Estable

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—Ya han revisado al pequeño y está en perfecto estado. Ahora mismo le están dando leche, pues moría de hambre — sonreí —. ¿No han dicho nada los doctores?.

—Es un alivio que este bien... mi pequeño — el corazón bombea de felicidad al saber que tengo un hijo —. Ya llevan mucho tiempo ahí dentro.

—Va a estar bien, es una chica fuerte — suspiré —. Han agarrado al abogado, por fortuna Elián ha sido muy rápido en llegar al edifico. Se lamenta el no haber llegado a tiempo...

—Esta vez no dejaré que por nada del mundo esa rata salga de la cárcel — apreté los puños —. ¿Cómo es que se ha escapado de la cárcel?.

—La corrupción, hijo. Doménico pagó por su libertad — nuestras miradas se encontraron y sonrió —. Ahora no debes de preocuparte por ellos, mi amor. Tienes un hijo a quien conocer, si lo vieras — suspiró —. Es igualito a cuando naciste. Así, con pocos cabellos rubios, los mismos ojos, el color de piel. Ese niño cuando crezca será tu vivo retrato.

—Mamá, tengo miedo...

—¿De qué, mi amor?.

—De no ser un buen padre — negó con la cabeza —. No sé cómo comportarme, y ahora menos con un hijo.

—Nadie nace aprendido para criar un hijo. Ser padre se aprende en el proceso, mi amor. Aun y con mis años, con mis hijos ya grandes, me sorprenden las miles de cosas que les ha sucedido a ustedes. Créeme que quise tirar la toalla, pero mis pasos los siguen ustedes. No podemos rendirnos ante los obstáculos. Se sufre, pero se aprenden de ellos. No serás el padre perfecto, pero sé que serás el mejor para tu hijo...

Me dio un fuerte abrazo antes de que se acercara Antony con mi hijo entre sus brazos. Nunca antes había estado tan nervioso a como lo estoy ahora. Ha sido un día lleno de muchas emociones fuertes. Me he enterado que soy padre de una manera catastrófica, la mujer que amo y madre de mi hijo está luchando por su vida; los temblores indescriptibles nos los puedo controlar.

—Te presento a tu hijo — me extendió el pequeño a mi dirección y no supe como agarrarlo —. El es Dante, tiene tres meses...

Estiré los brazos y con mucho cuidado rodeé su pequeño cuerpo. Mi madre sostuvo su cabecita con ambas manos, para acomodarme y poder sostenerlo con mucha más firmeza. Me perdí en su imagen, que todo a mi alrededor se detuvo. Su carita gordita y rosadita, con los labios ligeramente fruncidos; como si estuviese tirando un beso, con ambas pestañas unidas y estando muy tranquilamente. Es tan pequeño, que me da muchísimo miedo apretarlo con fuerza y lastimarlo. El sentimiento y la emoción que siento dentro es incomparable. No creí que el ser padre te llenaba de tantos sentimientos juntos imposibles de explicar.

—El es tu papi Dereck — escuché a Antony a lo lejos decir.

Reí suavemente y sin darme cuenta mis pies ya se encontraban caminando sin dirección alguna. Solo estamos él y yo, con una pequeña brecha la cual es Jane, punzando mi felicidad. No tendría cara para darle a mi hijo, si su madre le llegase a faltar un día. Las palabras no me salen de la garganta, pues el llanto me ha dominado. A veces suelo ser tan sentimental, que se opaca ese hombre fuerte y rudo que sale de mí. Pero no me importa, ahora las lagrimas ameritan salir, pues soy un hombre que llora al ver por primera vez a su hijo entre sus brazos.

Me senté en una silla y el calor de mi hijo me dio la fortaleza que tanto necesito. Uno de los doctores que atendió a Jane, salió después de varias horas.

—¿Cómo esta mi hermana, doctor?.

—La herida de bala no fue tan profunda a como lo pensamos. Lo que sucedió, es que se vio afectado un vaso sanguíneo, y por ende el sangrado abundante. La bala ha sido extraída sin problema, no hubo afectaciones en los órganos, sin embargo, se le harán varios exámenes para corroborar los mismos. Su presión bajó debido a la perdida de sangre. Por ahora se encuentra estable. Estará unas horas en cuidados intensivos siendo monitoreada constantemente mientras despierta. Según su evolución, se le dará una habitación en piso o puede irse a casa, obviamente con los cuidados respectivos.

—¿Pero está bien?.

—Si, ahora está mucho mejor. Como el sangrado ha sido controlado, pues ya no hay tanto riesgo como antes. ¿Alguna pregunta más?.

—¿La podemos ver? — pregunté.

—Aun no, quizás en unas horas cuando despierte. Pero solo podrá verla una sola persona.

—Gracias, doctor.

—No hay que agradecer. Permiso — se marchó dejándonos mucho más tranquilos.

—Puedes entrar a verla, Dereck, por mí no hay problema...

—¿Segura? Es tu hermana y estoy seguro que ella querrá verte.

—Lo sé, pero también sé que a quien quiere verte es a ti.

No solté en ningún momento a Dante, aunque si he comenzado a sentir los brazos entumecidos, pero se ve tan cómodo y tranquilo ahí dormido, que no soy capaz de irrumpir sus profundos sueños. Además, que me tiene embobado con los suspiros y las pequeñas risas que suelta. Me pregunto, ¿Qué estará soñando como para que sonría de aquella manera?.

—Estas feliz porque mamá está bien, ¿no es así? — besé su frente y se removió un poco. He quedado más que flechado —. Sí, mi amor, mamá no nos va dejar nunca...

—La paciente ha despertado. ¿Quién es el que va a entrar a verla? — preguntó una de las enfermeras llegando a nosotros.

—Yo entraré — dejé a Dante con mi madre.

—Venga conmigo, señor — la seguí por el pasillo —. Le recomiendo que no la altere más de lo que está, por favor. E igual modo, junto a la cama hay un botón rojo, puede oprimirlo por si llega a necesitar de nuestra presencia. Póngase los implementos de seguridad, por favor.

—Gracias.

Después de vestirme adecuadamente para entrar en la habitación donde está Jane, la enfermera me dejó entrar. Jane intentaba levantarse de la camilla, pero el dolor ha de ser fuerte, porque sus quejidos no la dejaban incorporarse, aunque sea un poco.


—Ni mal herida dejas de ser tan problemática, mi mapachita — se quedó totalmente quieta al verme —. Te gusta crear problemas innecesarios, ¿eh?.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora