Un sábado libre y me lo arruinan con una salida familiar cutre.
—Por favor, por favor...— mi hermano pequeño le suplica a mi madre una piruleta gigante que ha visto.
—Daelo, te la voy a comprar y la vas a tirar entera porque te vas a cansar de llevarla, nos conocemos cariño— mi madre le responde.
—Te prometo que no, por fiii— le sigue suplicando, el muy pesado.
—Te ha dicho que no, cállate ya.— Me meto en su conversación.
—Cállate tu, nadie ha pedido tu opinión— Daelo frunce el ceño, enfadado.
—Esa piruleta es gigante, ¿seguro que no quieres una más normal?— le sugiere mi madre.
—No.
—Como no te la comas entera verás, encima es carísima, ¿que se creen que esta hecha de oro o qué?
Como siempre, mi madre quejándose de los precios. Estamos bien económicamente, pero a ella lo que le gusta es quejarse.
Unos minutos después Daelo está a mi lado con una piruleta más grande que su cabeza.
—¿Contento?- le pregunta mi madre.
—¡Yes!— asiente con la cabeza bruscamente.
Después de una tarde larga, volvimos a casa. Noté que en la casa de enfrente había un camión de mudanza.
¿Nuevos vecinos?
—Mamá, ¿hay nuevos vecinos?— Javon le pregunta a mi madre por mí.
—No lo sé, parece que sí. Mañana nos pasaremos.
Sí, al día siguiente mi madre había preparado una bandeja enorme de galletas para los vecinos.
—¿Por qué tantas galletas?— Le pregunta Jayla.
—No sabemos cuantos integrantes son en la familia— le responde mi madre.
—Como sea una sola persona la vas a alimentar bien, eh— bromeo.
—Mejor, hay que alimentarse bien.
—¿Podemos ir contigo?— pregunta Daelo.
—No tienes que preguntar, vais a venir si o si.
—Yo no voy- le digo.
—¿No me has escuchado? Vais a venir todos.
—Puedes ir tú ahora e invitarles a cenar, se vería raro que 6 personas vayan solo para dar una bandeja de galletas.— Sugiere Jayla.
—Muy buena idea, deberías hacer eso.— Le doy la razón a mi hermana.
—Está bien, os salváis de esta. Pero esta noche cenan aquí seguro, así que como no queréis venir os entretenéis en limpiar la casa— nos sonríe y se va con la bandeja.
—Me quiero morir.— Javon se recuesta en la mesa.
—Te acompaño.— Dice Jayla mientras agarra un trapo.
...
Pov Daniela:
Estaba llevando unas cajas a mi habitación cuando alguien toca al timbre.
—¡Abro yo!— aproveché que estaba cerca de la puerta y abrí.
—¡Hola!— me saluda una mujer alegremente.
—Hola, ¿necesita algo?— le pregunto con una sonrisa.
—Soy vuestra vecina, os he traído galletas.
—¿Galletas? ¡Adelante!— le dejo pasar mientras le robo una galletita y ella me sonríe.
—¡MAMÁ! ¡LA VECINA HA TRAÍDO GALLETAS!
Mis dos hermanos aparecieron como flash cuando nombré "galletas", seguido de ellos, llegaron mis padres.
—¡Hola! Soy Hana, un placer.— Mi madre saluda a la vecina.
Veo como mi padre también la saluda y se presentan mientras mis hermanos y yo comemos galletas. Parecemos unos muertos de hambre.
—...y estos son mis hijos, chicos presentaos.— nos ordena mi madre.
—Oh, yo soy Daniela, gracias por las galletas— le sonrío.
—De nada preciosa.— Me sonríe también.
—Yo soy Camila, un placer.— se presenta mi hermana.
—¡Yo soy Dylan!— saluda mi hermano alegremente.
—Yo soy Jessica, encantada chicos. Me preguntaba si querían venir a cenar hoy a mi casa para que conozcan al resto de mi familia, ¿que les parece?— nos pregunta.
—Genial, iremos con gusto— le responde mi padre.
—Bien, pues nos vemos esta noche. ¡Que tengan buena tarde!— se despide y sale de la casa.
—Pues tampoco está yendo tan mal, ya tenemos amigos.— Se ríe mi hermana.
Niego con la cabeza riendo para después volver a mi tarea transportando cajas a mi habitación.
Cuando termino con la ropa, decido buscar algo para la cena. Como hacía frío, busqué entre la ropa de invierno.
Al final opté por unos jeans blancos un poquito anchos con un jersey color beige y me dejé el pelo suelto.
Más o menos así:
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Si no te gusta puedes imaginar otro <3
Llegó la noche, así que todos salimos y nos dirigimos a la casa que teníamos enfrente.
