—¿Arian? —murmuró en voz baja, aunque estoy segura de que me escuchó.
Siento las lágrimas de mi amiga resbalar sobre sus mejillas. Volteo a mirarla para confirmarlo, y veo cómo su rostro refleja una mezcla de alegría y tristeza. Habían pasado tres años desde su partida, y ella había cambiado tanto. Observo a los hermanos abrazarse incondicionalmente, sus mejillas húmedas por las lágrimas que caen sin control.
—Emma —su voz me saca de mis pensamientos. Me encuentro con su mirada, y sin pensarlo dos veces, abro mis brazos para abrazarla, recordando aquellos momentos en los que jugábamos juntos de pequeños. —Cuánto has crecido, estás muy hermosa —me halagó, haciendo que una risa se escapara de mis labios.
—Gracias, tú también has cambiado mucho —respondí, sintiéndome un poco tímida ante sus cumplidos.
—Pero la más hermosa es mi pequeña hermanita. Oye, Jess, en cámara no eres igual; estás más guapa en persona —dijo Arian, mirando a su hermana con orgullo, sin poder ocultar la emoción por su regreso.
—Gracias —respondió ella mientras colocaba su cabello hacia atrás como toda una diva—. Tú también estás guapísimo. ¿Por qué no me dijiste que vendrías? —preguntó Jess.
—Quería darles una sorpresa; estoy tan feliz de verlas —dijo Arian con una sonrisa radiante.
—Chicos, entren a casa; hablemos adentro —nos dijo Adara con entusiasmo.
Todos entramos a la casa, caminando hacia el sofá donde nos acomodamos. El lugar era hermoso; una casa grande de color azul con un piso liso que brillaba bajo la luz del sol.
—Ya terminé la universidad —dijo Arian, sorprendiendo a todos—. Vine a quedarme y buscaré un trabajo por aquí. Estudié Ciencias de la Comunicación; es una profesión muy bien remunerada aquí.
—Qué bueno que ya terminaste; podrías trabajar en alguna empresa local —le dije animada.
—Sí, eso es lo que tengo en mente; quiero trabajar en una empresa —respondió él mirándome con determinación.
—Sería maravilloso, hijo —intervino su madre al aparecer en escena—. Tu padre estaría muy orgulloso de ti —dijo la mujer con satisfacción.
Miro a Jess, quien está radiante por su hermano; pero entonces recuerdo cómo sus padres no la apoyaban en sus decisiones.
—Sí, papá estaría muy orgulloso —exclamó Jess con una sonrisa forzada, deseando lo mismo para sí misma: un apoyo mejor por parte de sus padres.
—Emma, ¿y tu mamá? —me preguntó Arian con una pequeña sonrisa en el rostro—. He extrañado mucho a Elaine y sus deliciosos dulces.
—Mi mamá está muy bien; trabajando. Estará feliz de verte —le respondí sonriendo sinceramente.
—En estos días he estado un poco ocupada, pero le debo una tarde —me comentó Adara mientras se movía entre nosotros.
—Sí —asentí volviendo la mirada hacia ella—. Ella quiere verte desde hace tiempo; le hacen mucha falta tus visitas —dije haciendo que una sonrisa naciera entre los labios de Arian.
—Voy a preparar la cena —anunció Adara alegremente—. Emma, quédate a comer hoy con nosotros y dile a tu mamá que venga —soltó emocionada.
—Muchas gracias; se lo diré —respondí mostrando mi mejor sonrisa.
Adara se dio la vuelta y se adentró en la cocina, desapareciendo de nuestra vista mientras el aroma a comida comenzaba a llenar el aire.
—Ayyyy, no puedo creer que estés aquí; te extrañaba mucho —dijo Jess lanzándose a los brazos de su hermano con alegría.
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Vidas entrelazadas
JugendliteraturPara Emma comenzar su vida como universitaria supone enfrentarse a los consejos negativos de su madre sobre el amor y a perseguir sus sueños Lucas ha vivido toda su vida bajo las decisiones de sus padres, y encontrarse a sí mismo es tan difícil que...