Aina es el mejor personaje, cuando leáis este capítulo lo entenderéis AJAJAJAJAJJJ
Cuando me quise dar cuenta, me encontraba haciendo las maletas para el viaje al hotel de Bélgica. Los diez días ya habían pasado.
─ Farah, cielo, ¿estás ya? ─ Aina pasó en el momento en el que cerré la maleta, sin ni siquiera llamar antes. Asentí con la cabeza ─. Quería decirte que quiero que te sientas cómoda con nosotros, los días pasarán rápido, y me gustaría que tanto Isaac como tú congeniárais ─ se sentó sobre la cama ─. El hotel es bueno, mi hermana y mi cuñado han estado allí con su hija, os sentiréis cómodos los dos y es un buen sitio para adolescentes mayores de edad ─ abrí un poco la maleta y la cerré de nuevo, sin necesidad alguna, para disimular un poco mi nerviosismo ─. Hay discoteca, las habitaciones son grandes y está distanciada de la nuestra, tiene piscina... ─ enumeró ─. Hay muchas cosas. Primero celebraremos el cumpleaños de Isaac, después tu llegada y luego nuestro aniversario. Te lo digo para que lo sepas, todos lo hacemos y no ibas a ser menos ─ animó.
─ Podemos posponer mi celebración, si queréis, lo podemos dejar para el último día, vuestro aniversario es más imp...
─ ¿Importante? ─ Adivinó ─. Créeme que llevo mucho tiempo con él, no pasa nada por hacer una excepción. A pesar de ser una madre joven, me casé con diecisiete, y no me arrepiento de ello. No se lo digas, pero pensé que sus hijos me saldrían más guapos.
─ ¡Aina! ─ Me fue inevitable no estallar con ella a carcajadas.
─ ¡Era broma! Isaac es un niño muy guapo. Y Lynch, claro ─ aclaró.
Concuerdo contigo, Aina.
¡Conciencia!
Perdón, me callo.
─ Sí... ─ asentí nerviosa. Ella no dijo nada más durante esa pequeña discusión con mi conciencia, y no sabía qué decirle.
─ ¿Sabes? Cuando pedimos información sobre quiénes venían al intercambio, pregunté que, si surgía... amor entre intercambiados y anfitriones, pasaba algo, y me dijeron que no. Con lo insignificante que es el pueblo, hacen la vista gorda ─ ¿Cómo llegué hasta ahí? ─. ¡No me mires así! Aquí donde me ves, con casi cuarenta y seis años, con tu edad devoraba libros de romance. ¿Sabes que me compré la saga entera de Cincuenta sombras de Grey a escondidas de mis padres? Me las leí en tiempo récord, nunca me pillaron. Creo que eso se sabe, si lo hubieran hecho, ahora mismo estaría muerta ─ «Uxue, lo siento, creo que tengo nueva mejor amiga» pensé ─. Ah, qué tiempos aquellos... aún guardo esa esencia de lectora ─ sonrió con nostalgia y soltó un pequeño suspiro ─. Quiero mucho a Adrien, pero jamás superará mis espectativas. Nada lo hará, nada se compara a los personajes literarios.
Qué bien me cae esta mujer.
Toda la razón, Conciencia.
─ Te entiendo. Yo también leo libros de romance.
─ Bueno, lo que te iba a decir ─ negó con la cabeza ─. Que no os van a decir nada por vuestra relación.
─ ¿Qué relación?
─ La de Isaac y tú.
─ ¿Qué? ¡No, no tenemos nada! ─ Me sonrojé al instante.
─ Chiquilla, ¿tengo que repetirte que he sido lectora? ─ Preguntó ─. A mí no me engañáis, os gustáis mutuamente. Sé lo que vas a decir, que lo odias, y, como buena lectora de Enemies To Lovers que fui, no podréis engañarme.
Quiero a esta persona como mi madre.
─ En el armario están todos mis libros de cuando era adolescente. Era un poco..., bueno, no te sorprendas por lo que puedas encontrarte en lo que oculta la portada y la contraportada. Coge los que quieras. Los libros pasan de lector en lector, ¿no? ─ Pasé olímpicamente de sus sospechas de lo de Isaac y yo, quise abrazarla y que me adoptase ─. Isaac se los compra, y tiene muchos que yo leí, pero no sabe que aún conservo los míos. Tómalo como un regalo. Supe desde el primer momento que te vi que leías, tenías toda la pinta. Una lectora reconoce a la otra. Eres parecida a mí de joven, aunque no te lo creas.
─ Muchísimas gracias, Aina.
─ No lo agradezcas, chiquilla. Espero que algún día me dejes leer lo que escribes ─ ¿¡QUÉ!? ─. No me mires así otra vez, no creas que no os he oído. Hay días que Isaac y tú habláis de ello cuando yo estoy cerca. Sé jugar mis cartas.
