Extraño

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Según llegué a mi habitación me dejé caer en la cama cansado y con un terrible dolor de cabeza. Bebí lo suficiente solo para olvidar un par de avellanas que rondan por mi mente tan deliberados, que ya hasta me asustan. Los veo que me observan detallándome, lanzándome ese veneno de odio, fastidio y molestia. De nuevo, como varias noches atrás me hallo pensando en cómo sacar esos dos puntos cafés que atormentan y generan un caos en mi pantalón. La única manera de sacarla de mi mente es teniéndola dispuesta y entregada para mí. Necesito escuchar sus gemidos llenando mis oídos. Necesito que me sostenga firme y alto en esa boquita tan dulce que tiene. Tiré de la corbata estresado y de mal humor. Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que estuve con una mujer y de algún modo debo sacar este acumulado que me está haciendo alucinar con algo que no debería.

Decidí tomar una ducha para bajar esta necesidad de ir a buscarla y quizás hacer algo que no deba. Algo que me caracteriza es mi maldita impulsividad, pero no puedo callarme. Simplemente así soy yo, y me gusta ser sincero. Jane no me gusta como mujer, pero si para una noche de sexo descontrolado. Me encantaría ver como se transforma. ¿Será igual de brava en la cama como lo es cuando habla? Sacudí la cabeza y terminé de despojarme la ropa. El arma me apunta directo en el rostro y maldigo el momento en el que tuve que ser tan impulsivo y abrir la puerta del baño ese maldito día. Es que si lo toco seguro no voy a poder detenerme. Caminé torpemente hacia el baño y abrí la llave antes de entrar en la ducha. Apoyé las manos en los azulejos y bajé la cabeza, dejando el agua fría correr por mi cuerpo. Sus labios carnosos me llevan a mover la mano por sí sola a mi erección.

Joder

Estoy tan duro que podría golpear a alguien, pero ese alguien no está. Solo estamos mi mano y yo, así que no tengo de otra que bajarme esta espada con algo de movimiento de adolescente. Luzco como uno, lo acepto. Tomé mi pene con una de mis manos y la corriente me atravesó por completo. Cerré los ojos y la imaginé quitándose ese vestido que tan bien le queda ante mí. Sus pezones endurecidos y los suaves jadeos que me daría al tenerlos entre mis dientes. Su imagen es razón suficiente para aumentar la erección que tengo. Tragué saliva y empecé a mover la mano pausadamente de arriba y hacia abajo. Jadeé y mil veces dije el nombre de mi mapache, tratando de pensar que estaba ahí escuchando como lo más profundo de mi necesita sentir ese cuerpo de pueblerina ruda.

—Ay, mi mapache, te lo haré comer todo cuando te tenga de rodillas ante mí... — murmuré viendo el desastre que causa esa mujer sin necesidad de tenerla frente a mí.

Jane

Desperté en medio de la noche. Dormir en un lugar desconocido no es de mi total agrado. La habitación del hotel es muy cómoda y fresca, sin embargo, no me gusta el ruido que hacen los autos al pasar. Caminé hacia la ventana y me quedé contemplando el hermoso lugar en el que estoy. Es como un sueño hecho realidad, jamás pensé que saldría de mi pueblo y muchos menos llegué a creer que conocería una ciudad tan hermosa y luminosa como lo es New York. En la granja estoy acostumbrada al total silencio, el aire fresco y la naturaleza. Como me gustaría volver a casa y hacer como que nada hubiera pasado, pero eso seria darle el gusto a mis padres de que no soy capaz de valerme por mí misma. Por otro lado, no puedo sacar de mi cabeza el beso que me dio mi jefe. Tampoco esa manera tan extraña en la que actúa. Unas veces parece odiarme y otras...

—Sí, como si eso fuera posible — murmuré viendo a la nada. No estaba observando nada, solo me hallo perdida en mis pensamientos. Quiero entender un poco más de lo que es el señor Cooper.

Muy a diferencia de su hermano, quien es una versión distinta de lo que es Dereck. Elián es respetuoso, animado, amigable y hasta gracioso. Sus bromas e incluso la manera de coquetear me causan gracia. En cambio, ese patán lo arruina todo cuando abre la boca. Tenía que llegar a dañar el agradable momento que estaba teniendo durante la noche. Ahora bien, es un desgraciado. ¿Cómo puede besarme teniendo una pareja? Esa chica no merece ser engañada. Sé lo que se siente vivir la traición de ese alguien que amas. Me siento la peor mujer del mudo, aun así, sin tener nada que ver con lo que paso. Pues él fue quien me besó, pero eso no le quita la culpa que me cargo. La noche fue larga, pesada y llena de contradicciones. Ese hombre está en mi cabeza. No solo como un tormento, si no ahora como una sombra que me roba el aliento.

— Wilson, ¿si descansó, ya se siente mejor? — preguntó al sentarse a mi lado cosa que me sorprende y me extraña. Los altos ejecutivos de la empresa tienen su comedor muy aparte de nosotros los asistentes —. ¿Si durmió bien?,

— Buenos días, Sr. Cooper. Sí. Dormí muy bien — mentí tratando de encontrar donde meter mi cabeza. Es tan raro que esté hablándome tan tranquilo y sin insultos.

— Que bien, me alegro mucho — contestó sonriendo ladeado —. Cómase eso rápido, Wilson. La reunión con el gerente de la tienda nos espera en treinta minutos. No tarde.

—Si, señor — se me quedó viendo por pocos segundos antes de irse, Tuve la leve impresión que trató de decirme algo más, pero no. Son imaginaciones mías.

Terminé de comer y salí corriendo hacia el estacionamiento del hotel donde el señor Cooper espera por mí. Iba ida en mis pensamientos que no me fijé que alguien venia conduciendo a baja velocidad. El leve golpe que dio contra el costado de mi cuerpo, me hizo caer de nalgas al suelo.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora