Emily sintió el cómo la vista se le tornó borrosa, su caminata hasta su destino se había hecho tan larga que sentía que jamás llegaba.
El agobio y la frustración la hicieron sentir muchísimas ganas de vomitar, su frente estaba húmeda en sudor y sentía que iba a desmayarse.
Se detuvo contra el bote de basura más cercano y cerró los ojos fuertemente. La voz de Ego en su cabeza diciéndole que por su culpa Chigiri no podía jugar, no dejaba de escucharla.
Casi por un instante se dió varios golpes en las mejillas para poder parar aquél molesto eco, ¿Qué clase de poder era ese como para hacerla sentir tan miserable?
—Respira tonta, respira...—se alentó a sí misma sujetándose fuertemente contra el bote de basura, Emily sentía la cara arder y la acidez en el estómago dandole señal de que un próximo vomito se avecinaba, la hicieron inclinarse con rapidez pues sus nervios y su frustración no la hicieron mantenerse tranquila.—
La puerta que daba entrada a aquél campo se abrió mientras estaba casi escondida en el bote de basura. Emily estaba tan presionada vomitando que no se había dado cuenta que el ruido había llamado la atención de alguien.
[¿Y ahora de quién se trataba?]
—Emily...—el albino la miró un tanto en sorpresa, ¿Qué hacía ella ahí? ¿Y por qué rayos iba vestida con el mismo uniforme que él llevaba?— ¿Qué haces aquí...?
Emily sorbió su nariz mientras se cubría la boca, el olor de su mismo vomito le invadieron sus fosas nasales y asqueada ante eso, no tuvo más remedio que solo seguir sin dar vuelta atrás.
—Ju,Jugaré en su equipo —susurró en respuesta con la voz titubeante, la presión de haber vomitado y el ácido que había expulsado, la habían dejado un tanto amarga y adolorida de la garganta— P,Por mi culpa Chigiri... D,Debe reposar entre dos días para poder j,jugar sin ningún problema...
El albino se quedó en silencio, sus ojos ligeramente brillaron como a los de un depredador pues ver a la chica que se había cogido hace unos minutos atrás, lo hacía excitarse de forma tan inesperada.
¿Qué rayos tenía Emily para hacerlo sentir tan duro? Se suponía que había quedado satisfecho, incluso había tomado una ducha rápida antes de correr al campo.
—N,No tengo las fuerzas necesarias para jugar como Hyoma... No quiero que pierdan ese partido por mi culpa tampoco...
—Qué fastidio que te quejes por algo del cuál no tienes la culpa —dijo metiendo las manos dentro de los bolsillos de su short, Emily frunció el entrecejo pero su mirada no se dirigió a él, sólo se mantuvo cerca del bote de basura— ¿Te agotó haber estado conmigo?
—¿Por qué tienes que ser tan imbécil? Solo cállate si no vas a darme ánimos —espetó con los ojos llenos de lágrimas mientras se apartaba del bote de basura— Creí que eras alguien a quién valía la pena abrirle mi corazón, pero veo que tu sadismo y tu desinterés me hizo cometer otro error en mi vida.
—No vas a librarte muy fácilmente de mí, Emily —mencionó dando unos pasos al frente, Emily mantuvo su mirada hacia otra dirección ya que verlo a los ojos la hacía sentir extraña, ¿Dónde estaba ese Nagi dulcemente perezoso que conoció el primer día que llegó ahí?— Puedo ver cómo estás encadenada a mí, así que mejor empieza a colaborar...—la sujetó por la barbilla y sin mostrar brusquedad, logró que Emily lo viera a los ojos. La de cabellos negros y ojos color escarlata lo hicieron acercase más a su cuerpo. Un suave gruñido se escapó de entre sus labios y sin moverse, solo dejo que él la besara. ¿Por qué estaba haciendo eso? ¡Acababa de vomitar? ¿Qué clase de interés era ese? Emily se sintió confundida y ya no sabía qué pensar de Nagi— Nadie podría besarte después de verte vomitar, ¿Crees que me asquea eso? Recuerda que ahora me perteneces.
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Crónicas de un futbolista. (+18)
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