Si me hubieran preguntado dónde estaba en ese momento, hubiera respondido que en una película romántica y muy cliché.
Notaba mi corazón latir con fuerza.
A veces me volvía para mirar a Isaac, y la sonrisa ladeada y cálida, y el brillo de sus ojos no se iban.
Estábamos en una ciudad poco habitada y perdida de Bruselas, sin abrigo y nevando. Los últimos acordes de la canciónStyle, de Taylor Swift sonaban en los auriculares. Mi pelo naranja estaba salpicado de pequeños copos de nieve de color blanco, tan impolutos como una sábana recién comprada. Yo había marcado el rumbo, él se había dejado y, cómo no, nos habíamos perdido. Pero, sinceramente, nos daba exactamente igual.
Comenzó a sonar Ocean Eyes, de Billie Eilish
Me giré para mirarle. Yo caminaba con pasos rápidos y a veces corría un poco, mientras que él me seguía.
Y, en cuanto vi sus ojos, el mundo se paró.
Mi corazón latió con fuerza.
Estaba apoyado, en una columna de un edificio. Se había frenado cuando yo me había parado a mirar el cielo, a ver cómo los copos de nieve caían con rapidez, impactando contra el suelo y creando poco a poco una capa más grande de nieve. Tenía la cabeza ladeada, los labios curvados en una ─ casi invisible ─ sonrisa y los ojos más brillantes que había visto nunca.
Sentí que me estrujaban el pecho con fuerza.
Y, por un momento, me sentí tan bien, que supe que, en ese instante, era invencible.
A veces te miras a los ojos de alguien y te da la sensación de que te has estado ahogando toda tu vida y ahora estás respirando por primera vez.
Me fue inevitable no sonreír. Le hice un gesto con la cabeza, como diciendo «¡Vamos, aún no hemos terminado el recorrido!». Se enderezó, caminó hacia mí e, inesperadamente, los dos últimos pasos los dio más rápido, tomándome por la cintura y presionándome contra su pecho. Escuché los latidos acelerados de su corazón, y me sentí como en casa por primera vez en mucho tiempo.
─ ¿Sabes que nos hemos perdido? ─ Preguntó con un tono cálido.
─ No hace falta que lo asegures ─ respondí. Ambos reímos.
Deshice el abrazo, entrelacé sus dedos con los míos, él sonrió y volví a caminar, tirando de él, por una ciudad totalmente desconocida para mí.
Aunque cada vez era menos desconocida. La estaba conociendo junto a él. Junto a Isaac, mi Isaac.
─ ¿Cuál es tu comida favorita? ─ Dijo, rompiendo el silencio.
─ Venga ya, ¿vas a hacer una ronda de preguntas?
─ Vamos ─ me corrigió.
Resoplé y negué con la cabeza. Todo mi cuerpo cosquilleaba.
─ Posiblemente, las patatas fritas. ¡Nunca fallan!
Rio y acarició mi pelo. ¿Cuántas veces lo habría hecho ya en lo que llevábamos de noche?
─ Te toca preguntar, pelirroja.
─ Creo que esta es la conversación más surrealista que he tenido nunca ─ jaraneé ─. ¿Cuándo ha sido tu última fantasía?
─ Joder, vas arrasando ─ se burló ─. Hace un par de días, contig...
─ ¡Era broma! ─ Le corté con las mejillas coloradas ─. ¿A qué le tienes miedo? Yo a las tormentas y a las arañas. No las soporto. ¡Hay gente que dice que ellas también nos tienen miedo, por eso no hay que temerlas! ¡Eso es mentira! ¿Acaso ellas dan un bote cada vez que ven a un humano? ─ Me quejé ─. Bueno, ¿y tú?

ESTÁS LEYENDO
El deseo de amar para siempre [TERMINADA ✔️]
Romance¡ESTE LIBRO ESTÁ EN PROCESO DE CORRECCIÓN! Farah; una chica, en el primer año de Universidad, se va de intercambio a Ámsterdam. Su ilusión y orgullo por cumplir sus sueños y nostalgia por su obsesión quinceañera con ese lugar la llenan plenamente de...