Emma
A veces en la vida tenemos que dejar que nuestra mente de despeje, cada uno a su manera, sin duda alguna venir a la acampada con Jess ha sido una idea estupenda, hace mucho tiempo no me sentía tan bien, además gracias a esto mi mejor amiga ya tiene novio.
Mi mente no dejaba de pensar en los días de acampada que tuvimos, fue más que maravilloso, ver a Lucas tan vulnerable y tan fuerte a la vez, compartir cosas con el, no sé la razón pero estoy sintiendo más confianza con el, una confianza que nunca antes había sentido con otro chico.
Pero todo lo bueno llega a su final y en ocasiones en medio de esa felicidad puede pasar algo que nunca imaginamos y justo eso es lo que está pasando, mientras un grupo esperamos el bus y los demás se van en sus coches se escucha un fuerte grito.
Todos nos giramos con rapidez hacia donde proviene el grito, y cuando digo todos es todos, incluyendo a Lucas y a Liam que aún no se han marchado, el miedo latente en nuestros rostros es más que evidente.
En medio de todo eso nuestro guía se apresura a decir —Calmense chicos, no sé desesperen ni tengan miedo. Ahora por favor ayúdenme y revisen entre ustedes quien falta.
Todos nos miramos buscando a alguien que falte por unos minutos hasta que una chica de mi misma edad con miles de lágrimas en su rostro y un tono desesperando dice —Faltan dos personas, ni Cristen ni Nadia están aquí.
Al mencionarlas muchos rostros se sorprenden me imagino que de conocerlas.
—Quedense aquí y no se mueva, iré a ver qué pasa —el guía nos indica con voz firme pero se nota que el también tiene miedo.
No sé aleja completamente de nosotros cuando escuchamos otro grito más fuerte que el antiguo. Mi corazón late rápidamente nuestras me abrazo de Jess, a la distancia veo como Lucas, Liam y otros chicos corren en dirección al guía.
—¡Liam, no vayas! —grita Jess, su voz llena de desesperación y angustia, resonando en el aire tenso que nos rodea.
—¡Quédense ahí! —responde Liam, su tono firme y autoritario.
A pesar de sus palabras, Jess y yo entrelazamos nuestras manos con determinación y comenzamos a correr hacia el lugar donde todos se agolpan. La mayoría de los amigos también están allí, y nos adentramos en el espeso bosque, donde la luz del sol apenas se filtra a través de las ramas. Con cada paso que damos, mi mente se inunda de imágenes aterradoras.
Lucas es el que va más adelante, su figura se mueve con rapidez. Todos corremos detrás de él, pero a varios metros de distancia, cuando de repente, vemos lo que parece ser Cristen y Nadia en el suelo. Al principio pensamos que se han caído y sus gritos son solo de pánico, pero lo que realmente nos paraliza es la visión desgarradora del cuerpo de Lucas cayendo sobre una roca afilada.
El tiempo parece detenerse. Mis amigos corren hacia él, pero yo me quedo anclada al suelo, completamente paralizada. Esto no puede estar sucediendo. Lucas no. Todo estaba tan bien antes; no puede terminar así.
Mi mente se apaga mientras mi mirada se fija en su cuerpo inerte en el suelo. La sangre brilla en la roca, un rojo intenso que contrasta con el gris del paisaje. Mis sentidos se cierran; el miedo recorre cada fibra de mi ser con un escalofrío helado.
El revuelo a mi alrededor crece; todos corren de un lado a otro. El guía comienza a llamar a la ambulancia con voz urgente, pero yo sigo allí, inmóvil en mi propio mundo oscuro.
[•••]
La imagen de la sangre persiste en mi mente; me siento atrapada en ese instante desgarrador. A pesar de estar sentada en la sala de espera del hospital más cercano que encontramos, no puedo escapar de la escena que sigue repitiéndose una y otra vez en mi mente.
ESTÁS LEYENDO
Vidas entrelazadas
Teen FictionPara Emma comenzar su vida como universitaria supone enfrentarse a los consejos negativos de su madre sobre el amor y a perseguir sus sueños Lucas ha vivido toda su vida bajo las decisiones de sus padres, y encontrarse a sí mismo es tan difícil que...