Capítulo 11.

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Mientras Emily se movía de lado a lado preparando de aquella pasta con salsa Alfredo para los chicos...

Nagi estaba totalmente entretenido comiendo fresas con chocolate sin apartar su mirada de aquél lindo vestido que Emily se había puesto.

Ella llevaba un suéter de Blue Lock por encima y ver su trasero de avispa casi a la deriva, lo estaba comenzando a excitar.

—Bien, diez minutos más y listo...—musitó caminando en dirección a su acompañante mientras se quitaba el delantal. Emily se sentía bastante cómoda en aquél instante así que era momento de saber qué clase de convivencia era tener al estar con el chico que comenzaba a mover su mundo— Tienes la cara cubierta de chocolate...—musitó entre suaves risas, Nagi pestañó varias veces al verla moverse para poder acomodarse entre sus piernas. Emily sonrió dulcemente mientras le limpiaba suavemente aquellas lindas y sonrojadas mejillas pues Nagi Seishiro, no se había dado cuenta de dicha reacción— Sólo ten cuidado...

Nagi había quedado completamente entretenido mezclando el chocolate derretido con la leche y luego de haber terminado, su mirada llena de deseo se había postrado en un vestido que estaba deseando subir hasta su cintura.

No comprendía porqué se sentía tan ansioso de probarla, ¿Tal vez porque llevaba semanas sin tener acción con alguna chica? La última no lo había dejado tan satisfecho y casi por un instante, comenzó a recordar a la mujer que lo había llevado a tener el suficiente aguante.

—¿Estaban deliciosas? —preguntó sacándolo de sus pensamientos, soltó una pequeña risilla mientras llevaba una fresa a su boca y Nagi solo se dedicó a relamerse los labios. Su penetrante mirada solo dedicó a observar con lujo y detalle el cómo Emily mordía y saboreaba de aquella fría y rica frutilla— El chocolate está en un buen punto...

—¿Eso crees?

La sujetó por la mandíbula para poder atraer su mirada a él y Emily sonrió en respuesta pues su posesividad le pareció encantadora.

[Sobre todo por lo ansioso que se veía al querer volverla a besarla.]

—Dejame probar tu boca, Emily...

La de cabellos negros y ojos rojizos se quedó en silencio por varios segundos, su cuerpo se quedó perplejo y saber que no podía moverse como era debido, solo la llevó a abrir su boca después de que un Nagi la besara de manera ansiosa.

La soltó de la quijada y sus cuerpos se movieron para buscar acoplarse de forma más cómoda.

Nagi se había puesto de pié con ella entre sus brazos, necesitaba tener un lugar dónde sentar a Emily un momento así que la barra dónde había estado ocupado mezclando chocolate y leche, fué la altura perfecta para poder abrirla de piernas y así buscar adentrarse en su ropa interior.

—E,Espera...—susurró entre jadeos tomando las manos de un deseoso Seishiro pues aquél chico la había querido masturbar un poco y entre suspiros ahogados, no tuvo más remedio que obedecer a su chica— N,No de ésta forma, grandote...—respondió con la respiración agitada, bajando su mirada llena de vergüenza pues por más que deseara esa acción en aquel lugar, no podía dejar que se saliera con la suya tan rápido, ¡Mucho menos en un lugar dónde estaba cocinando!.—

Alzó sus temblorosas manos y la tomó por la cabeza, Emily sorbió su nariz mientras trataba de que sus lágrimas no corrieran por sus mejillas.

Nagi jamás se había topado con una chica que lo detuviera sin importar la circunstancia, ¿Era Emily acaso la mujer que se adueñaría de su irresponsable corazón?

—"¿Emily..?"

Una voz familiar proviniendo de afuera hizo que ambos se terminaran separando rápidamente.

Crónicas de un futbolista. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora