Capítulo 4.

1.5K 115 34
                                    

Su mirada no se apartaba de ella, su hermanita parecía relajada a comparación de cuando había llegado a ese lugar.

Todavía no platicaban, tampoco quería verse más grosero de lo que se había comportado así que era mejor esperar el momento indicado para poder hablar con ella.

—Vamos, te mostraré el lugar —propuso Isagi poniéndose de pié, Barou movió su mirada rápidamente a él, ¿Podía confiar en ese idiota? El mellizo de Emily no quería levantarse de su cama pero tampoco deseaba que esos inútiles estuvieran tan cerca de su hermanita.—

—Me encantaría —sonrió tomando la mano del pelinegro cuando éste le alzó la suya. Emily llevaba puestas unas pantuflas y tanto Nagi como Chigiri, no dejaban de ver aquellos conejitos adornando los pies de su nueva compañera— Oye, cuida mi caja especial y que nadie lo toque, ¡ni siquiera tú..!

Barou gruñó molesto tomando la bonita caja adornada de lindas flores que su hermanita había llevado consigo en su viaje.

Chigiri rió por lo bajo ante eso pues Barou se había dado la vuelta en su lugar, el rey necesitaba descansar un poco después de haber tenido un agitado partido que los hizo pasar a su próxima clasificación.

[Es lo que menos se merecía.]

—¿Los puedo acompañar? —preguntó Nagi llamando la atención de ambos, Barou rápidamente soltó un quejido de irritabilidad pues no quería ver a ese tonto cerca de su hermana, ya suficiente tenía con saber que Isagi la llevaría a la boca de las hienas— Necesito hablar con Reo...

Todos se quedaron callados, pues habían sido testigos de lo que Nagi le había dicho a Reo. ¿Por qué querría hablar con él luego de haber terminado de aquella forma?

—Amm, claro —respondió un dudoso Isagi, Emily se sonrojó por lo bajo, ¿Por qué actuaba de esa manera? Ni siquiera su crush del fútbol la había puesto tan nerviosa cómo la ponía ese chico.—

Emily Povs~

Dios, soy yo de nuevo. Éstos chicos son realmente lindos y te pido que me des fuerzas. ¡Te lo suplico!

Isagi me platicaba cordialmente sobre aquél sitio, el lugar era asombroso y bastante grande, Ego se había lucido con todo ésto. Odiaba admitirlo realmente ya que siempre lo creí muy anticuado y completamente aburrido.

—¿Cuántos años tienes? —una pregunta me sacó de mis pensamientos. Isagi observaba a un curioso Nagi quién se encontraba caminando a mi lado con la mirada totalmente en frente. Me pareció bastante intrigante, sobre todo después de haberlo escuchado hablar de una manera tan cruel hace un rato, ¿Seguía siendo lindo después de eso?— Te ves más joven que tu hermano.

—Bueno, soy diez minutos menor que él —respondí en una pequeña sonrisa de costado mientras me soltaba el cabello, la mirada de ambos estaba sobre mí y me gustaba la atención de los chicos lindos, lo admitía pero desde mi ultima relación, solo me enfocaba en mis cosas y por alguna extraña razón, me aterraba volver a entregar mi corazón— Tenemos dieciocho años.

—Son muy diferentes.

¿Diferentes? Podría ser cierto, aunque físicamente eramos iguales, nuestro amor por el uno al otro era único y lo que más me importaba en la actualidad, era verlo siempre feliz.

[Aún sin importar que a mí cueste serlo.]

Llevé mi mirada en dirección a él y parecía verse cansado. ¿Por qué no simplemente se quedó en su habitación a dormir? Después de sus crueles palabras hacia aquél chico, hasta yo me había sentido muy mal.

—¡¡ES UNA CHICA!!

Mi entrecejo se frunció cuando todos los que se encontraban en aquél gran comedor voltearon a nuestra dirección.

Crónicas de un futbolista. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora