Era el día.
Era el día de mi partida.
Había pasado todo tan rápido...
Me encontraba en el aeropuerto, junto a Uxue y más gente. Por otro lado, unos siete profesores estaban muertos de sueño, tomándose un café. Sentí envidia porque yo no quería, necesitaba uno para mantenerme en pie, pero no gastaría dinero en eso, cuando lo pudiera ahorrar para comprarme libros.
No tenía a nadie con quién hablar en ese momento porque Uxue estaba en llamada emotiva con su madre, al igual que el resto de parásitos que nos rodeaban.
Yo no era una persona muy sociable, que digamos.
Tararee la canción this is me trying, de Taylor Swift. Cada vez que escuchaba una canción del álbum de Folklore, se me venía a la mente todo el triángulo amoroso. No fallaba.
─Farah ─la voz de Uxue sonó muy pequeña y despreciable comparada con el volumen de la música que estaba escuchando─. Ya he acabado de hablar con mi madre.
Retiré, con tristeza, los auriculares de mis oídos. ¡Yo quería seguir escuchando a Taylor, era la única manera de soportar a toda la gente que me rodeaba!
─¿Charla emotiva? —bromeé.
─Sí —suspiró─. Te pones conmigo en el avión, ¿verdad?
─Por supuesto. ¿Con quién si no? ─asentí─. Estoy muy nerviosa, sinceramente.
─Yo también ─admitió.
Ella sabía interpretar cuándo yo estaba arrepentida, compungida o con miedo, y lo sabía hacer bien, por lo que en cuanto se fijó un poco más en mi rostro, ladeó la cabeza e hizo una compatible mueca que hizo que algo se me encogiera por dentro.
─Farah... ─tocó mi hombro─. No puedes arrepentirte ahora. Ya no hay vuelta atrás.
─Lo sé, pero a veces llega ese pensamiento a mi cabeza y me dice que soy patética y no lograré nada. Que no. Que jamás seré escritora. Y qué jamás lograré sanar. ─Reconocí, con mi interior derrumbándose muy lentamente.
─Oye, te apoyaré en lo que necesites ─me motivó─. Y no eres patética porque quieras escribir libros, porque mientras tú dices eso, hay gente de tu edad que ni siquiera sabe poner una hache intercalada —dijo con total sentimiento y sinceridad─. Tienes mucho potencial para esto y quiero que lo disfrutes y aproveches al máximo, Farah ─ladeó la cabeza─. Y vas a sanar. Pero es un proceso difícil. Difícil y lento. Me tienes aquí para lo que sea. Me tienes a mí, a tu hermano... tienes a gente que te apoyará pase lo que pase ─hizo movimientos circulares en mi hombro con sus dedos─. ¡Y ahora vamos a subirnos en ese avión y vamos a ser las mejores en nuestros sueños!
La manera en la que levantó sus brazos mientras clamaba entusiasmada sus planes de futuro hicieron que sonriera y que mi pensamiento malvado se fuera por un tiempo. Negué con la cabeza y sonreí, mientras ella asentía, orgullosa.
Justo cuando negué con la cabeza por última vez, mirando al frente, distinguí a Kurt remotamente. Su cabello despeinado y su sonrisa generosa desviada a un guardia de seguridad, que mantenían una amable conversación, me indicaron que no había ningún cambio en él. Sí era verdad que había ido alguna que otra vez a visitarlo desde el día que nos conocimos e hicimos excelentes migas.
Este giró la cabeza y sus ojos se conectaron con los míos, haciendo que por su parte sonriera y me hiciera un gesto con la mano, para que fuera donde él estaba.
Genial, a socializar.
─Dame un segundo ─le dije a Uxue, que chateaba con su familia por el teléfono.
─Claro, te espero aquí.
Fui a paso rápido donde él se encontraba y por poco tropiezo con mis cordones desatados, provocando una risotada por lo bajo por su lado.
─No te rías ─dije, sintiendo como tartamudeaba un poco, con algo de vergüenza recorrerme el cuerpo─. ¿Qué haces aquí?
─Ah, estoy hablando con Loack ─señaló amistosamente al guardia de seguridad, un chico de piel oscura, de treinta años aproximadamente que cuando me vio, me saludó amablemente con una sonrisa de bienvenida. Casi pensé que me mataría antes que sonreírme, pero supongo que fue eso mejor, ¿no?─. Hace unos minutos se le había caído un papel importante para su trabajo, se lo he devuelto y hemos acabado hablando del viaje de intercambio.
─Qué sociable, Kurt —jugué.
─Igual que tú ─bromeó.
—Más quisieras —me volví para mirar al guardia—. Soy Farah.
—Encantado —me estrechó la mano amablemente.
Sentí una vibración en el bolsillo de mis vaqueros e inmediatamente posé mi mano ahí, para sacar mi teléfono y ver que tenía una llamada entrante de Uxue.
─Dime, Uxue ─respondí, poniéndome el teléfono en un oído y tapándome el otro con el dedo para oír mejor la llamada, debido a la bulla que había en el aeropuerto─. ¿Qué necesitas?
─Ya nos vamos ─respondió─. Avisa a Kurt, de parte de la directora. Dice que le está llamando, pero que "como el que oye llover"
─Está bien, vamos para allá —hice un gesto con mis manos a Kurt y este lo comprendió a la primera cuando asintió y se despidió de Loack─. Te cuelgo.
─Adiós, te espero aquí.
Pendé la llamada y Kurt se puso a mi nivel, dando un par de pasos apresurados. Tomé mi maleta de su asa y la arrastré, haciendo que las ruedas sonaran contra el suelo. Cada vez estábamos más cerca de Uxue, que nos esperaba junto al resto de estudiantes que guardaban sus teléfonos para entrar en el avión.
─Vámonos ─ordenó.
Una vez dentro del avión, perdimos de vista a Kurt ya que él se sentó delante, junto a los demás organizadores de su edad y profesores, y yo me senté más atrás, con Uxue. Nos tocaron unos excelentes asientos, excepto por...
—¡Joder!
Maldecí en el momento que pisé un chicle del suelo, y más cuando Uxue empezó a reír a carcajadas.
─¡Cállate! —ordené, mientras frotaba mi zapato contra el suelo—. Vaya mierda de inicio de viaje.
Debió ser que me esperaron para despegar el avión, porque segundos después de que mi zapato se hubiera liberado por fin de esa maldita cosa pegajosa, rosa y molesta, oí por los altavoces que el avión despegaría, y que todo el mundo debía ir sentado, bla, bla bla.
─¡Futuro millonario, allá vamos! —Uxue mencionó emocionada—. Aquí tenemos tantas oportunidades... Cursos, academias, visitar una nueva ciudad... Dicen que Ámsterdam es muy buena para los trabajos. Pagan bien y tienen una gran variedad de ellos. Y, lo mejor, ¡nos tomaremos un año sabático!
Negué con la cabeza, riendo por lo bajo y miré por la ventana cómo despegaba el avión.
Ya no había vuelta atrás.
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El deseo de amar para siempre [TERMINADA ✔️]
Lãng mạn¡ESTE LIBRO ESTÁ EN PROCESO DE CORRECCIÓN! Farah; una chica, en el primer año de Universidad, se va de intercambio a Ámsterdam. Su ilusión y orgullo por cumplir sus sueños y nostalgia por su obsesión quinceañera con ese lugar la llenan plenamente de...