No me dejes

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Cómo poder explicar esto que está quemándome el pecho y el alma, cómo. Simplemente no hay palabra alguna para describir su imagen frente a mis ojos. Jane está dejándome nuevamente, después de todo si es una mujer egoísta, por irse y dejarnos solos a nosotros dos. Nosotros que tanto necesitamos de ella.

—Es un placer hacer negocios, Cooper — López tomó los documentos y tras guardarlos en una carpeta, se marchó del apartamento.

—Nosotros también nos vamos, cariño. Todo esto le está afectando a nuestro hijo — Fiorella se quedó en la puerta con el niño en brazos. No hallo que hacer —. ¿Qué estas esperando, cielo? Ella ya se ha ido a un mejor lugar.

—Dante... — susurró muy débilmente Jane desde el suelo —. Dame a mi hijo...

—¡Que no es tu hijo! — gritó Fiorella, provocando el llanto incesante de mi pequeño —. Ya ves como lo haces poner... ya mi amor, no llores. Aquí esta mamá...

—Fiorella — me acerqué a ella tomándola suavemente del brazo. El portero del edificio y los vecinos estaban por todo el pasillo mirándola y murmullando entre ellos —. Hablemos, ¿sí?.

—Dile a esa maldita que deje de llamar a nuestro hijo — lloriqueó —. No es de ella, es tuyo y mío, de los dos — sonrió —. Vámonos, Dereck. Llévame a casa, mi amor.

—Te llevaré a casa — asintió dando el paso, pero el portero no nos permitió pasar.

—No pueden salir, ya he dado aviso a los...

—Solo fue un jarrón el que se quebró — el hombre frunció el ceño —. Uno muy grande y de porcelana...

—Tengo que verificar que sea cierto — podía sentir como Fiorella se tensaba a mi lado —. Regresen al apartamento, por favor.

—Yo creo que eso no se va a poder — Doménico apareció apuntando hacia los vecinos quienes gritaron de inmediato—. Traigan el maldito auto — ordenó acribillándome con la mirada —. Vamos, hija.

—Si, papi — caminamos con Doménico hasta la entrada del edifico y nos quedamos quietos al ser apuntados por varios oficiales.

—¡Baje el arma, Dimitri! — gritó el detective.

Doménico me tomó del cuello, colocando el arma en mi cabeza

—¡No haga una estupidez! ¡Esta totalmente rodeado y sin salida!.

—¡No pienso volver a ese hueco!.

—¡Baje el arma! — repitió el hombre.

El llanto de mi hijo hace eco en mis oídos. No puedo hacer nada para sacarlo de esta situación.

—¡Lo matare y no solo a él! — un escalofrío recorrió todo mi cuerpo —. No querrá cargar con la vida de un inocente, ¿o sí, oficial?.

—No cometa un error Doménico. Lo tenemos rodeado — Doménico maldijo en italiano y quitó el seguro del arma.

—No me dejan de otra, Dereckcito. Pues nos tocará volver a vernos en el infierno — cerré los ojos pensando que ese era mi fin, pero me vi libre de su mano cuando dejé de sentir la presión de la misma en mi cuello.

—¡Lo tenemos, Sr! — gritó un oficial a mi espalda, dándole otra descarga eléctrica a Doménico en el suelo, mientras Fiorella era llevada por otro oficial y mi bebé entre los brazos de una mujer —. No hay heridos...

—Si, por supuesto que sí. Jane está en el apartamento mal herida — salí corriendo de la impresión escaleras arriba.

EL portero se hallaba presionando la sangre en su vientre mientras le decía algo por la radio frecuencia. Los gritos de una mujer me hicieron abrir la puerta de la habitación. La hermana de jane estaba sentada en la cama con las manos atadas, mientras el niño lloraba con la cabeza en su regazo.

—Tranquila, todo está bien — asintió y rápidamente me acerqué para desatarla.

—¿Dónde esta Dante?.

—Él está a salvo.

—¿Y Jane? ¿Dónde esta mi hermana?.

Me quedé en silencio hallando las palabras correctas, pero nada salió de mi boca. Ni yo mismo me creo todo lo que ha pasado. Una vez dejé libre sus manos, salí con el portero y Jane.

—Si no la llevamos a un hospital, se va a desangrar. Ya ha perdido mucha sangre.

—Margareth, no dejes de hacer presión en la herida — la chica jadeó al ver a su hermana tirada en el suelo —. La llevaré en mi auto, no hay tiempo.

—¡Jane, hermanita! — el niño llorando no hacia las cosas más fáciles —. No nos vayas a dejar, sé fuerte mi flaquita...

—Sigue presionando, el niño estará a salvo con mi madre — levanté a Jane inconsciente en mis brazos y su hermana hizo presión como le dije.

De su herida brota mucha sangre, pues lleva varios minutos herida. Mi madre se hizo cargo de ambos niños y nos dirigimos en mi auto hacia la clínica más cercana. Todo me da vueltas, y quisiera desvanecerme, pero mi hijo y la mujer que amo me necesitan más que fuerte. Según llegamos a la clínica, la atendieron enseguida. De la sala de urgencias no me permitieron pasar más.

—Fue mi culpa — sollozó la chica llevando sus manos manchadas de sangre al rostro —. No debí llevarlos al parque...

—No es culpa de nadie, ¿vale? — negó llorando fuerte —. Nadie sabia lo que estaban planeando esas personas...

—Pero, ¿Por qué hacerle daño a mi hermana? Si ella jamás seria capaz de dañar a alguien.

—Pronto lo sabremos, no te preocupes — asintió.

Me senté a esperar mientras los segundos corrían muy lentamente en el reloj. Toda la rabia ha sido sustituida por una fuerte e inexplicable presión y vacío en el pecho. Sé que no estamos juntos y hemos peleado fuerte en los últimos días desde que apareció, pero yo aun sigo sintiendo muchas cosas por ella. Las mismas que me han explotado por dentro al verla casi muriéndose por mi culpa. Ha hecho mucho por mí, y yo solo la he odiado ciegamente. No puedo perderla, no sin antes que me dé una buena explicación del porque me ocultó todo esto, no sin darle su merecido castigo por haberme causado tanto malestar por un año. Simplemente no puedo perderla, sin siquiera haberla tenido. Tenemos que hacer de una vida mejor para nuestro hijo...


—No me dejes, Wilson... no de nuevo.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora