CAPÍTULO 57 → ISAAC

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Es increíble cómo una persona que jamás pensaste que amarías se apropia de tu corazón.

Quedaba muy poco para que Farah se marchase, y eso me estaba consumiendo por dentro. Jamás me paré a pensar cuando me enamoré de ella que se iría en algún momento.

─ ¿Isaac? ¿Me estás escuchando? ─ sacudí la cabeza cuando escuché la voz de Lynch recriminarme. Estaba en su cuarto, deshaogándome con él, como siempre hacía.

Siempre me quejaba de mi hermano o le insultaba, pero él era mi hermano y una de mis personas favoritas. Lo mucho que le quería no se podía expresar en palabras.

─ No, lo siento ─ dije mientras suspiraba.

─ Escucha, no llores ─ me pidió. Pero no podía hacerlo. ¿Cómo no hacerlo cuando la persona que me había hecho sentir vivo de nuevo se marcharía en cuestión de semanas?

─ Joder, Lynch ─ le miré a los ojos ─. Se va en tres semanas ─ tragué saliva, intentando deshacer el nudo de mi garganta ─. La quiero. La quiero mucho. Muchísimo, joder.

─ Lo sé, Isaac, pero la volverás a ver.

─ Pero, ¿y si no?

─ Las personas siempre se acaban yendo. Si lo piensas bien, todos vamos a morir de todos modos. Pero las huellas que dejan no ─ me agarró la mano y me miró con tristeza ─. No me gusta verte así.

─ Pero duele mucho.

─ Pues te pones una tirita.

Después de eso, se hizo un silencio en la habitación. Me estrechó en un abrazo, y me derrumbé ahí mismo, entre los brazos de mi hermano pequeño.

Farah se había convertido en una más de la familia. Mi madre siempre la trataba como a una hija más, mi padre era muy bueno con ella y solían hablar sobre música antigua. Lynch se había convertido en su mejor amigo. Incluso él estaba llorando. Y para mí ella se había convertido en mi primer amor. Y el de mi vida.

Suspiró entrecortadamente y sollozó.

Y ahí todo hizo click en mi cabeza.

Le conocía lo suficiente como para saber que se estaba callando algo, y no era bueno, precisamente.

Por lo que tragué saliva, tomé valor y pregunté:

─ Lynch..., ¿cuándo se va Farah?

Silencio.

Fueron tres minutos de silencio.

Los conté en mi cabeza.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco... ciento ochenta.

─ En cuatro días.

Una puñalada hubiera dolido menos.

Cuatro días.

Y a mí todos me habían dicho que se iba en dos meses.

Sí, había pasado una semana desde la última vez que me abrí con Farah, en mi habitación, justo después de habernos acostado.

Pero no sabía que era mentira.

─ ¿Cuatro... días? ─ repetí, con la esperanza de que me dijera que había oído mal o que era una de sus estúpidas bromas. Pero no. Había escuchado bien. Farah se iba en cuatro putos días ─. Joder...

─ Lo sé, Isaac ─ me aferré aún más, sintiendo su corazón roto abrazar al mío ─. Nos visitará. Y nosotros a ella.

─ Cuatro días, Lynch ─ sollocé. Me escocían los ojos de llorar ─. Me quedan cuatro días junto a ella. Junto a Farah. Junto a la persona que más quiero.

El deseo de amar para siempre [TERMINADA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora