Caminó por todo su cálido y hermoso hogar en busca de su más grande oso gruñón.
¿Y ahora dónde se había metido?
Emily no miraba a su hermano desde esa mañana y luego de llegar de la universidad después de haber tenido un día increíblemente atareado, le dió una grandiosa idea que la llevó a ser obligada por su parte más rebelde.
—"Bien, cómo no estás en casa, entonces haré una grandiosa fiesta."
Sí, cuando su hermano no se encontraba en casa ésta siempre se salía con la suya. Y siempre que terminaba cada desastre llamado "fiesta", dejaba todo cómo estaba, pues así no hacía sospechar a su gruñón mellizo que había tenido una noche bastante alocada.
—Listo...
De entre sus labios se escapó un suspiro lleno de alivio cuando todos sus invitados salieron por la puerta.
Miró a todas partes y su mirada se centró por último en el reloj que se encontraba como adorno en la pared de su habitación, éste marcaba las 5:00 de la madrugada. Estaba por amanecer y su departamento estaba hecho un desastre.
Emily tenía que poner manos a la obra, tenía unas horas antes de que su hermano posiblemente llegara a casa y era mejor evitar algún conflicto que la llevaría a terminar en un convento muy lejos de su hogar.
[Y Barou estaba dispuesto a hacer eso, con tal de ver a su hermanita como la angelito que obviamente no era.]
A Emily le dió escalofríos con tan sólo pensar alejarse de su hermano y aunque Barou a veces era un poco cruel cuando se trataba de su educación, Emily no tenía de otra que solo demostrarle que era alguien que podría valerse por sí sola.
[Pero para Barou ella era solo una niña que no podría vivir sin él a su lado.]
Cocina, comedor, sala y baño fueron los lugares que ella limpió. 3 horas en ello para dejar todo cómo estaba. Oservó el reloj nuevamente y se le hizo muy raro que su hermano no haya llegado aún, ¿Dónde se había metido? ¿A caso se encontraba con mamá Noelia?
Tomó su celular cuál se encontraba sobre su cama y en éste no tenía ningún mensaje, mucho menos de él... El instinto de hermana melliza comenzó a hacerla sentir nerviosa.
¿Dónde se había metido Barou?
—Hmm... Hola, soy Shoei, deja tu mensaje.
Ocioso en gruñido se escuchó el buzón de voz de su hermano mayor. Emily suspiró en respuesta a eso pues ella y Barou eran tan, pero tan unidos, que siempre se cuidaban el uno al otro pese a tener a veces algunas diferencias.
[Eso incluía protegerse de una forma íntima en dónde no permitirían que nadie lastimara a su otra mitad.]
—Hermano mayor, ¿Dónde estás? Por favor, cuando escuches éste mensaje... Llámame.
Colgó la llamada y resopló un tanto irritada, ¿Dónde pudo haberse metido ese tonto? Le preocupaba pues Barou siempre le avisaba si llegaba tarde cada vez que salía. Y literalmente no lo miraba desde el día anterior en la mañana.
Suspiró por lo bajo un tanto desganada y caminó en dirección al baño, ella necesitaba una gran y tranquila ducha así que aprovecharía el momento para poder quitarse el estrés de no saber dónde estaba su mellizo.
—"Él dijo que mi cuerpo es increíble... No puedes confiar en una con culo grande..."—tarareó aquella canción de Doja Cat que sonaba en su celular. Ésta estaba recostada en la bañera con un pañuelo húmedo sobre sus ojos y no dejaba de moverse mientras bailaba y reía por aquella canción— ¿Uhm? —escuchó unas llaves a lo lejos y se quitó rápidamente el pañuelo del rostro, se removió en la bañera y sonrió al saber que su hermano había regresado— ¿Barou..?
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Crónicas de un futbolista. (+18)
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