El resto de la tarde fue estar metidos en un aeropuerto. Aina me había dado toda su colección de libros. Llevaba dos maletas; una llena de libros y otra llena de ropa y mi ordenador.
Isaac y yo estábamos sentados en unos asientos que chirriaban con cualquier mínimo movimiento, mientras que Adrien y Aina se peleaban con el Agente de Servicio al Pasajero. Aina tenía hasta la vena del cuello hinchada, y Adrien apoyaba cualquier mínima cosa que bufase. No se daban cuenta de lo incómoda que estaba siendo la situación para nosotros.
Como si fuera por arte de magia, una llamada de Uxue llegó a mi teléfono. El inexpresivo de Isaac estaba escuchando música con sus auriculares ─ como siempre ─, así que podría hablar con ella sin temor a que me escuchase.
─ ¡Uxue! ─ Me llevé el teléfono a la oreja.
─ ¿Cómo estás, Farah? ─ El teléfono era de Uxue, pero la voz era de Fenna.
─ ¿Fenna?
─ Sí, soy yo ─ sonreí. También quería hablar un rato con ella ─. Uxue se está duchando y se ha dejado el teléfono desbloqueado. He aprovechado para llamarte, aunque posiblemente me mate después de esta llamada. Llevas unos días sin venir a casa, ¿qué tal estás?
─ Bien, estoy esperando a que llegue el avión. Nos vamos a Bélgica tres semanas.
─ Lo sé, me lo ha dicho Uxue ─ soltó ─. Te echaremos de menos. Queremos que nos llames todos los días, ¿entendido? ─ Se rió, contagiándome la risa ─. ¿Estás emocionada?
─ No, la verdad es que no.
─ ¿Qué? ¿Por qué?
─ Porque voy a pasar tres semanas encerrada en una habitación de hotel con Isaac, tenemos que compartir alojamiento.
─ ¿¡Vosotros solos!? ¡Cuéntanoslo todo! Y usad protecc...
─ No lo digas. ─ Advertí ─. Va a ser muy incómodo. Os llamaré, lo prometo.
─ ¡Farah! ─ La voz de Silvia sonó por detrás de la de Fenna ─. ¡He oído todo! Pásame con Farah, Fenna.
─ Claro ─ oí una pequeña interferencia en el momento en el que se pasaron los teléfonos.
─ Farah, escucha, eres muy joven para tener demonios con piernas rondando por casa ─ regañó.
─ ¡Por Dios, Silvia! ─ Enrojecí.
─ Era broma, un poco ─ añadió ─. Mándanos fotos, no preguntes cómo, pero he averiguado a qué sitio vais. Hay discoteca. ¡Mándame fotos de todos los vestidos que te pongas! ¿Te has llevado el blanco? Te hace buen cul...
─ ¡¡Silvia!! ─ Espeté. Ella soltó una pequeña risa.
─ ¿¿¿¡¡¡QUÉ HACÉIS CON MI MÓVIL!!!??? ─ El grito de Uxue fue tan fuerte que tuve que apartarme el teléfono de la oreja y bajar el volumen al mínimo para no quedarme sorda.
─ Hablar con Farah ─ soltó Silvia con inocencia.
─ ¡Farah, Isaac! ─ ¿De verdad no podía hablar con mis amigas con tranquilidad?
─ Luego os llamo, tenemos los billetes ya ─ «por desgracia» quise añadir ─. Os quiero.
Colgué y apagué el móvil. Isaac se quitó los auriculares, molesto. Aina y Adrien tenían unos papeles en la mano.
─ Ya hemos conseguido los billetes ─ soltó Aina, tras un suspiro ─. Sentimos la tardanza, pero hemos tenido que gastar tiempo areglando el pequeño dilema que ha surgido. ¿Os podéis creer que iban a poner a Farah con un extraño y no con Isaac?
Joder, casi que prefiero hacer amigos nuevos.
Pero, pero, pero...
─ No lo hagáis por mí, a mí me da igua...
─ Ni hablar ─ negó rotundamente con la cabeza ─. Isaac y tú iréis juntos, como buenos amigos que sóis.
Amigos. Claro.
─ No..., es decir...., es que... ─ tartamudeé por los nervios y para mantener la poca dignidad que tenía, preferí callarme y joderme.
Genial, una hora al lado del inexpresivo y capullo de Isaac. Menos mal que era vuelo directo.

ESTÁS LEYENDO
El deseo de amar para siempre [TERMINADA ✔️]
Romance¡ESTE LIBRO ESTÁ EN PROCESO DE CORRECCIÓN! Farah; una chica, en el primer año de Universidad, se va de intercambio a Ámsterdam. Su ilusión y orgullo por cumplir sus sueños y nostalgia por su obsesión quinceañera con ese lugar la llenan plenamente de...