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LONDRES, INGLATERRA

SIGLO XXI

El clima en Inglaterra ha cambiado mucho a lo largo de los años, poco a poco una tierra fresca y de cielos nublados se fue convirtiendo en un país que puede llegar a temperaturas agradables para la piel durante el verano e incluso durante el invierno.

El cambio es más que evidente para él, apenas ha salido del avión y ya siente que el calor emana de la pista de una manera sofocante. Un hermoso cielo azul lo recibe, pero en su rostro solo se deja ver una pequeña mueca de molestia.

No pasa mucho tiempo desde que baja del jet para que un hermoso vehículo se detenga justo frente a él y abra sus puertas para que pueda entrar. Él de inmediato sube los cristales polarizados y prende el aire acondicionado.

-- Buenos días, Señor Spears. ¿Cómo estuvo su vuelo?

-- Bien -- Contesta cortante -- Directo a  "Sky Jewelry" por favor.

-- ¿A la central, señor? ¿No preferiría ir primero a...

-- No, quiero ir a la central.

-- Como usted ordene, señor.

Mientras el auto emprende su camino, él aprovecha para poder relajarse un poco. Se quita las molestas e inútiles gafas de sol que llevaba y las cambia por sus lentes cuadrados de siempre, ahora sí, con ellos puede apreciar un poco mejor los caminos de Inglaterra, su casa, el país al que había abandonado hace años y al que había vuelto.

Todo era tan diferentes, las calles eran tan limpias, tan iluminadas, había autos, personas moviéndose de acá para allá, la moda había cambiado mucho también, no existía alguna cosa en ese lugar que no hubiera evolucionado.

Nada, excepto él.

Al cabo de una media hora el auto se detuvo en la entrada de un gran edificio en cuya entrada resaltaban las letras "Sky Jewelry" escritas en un tono gris metálico con un tubo de neón que él sabía era de color verde cuando se encendía.

Siendo Sky Jewelry una de las más sofisticadas y reconocidas marcas de joyería del mundo, era más que obvio que las personas que trabajaran en la central principal resaltaran por su elegancia y porte. Sin embargo, justo en el momento en que él puso un pie fuera del auto, las miradas son por y para él, nadie había visto a su jefe en persona y ahora que por fin estaba ahí nadie podía creer que él era quién, desde la distancia, había creado ese imperio empresarial.

Era joven, como de unos 25 o 30 años a lo mucho, vestía un hermoso traje a la medida que era perfectamente negro, no había nada en su vestuario que no fuera de ese color: El saco, el chaleco, los pantalones, los guantes, todo, excepto la camisa blanca y la corbata color verde esmeralda a juego con sus ojos. De inmediato dos escoltas se ponen a lado suyo, uno de ellos sosteniendo una sombrilla para él en lo que llega a al edificio.

Los murmullos y las miradas no se hacen esperar, él sabe que lo están viendo pero sinceramente no le importa mucho. En eso, un olor desagradable llega a su nariz, sabe de quién es y rueda los ojos al oír los pasos de ese tonto viniendo a él.

-- ¡Vaya! Yo pensé que no ibas a venir y que había movilizado a mis hombres en vano -- Dice con un toque risueño antes de darle un pequeño golpe en el hombro -- Ha pasado tiempo, Spears.

-- Eric -- Murmura molesto William -- Casi dos siglos y sigues igual de andrajoso que siempre.

-- ¡Oye! -- Eric de inmediato hace señas de silencio con su dedo índice antes de murmurar -- Baja la voz, alguien podría oírte.

-- Pff, lo pueden tomar en sentido figurado. Los tiempos de ahora son así...

-- Lo sé pero no hay que arriesgarse. Además, ¡Eso no es cierto! ¡Ya he mejorado bastante!

El Secreto ~Grelliam AU~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora