Capítulo 21.

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Se deslizó con cuidado por el suelo después de haber salido de aquél auto. La calle estaba en total silencio y adoraba el ambiente frío que regalaba aquella residencia.

[Vaya buenos e increíbles recuerdos le traían.]

Era obvio que no iba a quedarse con los brazos cruzados después de haberse enterado el cómo Emily había sido lastimada de una manera brusca.

¿Iba a darle una paliza al causante?

[Posiblemente luego.]

Ryusei Shidou se había escabullido en el auto de Jinpachi Ego y gracias a sus entrenamientos de ninja, obvio había logrado que nadie se diera cuenta del como se había escondido en la cabina trasera.

Fué bastante fácil caminar por el lado derecho de aquella gran casa, los cristales mostraban perfectamente el cómo Ego estaba en la cocina y agradeció con toda su alma, al verlo lejos de la habitación de su más grande y brillante estrellita.

—Te va a atrapar, no debiste haber salido de aquí.

—Nah... La casa de Emily podrá ser como una cajita de cristal pero la conozco como a la palma de mi mano —explicó luego de haber llegado a la pequeña y bonita reserva natural que conectaba al patio trasero, Ryusei observó a todas partes, ¿Era posible llegar a Emily sin que ese idiota lo descubriera?.—

—Espero poder obtener una inmensa recompensa por guardar tu secreto —musitó volteando hacia donde un Eita se encontraba roncando, agradeciendo de que su mejor amigo estuviera dormido y no pudiera escuchar su conversación con Ryusei— Ojalá que Emily se mejore, sería una pena que una chica como esa, no pudiera volver a jugar.

La brillante mirada de Ryusei observó las escaleras que daban en dirección a la recamara principal, la cocina estaba del otro lado de la casa así que tenía que tener cuidado al entrar por la puerta que daba acceso a la alberca.

Se agachó en dónde estaba plantado aquél inmenso y precioso árbol de ceibas y buscó la llave que Emily le había regalado cuando estuvieron juntos.

¿Pero por qué estaba en ese lugar si ella se la había obsequiado?

[Sencillo...]

Desde que Emily le pidió terminar su relación con derechos, Ryusei se la había regresado porque eso también conllevó a sólo ser amigos a distancia, incluía cero confianza y por sobre todas las cosas en el mundo...

[Ryusei respetaba inmensamente a Emily en todos los sentidos.]

—Nos vemos después, sólo inventale algo a Eita si pregunta el porqué no estoy.

—Bien, mucha suerte.

Se guardó el teléfono en el bolsillo derecho de su jogger y caminó hasta donde la puerta se encontraba, Ego se había movido en dirección al baño y verlo cerrar la puerta, le dió la gran oportunidad para poder adentrarse sin que él se diera cuenta.

[Vaya suerte tenía aquél chico.]

El que se encontraba en el top número 2, estaba completamente ansioso de poder cuidar un momento a Emily y solamente esperaba que ella pudiera estar bien.

¿Pero ella de verdad se encontraba bien? Después de haberla visto llorar de aquél modo, sus dudas lo llevaron a sobrepensar demasiado, odiaba haberla alentado a jugar pues por consecuencia de sus actos... Ella había sido llevaba al hospital.

Sus pasos fueron totalmente silenciosos, Ryusei tenía que llegar al otro costado de la casa y para su muy mala suerte... Había olvidado que la habitación de Emily estaba justo arriba del baño al cual aquél canalla había entrado.

Crónicas de un futbolista. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora