Riggghhh
Desperté ante el insistente eco de la alarma de mi despertador, un sonido que retumbó en mi cabeza y me hizo comprender que era hora de levantarme. Levanté la cabeza y miré la pantalla: 7:00 a.m. Hoy era mi día de suerte; tenía una hora para alistarme si no quería llegar tarde. Era mi primer día en la universidad, aunque había un pequeño obstáculo en mi camino: la impuntualidad.
—¡Buenos días, cielo! —escuché la voz cálida de mi madre desde la cocina.
—¡Buenos días, mamá! —contesté mientras me sentaba en el comedor, el aroma del café recién hecho y las tortitas calientes llenaban el aire, invitándome a disfrutar de un buen desayuno.
—Apresúrate a comer las tortitas —exigió, colocando un plato humeante frente a mí—. Jess no debe tardar. —Jessia es mi mejor amiga; le decimos Jess de cariño. Aparte de mi madre, ella es la segunda persona más importante en mi vida.
—Sí, ya debe estar por... —el sonido del timbre interrumpió mis palabras.
—Yo abro —murmuró mi madre mientras yo terminaba mis tortitas. Oí algunos murmullos desde la puerta y, de pronto, Jess apareció en el comedor, su rostro reflejaba una mezcla de enfado y preocupación.
—¡Emma, tenemos cinco minutos para llegar a la parada del autobús! Si no queremos llegar tarde a nuestro primer día, debemos salir ya! —soltó con una voz llena de urgencia.
—¡Buenos días a ti también, Jess! —saludé distraída, concentrada en terminar lo que quedaba en mi plato—. Ahora, si me permites, me comeré mis tortitas. ¿Quieres? —levanté las tortitas como invitación. Sabía que ella tenía razón, pero la comida era lo primero.
—¿A quién se le ocurre quedarse leyendo hasta altas horas de la noche cuando sabe que tiene que levantarse temprano y que le cuesta tanto? —preguntó cruzando sus brazos sobre su pecho y rodando los ojos en blanco con una expresión divertida.
—Ufff, Jess, tan solo fueron unas horas —exclamé con frescura, pero inmediatamente me arrepentí al ver cómo sus ojos chisporroteaban con furia.
—¿Solo fueron unas horas? —preguntó molesta mientras me miraba intensamente—. ¡Estuviste leyendo hasta las 2 de la mañana! —gritó furiosa, dejándome sentada y sin palabras.
—¿Chicas por qué no dejan de discutir y mejor se apresuran? —interrumpió mi madre con tono firme pero cariñoso. En el fondo le agradecía a esa mujer que me trajo al mundo por evitar un posible "asesinato" por parte de mi mejor amiga.
—¡No estamos discutiendo! —respondimos ambas al unísono. Al darnos cuenta del momento cómico comenzamos a reírnos a carcajadas.
—Tienes razón, mamita. Voy a irme a arreglar —dije rápidamente antes de que decidiera lanzarme la chancla por haberle contestado. Busque ropa cómoda y sencilla opotando por unos jeans ajustados y un suéter gris.
[•••]
Finalmente llegamos a la universidad y agradecí al cielo por haberlo logrado a tiempo. El lugar era grande y hermoso; los jardines estaban impecables y el campus rebosaba vida con estudiantes conversando y riendo por doquier. Caminamos hacia la entrada; los pasillos estaban abarrotados y el espacio era amplio y luminoso. Todo era tan diferente a lo que alguna vez conocimos en las demás escuelas o universidades del país.
—Wow. ¡Qué lujo! —solté sorprendida mientras mis ojos recorrían cada rincón del lugar con admiración.
—Sin palabras... Nunca me imaginé estudiar en un lugar así —dijo Jess haciendo lo mismo que yo. Aplaudió emocionada mientras saltaba en su lugar como una niña pequeña ante un dulce.
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Vidas entrelazadas
Teen FictionPara Emma comenzar su vida como universitaria supone enfrentarse a los consejos negativos de su madre sobre el amor y a perseguir sus sueños Lucas ha vivido toda su vida bajo las decisiones de sus padres, y encontrarse a sí mismo es tan difícil que...