CAPÍTULO 37 → ISAAC

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La tormenta no paraba.

Incluso aumentaba cada vez más.

Conan maldecía cada rayo que caía.

Adam miraba la situación con cautela, pues le encantaban estos desastres naturales.

Logan trataba de calmar a Conan.

Y yo sólo podía pensar en que Farah estaba en medio de una tormenta sobrenatural, con fobia a ellas.

La gente no paraba de largarse de la fiesta entre gritos escandalosos. Y normal que lo estuviesen haciendo, la tormenta daba tanto miedo que incluso a mí me provocaba salir pitando de allí. La lluvia me había empapado entero.

No me lo pensé ni un segundo, dejé a mis amigos atrás y decidí ir a buscar a Farah, en ese momento no tenía tiempo para pensar en si la odiaba o no.

─ Idos a casa, yo me iré con mi hermano ─ no esperé respuesta, salí de la terraza corriendo en busca de la chica.

Toda su casa estaba completamente vacía, no había rastro de nadie. La tormenta ahora era infinitamente peor; la lluvia caía con muchísima más fuerza y brusquedad, los relámpagos cada vez eran más frecuentes y aterradores y los truenos retumbaban cada vez más.

─ Joder... ─ empecé a frustrarme, mi cabeza solo estaba centrada en encontrarla.

Hubiera apostado lo que fuese a que, si estaba, estaba en una esquina, llorando y temblando, muerta de miedo.

─ ¡Farah! ─ Grité su nombre. Ahora me importaba una mierda cuánto la odiaba, ahora me importaba el hecho de que estaba en medio de una tormenta sobrenatural, de madrugada y con fobia hacia ellas. Y necesitaba encontrarla y calmarla, porque, por más que la odiase, sabía lo mal que se sentía eso. Porque yo tenía una fobia irracional a las tormentas cuando era más pequeño ─. ¡¡Farah!!

No se oía ni una mísera voz, tan solo los aterradores estruendos de la tormenta. Y me estaba empezando a asustar, porque no había manera de encontrarla. No había rastro de ella, ni de sus amigas, ni de nadie.

─ ¡¡¡FARAH!!! ─ Mierda, esto era más grave de lo que pensaba, yo estaba a cargo de ella y no la encontraba por ninguna parte.

Me pasé los dedos por el pelo, frustrado y desesperado. Traté de mantener la calma y buscarla con tranquilidad, pero me resultaba imposible sabiendo que no localizaba a Farah. Y por más que la detestara, el miedo que sentía por si no aparecía era inevitable.

Ya me imaginaba la que me vendría encima.

Volví a buscar por cada rincón e incluso vi lugares que ni siquiera sabía que estaban ahí ─ posiblemente habitados por Conan, porque todos parecían una pocilga, igual que su cuarto ─, pero no la encontré.

No me rendí, mientras la buscaba seguía llamándola. Mi teléfono no tenía batería, así que no podría llegar a nada con él. La tormenta crecía por momentos y la lluvia cada vez era más amenazante.

Salí al jardín por última vez, con un uno por ciento de esperanza, cuando la vi, por fin.

Estaba en una esquina, con las rodillas en el pecho, las manos temblorosas en sus oídos, tapándolos, los ojos llenos de lágrimas y los dientes castañeando. Sorprendentemente, su maquillaje no estaba corrido, estaba más que intacto. Estaba empapada, de cabeza a pies, no estaba húmeda, estaba empapada por la lluvia. Y lo peor, estaba sola.

La escena me partió el alma en dos.

Y el odio que sentía hacia ella, se fisuró un poco.

─ Farah... ─ dije en un susurro ahogado. Su mirada se elevó hacia mí y rompió en llanto ─... ¿qué haces aquí? ¿Por qué estás sola?

El deseo de amar para siempre [TERMINADA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora