Capítulo 29.

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Su respiración fué tranquila y serena, Emily se había quedado dormida después de haber reído a carcajadas mientras se quejaba y lloraba.

[¿Pero por que?]

Barou se dedicó a hacerle cosquillas con la punta de su nariz en su cuello y pecho.

Emily amaba que él la tratara como a una bebé a sabiendas que ya no era una, ¿Pero como no sentirse así con su otra mitad? Su hermano tenía la misma aura de su madre y jamás se sintió acosada o incómoda estando a su lado.

[Siempre había respeto.]

Cada uno se daba su tiempo y su espacio pero siempre volvían a los brazos del otro, eran mellizos y separarlos sería una de las peores cosas que podría pasar.

[Y la idea de hacerlo, estaba en la mente de uno de los gemelos R.]

—¿Qué quieres ahora..? —su voz sonó rasposa y de muy mala gana, Barou había atendido una llamada para nada importante pero que no quería rechazar tampoco. El nombre de R2 estaba dibujado en la pantalla así que en aquél justo instante, Robert le había hablado a su único nieto varón— No estoy de humor ahora para escuchar tus reproches, Robert.

—'Nunca estás de humor para escuchar mis reproches, Barou.'

—Si me hablas para saber cómo está mi hermanita, ella está durmiendo plácidamente ahora... Así que no es necesario la preocupación de dos idiotas más —Robert sonrió luego de haber soltado el humo que habían retenido sus pulmones por varios segundos, su nieto era demasiado energético y gruñón. Le recordaba mucho a él cuando era jóven y definitivamente Barou no era muy diferente a ellos después de todo— Si quieres saber más sobre la salud de Emily, Nomi no estará aquí como adorno...

—Mi dulce Nomi me mencionó que tú y Emily tuvieron una pequeña diferencia —Barou paró su caminata un momento luego de escuchar aquello del otro lado del teléfono, aquella mujer estaba sentada de forma muy relajante en la sala de estar y verla usando un vestido de pijama tan sumamente sexy lo hizo gruñir de coraje— Eres mi único nieto varón, Barou... Y no sabes lo importante que eres para mí y Richard.

—Sí, ¿Alguna otra mentira más por decir? Estoy ocupado ahora...

—No quiero que a Emily le suceda nada malo, así que estando dentro de ese lugar lleno de mocosos, quiero que sólo te concentres en tí mismo —Barou caminó en dirección a la lavandería, ignorando por completo la presencia de aquella mujer en la sala— Necesito que llegues a ese partido y seas uno de los que anote un gol, habrá demasiado dinero apostado así que ten por seguro que si no obedeces mis ordenes, voy a alejarte de Emily sin importarme una jodida mierda su relación de mellizos...

—¿Un apuesta? Genial, entonces espero poder tener que apostar en que si anoto un gol, vas a irte a la mismísima mierda junto con Richard... —Barou no estaba para tener que escuchar estupideces, mucho menos por sus abuelos. ¿Por qué rayos no desaparecían? Barou no sentía ni una sola pizca de empatía por esos 2 y agradeció grandemente que su padre Rio, jamás dejara que Emily y él convivieran con ellos— Sólo hago ésto porque mi hermanita lo desea... Así que mi tú, ni Richard y ni siquiera Noelia pueden meterse en decisiones que solamente son mías y de Emily.

El temperamento de su nieto era inmensamente imposible de tratar, ni siquiera podían estar cerca de Emily gracias a él y tener que soportar solamente a la mimada de Emilia, no los llevaba a sentirse vivos.

Odiaban el haber perdido a Rio, ni siquiera les importaba del todo lo que hiciera Noelia pues al fin y al cabo, ella siguió su vida y es una fotógrafa de clase mundial.

Solían ver sus trabajos por todas partes y gracias a eso, su vista y su interés solamente estaban en sus 2 únicos nietos con talento nato.

[Y lo único que Emilia tenía de talento, era tener que gastar mucho dinero de sus tarjetas negras.]

Crónicas de un futbolista. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora