CAPÍTULO 33 → ISAAC

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Había olvidado lo que era prepararse para salir de fiesta.

Llevaba casi dos semanas sin salir de fiesta, y aunque no me gustase salir mucho, echaba de menos salir y tener una noche única, eufórica y alegre. 

Me gustaba prepararme para las fiestas, me gustaba mucho, aunque me costaba decidir cómo ir.

Pero esa noche no me lo pensé mucho: pantalones anchos, con bolsillos a los laterales, camiseta negra y zapatillas blancas. Mi cabello ese día estaba especialmente bien, por lo que no lo toqueteé mucho, al menos, yo me veía bien. La fiesta de Conan no me la perdería por nada, quería verle y encima sus fiestas eran brutales.

Lo que no me gustaba era que, antes de que mis padres se fueran, me dijeron que llevase a Farah a la fiesta en mi coche, sus amigas irían cada una en el coche de sus familiares.

Y mi pregunta era: ¿por qué tenía que venir precisamente ella?

Encima estaba obligado a llevarla.

Genial.

Me encontraba en el marco de la puerta, apoyado, ya listo, esperándola, sin muchas ganas.

Sus amigas bajaron antes que ella, salían de la habitación haciendo cumplidos tanto a Farah cómo entre ellas. Ni me miraron, ni yo a ellas, no estaba muy de humor, no me apetecía llevar a la persona que más odiaba, en mi propio coche.

Pero tenía que hacerlo.

Pasaron otros quince minutos, hasta que por fin, el sonido de la puerta de su habitación abriéndose me sacó de mis pensamientos.

Salió del cuarto, bajó las escaleras con cuidado: lo vi todo en primera fila. Sentí que la temperatura de la sala y de mi cuerpo subía.

Llevaba un precioso vestido blanco, ceñido a su cuerpo, haciendo notar su perfecta y atractiva figura. Llevaba unas botas militares blancas, que resaltaban con la piel de sus piernas. Su cabello estaba especialmente precioso y, me dolía en el alma admitirlo, pero lucía tan atractiva...

Joder.

La miré de arriba a abajo, analizando cada milímetro de su piel. Su mirada hizo lo mismo.

─ ¿Vas a la fiesta también? ─ Preguntó en el silencio. Un momento, ¿no sabía que yo iba a la fiesta?

─ Claro, es la fiesta de mi mejor amigo ─ la miré de nuevo de arriba a abajo, sabía que se ponía nerviosa cuando lo hacía.

─ No sabía que venías ─ reconoció ─. Llego a saberlo y me quedo en casa.

Se mostraba más incitante que nunca, pero seguía siendo una completa capulla irritante.

─ Cállate ─ bramé ─, me han obligado a llevarte, yo decido si subes a mi coche o no.

─ ¿Vas a llevarme tú? ─ Asentí ─. ¿Sabes conducir? ─ Una mota de preocupación cruzó sus ojos.

─ No ─ solté con ironía ─, tengo coche, pero, no, no sé conducir.

─ Voy en serio ─ dijo, con un tono más serio ─, ¿conduces bien?

─ Sí, pesada ─ resoplé y me fue inevitable volverle a dar un repaso. Joder, cuánto más la miraba, más atractiva lucía.

─ O conduces bien, o...

─ ¿O qué? ─ Desafié ─. ¿Te bajarás del coche y te irás andando? ¿Sabes que para llegar tenemos que cruzar por un bosque?

─ Limítate a conducir bien ─ ordenó ─. Y ni se te ocurra protestar.

─ Vas a ir en mi coche, hago lo que quiero ─ repuse ─. Más bien , deberías no protestar.

El deseo de amar para siempre [TERMINADA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora