en este momento tan crucial de mi vida —. Estas muy mojada... ¿me has extrañado? Por que yo si, y mucho...

Introdujo suavemente los dos dedos provocando e incendiándome más de lo que ya me encuentro. El fuerte gemido que salió de mi boca vino acompañado de una fuerte explosión por todo mi interior. Que bien se siente. Es un alivio por fin se acabará con esa extraña sensación que me ha gobernado.

—Oh, Jane — nuestras miradas se cruzaron por segundos, en los que las corrientes siguieron sacudiéndome fuerte, y más al ser explorada circularmente por sus largos dedos —. ¿Sabes? Con ese vestido luces muy hermosa.

Presionó los dedos en mi vagina y los movió rápidamente sin salir de mi interior. Me perdí en esa exquisita y maravillosa sensación que me está proporcionando, pues la precisión y la rapidez es realmente alucinante. He dejado de pensar con tan frenético roce.

—Es así como lo querías — los gemidos no me permiten hablar —. ¿Te gustaría que te haga mía acá, ahora?.

El tono pícaro y ronco de su voz me hace querer gritarle que sí, que me tome ahora mismo. Asentí con la cabeza, y en sus labios se formó una sonrisa maliciosa, disminuyendo el ritmo de los dedos.

—Dereck... — susurré y su verdosa mirada se oscureció aún más. Tiene una mirada tan bestial y atrayente, capaz de hacerme perder la cabeza por ella —. Házmelo...

—Mi mapachita — cerró los ojos, a la par que siguió penetrándome con sus dedos. Mis caderas se movieron por si solas al unisonó con ellos, y ya he dejado de tapar mi boca. Los gemidos inundan la habitación al tiempo que me sostengo fuerte de las sabanas de la cama —. Estas muy escandalosa, Jane... baja la voz.

—No pares — su risa me causó un ligero escalofrió. La presión se ha intensificado, es como si las ganas de ir al baño me hubieran llegado de repente —. Se siente muy bien... más, quiero más...

—Chica traviesa — sus dedos se deslizan con facilidad de adentro y hacia afuera, con actitud y llegando hasta ese punto que me sacude todo el cuerpo. Mis piernas no han dejado de temblar en ningún momento —. Pero así me gustas más.

Por una fracción de segundos mi mente viajó a las horas de la mañana, cuando me confesó que gusta de mí. Es entonces, que me doy cuenta que todo esto es por mi culpa y que, si no hubiera llegado por mi al club, seguramente estaría siendo victima de alguno hombre sin escrúpulos. No obstante, estoy con el dueño de mis más recónditos pensamientos. Con el que mi corazón ha elegido, y es prohibido. Una fuerte presión en mi vientre me hizo elevar la espalda al tiempo que gemí fuerte, sacando toda esa sensación que me estaba quemando viva. Mis muslos quedaron húmedos a causa de mis propios flujos, pues el jefecito rico me ha hecho mojar bastante.

—¿Te sigue rascando, Wilson? — sacó los dedos y un quejido salió de mi boca —. ¿O necesitas que te siga prestándome de mis dedos para rascar otro poco más? Has ensuciado la cama del hospital, ¿Qué pensaran de ti las enfermeras cuando vengan a cambiar las sabanas?.

Mi rostro se calentó ante la posibilidad de que alguien se llegue a enterar de lo que ha pasado. Dejé caer la cabeza hacia atrás y me cubrí el rostro con ambas manos, el calor ya no es tan intenso como antes, pero sigue estando presente en mi cuerpo. Acomodó mis bragas y bajó el vestido suavemente.

—¿Qué me pasó, esta no soy yo? — me tomó de las muñecas y me ayudó a sentar en la cama —. ¡Qué vergüenza con usted, Sr. Cooper!.

—Un orgasmo no tiene por que avergonzarte Wilson. Todo lo contario, se disfruta al máximo — acarició mis labios con sus dedos, mi propio olor se impregnó en mis fosas nasales. No hallo donde meter la cabeza, es ahora cuando pienso si alguien hubiese entrado y pillado como en la mañana —. Ahora te tienes que hacer cargo del mío — se levantó de la silla y me quedé viendo el bulto de su pantalón —. Así como te he hecho venir a chorros, también debes hacerlo conmigo. Ahora que estas un poco mejor, vámonos.

Asentí incapaz de hablar, pues la vergüenza es grande y el hoyo inexistente. Me ayudó a bajar de la camilla y salimos caminando como si nada estuviese pasando.

—¿Por qué caminas así?.

—No es gracioso, además estoy caminando normal.

—No aprietes las piernas, Wilson — rió.

Me volví a calentar mientras él se dirigió hacia recepción a pagar. Mi entre pierna esta muy mojada, es normal estar tan incomoda al momento de dar el paso. Según salimos del hospital, no dejó de mirarme con una sonrisa en los labios. Será la segunda vez que esté con él. y quiero que esta sea inolvidable para los dos, o por lo menos para mí... puede que sea la última vez que nos veamos. Así como lo ha dicho, hoy lo disfrutaré al máximo.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora