Capítulo 37.

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Se adentró a su habitación y pudo darse cuenta que la cama de Nagi estaba tendida. Su entrecejo se había fruncido pues para su sorpresa, aquél cuchitril siempre estaba repleto hasta de basura.

¿Y ahora dónde se había metido el que tenía que estar cuidado de su hermanita?

—¿Puedo hablar contigo?

Hyoma se peinó un largo mechón de cabello mientras se removía en su cama. La presencia de Barou era algo que podía sentir a kilómetros y para su tranquilidad de esa tarde no queriendo tener que ver a ningun idiota, fué algo que le duró muy poco.

—¿Y ahora qué sucede?

—¿Puedo sentarme?

—Uhm... Adelante —musitó dejando su teléfono a un costado mientras se removía nuevamente, sentándose a su lado con la rodilla derecha alzada contra la orilla de su cama. Sus manos acariciaron suavemente de ésta ya que era de costumbre tener que darle comprensión a su lesión de hace algunos años— ¿Qué es lo que sucede? —él se miraba más serio de lo normal, llevaba el cabello suelto y parecía verse muy inquieto. Lisa había mencionado que era su cumpleaños, hasta tenía una sorpresa para los mellizos aún después de haberse peleado por lo que había pasado. ¿Así de raro era el amor?.—

—¿Qué pensarías de una persona que tiene el deseo de tener a dos parejas en su vida al mismo tiempo?

—¡¿Q,Qué..?!

—Dos, ¿Tres? No lo sé...—bufó bajando la mirada luego de soltar un suspiro, Barou no había visto a su hermanita. Esa mañana le había dejado un mensaje de cumpleaños y ella todavía no lo había leído, ¿Acaso estaba ocupada siendo de Nagi Seishiro?— Tal vez pienses que estoy loco.

—L,Lo que me dices es algo totalmente inesperado, Barou.

—¿Piensas que estoy demente? ¿A caso debería de rehabilitarme y solo pensar en mí mismo?

—¡No sé que es lo que..!

—Creí que estaba pensando de una forma estúpida, incluso entenderé que no quieras hablarme después de ésto.

Hyoma soltó un pequeño grito, el cuerpo de Barou se había movido sobre el suyo y fué algo que jamás en la vida llegó a esperarse.

[Tenía que despertar.]

Hyoma Chigiri pensó que estaba soñando, pero sentir aquella inmensa presión clavarse entre sus piernas fué algo que lo llevó a cubrirse la boca de inmediato mientras se negaba a lo que estaba sucediendo en aquél instante.

Barou estaba tranquilo y verlo reaccionar de la forma en la que ya se había imaginado, solamente lo hicieron sonreír con gracia mientras se separaba de él.

Hyoma estaba que no podía respirar, ¡Barou lo había hecho jadear! Y por más que se había estado negando al sentimiento que él lo estaba haciendo sentir, le hizo darse cuenta que la otra persona de la que él hablaba, ¡Era él!

—Lo siento, creo que necesito una dosis de tranquilizante —musitó poniéndose de pié, caminando hasta la salida para poder ir en busca de su hermanita. Barou no tenía un obsequio para ella, pero sabía que Emily lo amaría sin esperar nada a cambio, sobre todo a sabiendas que sus padres cumplían 4 años de haberse ido.—

Crónicas de un futbolista. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora