Capítulo 4

1.7K 81 3
                                    

Narra: 3ra persona.

Ya habían pasado unas semanas desde aquel reencuentro. Todos estaban tratando de que todo volviera a la normalidad, a lo de antes. Jaden y Daniela no habían mejorado mucho...

El caso es que Jaden se moría por estar con ella. Y Daniela igual.

He aquí el problema: todo el rencor que se guardan está haciendo que se vuelvan a llevar un "poquitín"mal...

Las clases habían acabado, Daniela tenía el pelo normal, todos volvían a estar juntos, excepto los padres Miller. Daniela había encontrado unas clases de danza ahí gracias a Maya, Camila se había apuntado a clases de arte, y todos los demás siguieron con sus deportes; béisbol, boxeo, volley, basket...

...

Era un día caluroso en el que habían planeado ir a la playa. Iban en el coche de Javon, y en su coche Daniela siempre iba de copiloto. Era su sitio. Lo acordaron el año pasado.

Pero ese día, cuando los tres hermanos fueron a recoger a Daniela y Camila, no fue del todo así.

Pov Jaden:

Las vimos salir de casa, aunque únicamente me fijé en Daniela. Iba con un vestido blanco de playa que resaltaba su ligero bronceado y el pelo suelto adornado con una gorra también blanca. Llevaba una mochila roja colgada de un hombro y el móvil en la mano.

Nos saludaron a lo lejos, pero ella frunció el ceño cuando me vio sentado en su sitio. Decía que era únicamente suyo mientras ella esté aquí.

—¿Qué haces? —me pregunta por la ventanilla.

—Ahora mismo, mirarte.

—Sí, mirarme, desde mi sitio.

—Hoy me apetece sentarme aquí.

—A mi me apetece pegarte y no puedo. La vida es dura Jaden.

—Hoy te toca atrás.

—No. Te toca a ti atrás.

—No me pienso quitar.

—Ah, ¿no? —apretó los labios furiosa y abrió la puerta del coche. Pensaba que me echaría de ahí a golpes, pero no. Se sentó encima mío y cerró la puerta.

Su perfume de frambuesa me invadió las fosas nasales. Olía genial. Pero decidí centrarme y disimular.

—Venga ya, ¿en serio? —le digo.

—La que no se piensa quitar soy yo —se arregló el pelo mirándose en el espejito.

—No hagáis los tontos, no podemos ir así —dice Javon.

—Que se quité el.

—Que se quité ella.

—Es mi sitio.

—He llegado primero.

Después de un rato discutiendo, acabamos los dos detrás, al lado de Jayla. Ambos con los brazos cruzados. Camila se había sentado delante.

Javon arrancó el coche y media hora después llegamos a la playa.

Pov Daniela:

—¿No vais a venir al agua? —nos pregunta Jaden a Jayla, Camila y a mí.

—Nos vamos a quedar un rato al sol —le dijo Camila.

No quiero admitir esto... Pero aproveché que tenía unas gafas de sol y que no se me veían los ojos para comprobar que Jaden había estado yendo al gimnasio.

—¿Todas? —pregunta de nuevo.

—Sí, después iremos —le asegura Jayla.

—No seas pesado, Jaden —le digo.

—Pesada tú.

Camila se levantó y me señaló con un dedo.

—Ni se os ocurra. Queremos una tarde de paz aunque sea.

—Si la paz es estar tumbado quemándose, preferiría estar en guerra —Jaden se encoge de hombros.

—Está bien. Iré al agua —Camila se rinde.

—Yo también —dice Jayla.

—Yo no pienso ir.

—¿Segura, Daniela? —Jaden me mira con media sonrisa.

—Segurísima.

—¿Quieres que te haga lo de siempre?

Camila y Jayla pusieron caras de horror, así que Jaden añadió algo más.

—No penséis mal, me refiero a esto.

Y lo volvió a hacer. Me cogió en brazos y me llevó corriendo al mar.

—¡HIJO DE...! ¡SUÉLTAME!

—¡No a las palabrotas danonino!

Plof.

Nos hundimos juntos.

Salí del agua rápidamente buscando las gafas de sol.

—¿Dónde están? —miro por todos lados.

Justo en ese momento, Jaden sacó la cabeza del agua también, y después la mano. Con las gafas.

—¿Las buscas?

—Dámelas.

—Atrápalas.

Empezó a nadar con las gafas puestas. Sabía que el nadaba más rápido que yo, por eso lo hacía.

Nadé lo más rápido que podía y nada.

—¡Dámelas ya, Jaden!

—¿Qué pasa? ¿La mejor alumna de educación física no puede? —se rio a carcajadas.

¿Cómo se acordaba de eso?

Recordé que los demás iban a venir cuando los vi aparecer a lo lejos saludando. Maya, Henry, Alex y Amelia.

—Mira, han llegado —los señalé. Después aproveché la distracción de Jaden y le quité las gafas para salir corriendo a la orilla con ellas. Él, por supuesto, vino detrás de mí.

—¡Ayuda! —le grité a los chicos.

Cuando logré salir del agua, me escondí detrás de Amelia.

—Ah, no. A mi en vuestros conflictos amorosos no me metéis —se apartó y me encontré de frente con Jaden, que sonreía de medio lado.

—¡Ami, vamos al agua! —le dice Maya a Amelia.

Los vimos desaparecer a todos en el agua mientras seguíamos ahí.

—Te aconsejaría soltar las gafas si no las quieres perder —me dice.

—Ni las voy a perder, ni voy a entrar de nuevo al agua.

—Te equivocas.

Efectivamente. Me equivoqué. Acabé dentro del agua, y con las gafas perdidas.

Después de una hora jodiendo, el muy pesado, al final me dejó tomar el sol un rato. Hasta que se puso el atardecer y nos quedamos viéndolo un rato antes de marcharnos a casa.

Ah, y nos hicimos fotos en el atardecer porque Maya nos obligó, pero salieron bonitas y las subimos a ig.

Shine with you Donde viven las historias. Descúbrelo ahora