XXXVIII

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CUATRO DÍAS DESPUÉS

El sonido de un cristal rompiéndose a la distancia resonó por el pasillo, despertando así a la dama de cabellera carmesí. Ella se reincorpora sobre la cama, tallando sus ojos para aclarar su visión y cuando por fin logró ver con claridad no se sorprendió al notar un par de ojos esmeralda brillando en la esquina de su habitación.

-- Sabía que vendrías -- Murmuró ella con un tono que vagaba entre la alegría y la tristeza -- Ha pasado demasiado tiempo desde que nos vimos...

-- Menos del que hubiera querido -- Finalmente William sale de su escondite, mostrando una imagen fría a juego con la mirada brillante pero vacía que portaba -- Buenas noches, Madame.

-- Hola Will -- Contestó con un ligero susurró quebrantado -- Dios, no puedo creer que en verdad te hayas...

--... Así se dieron las cosas. No puedo hacer nada ya para remediarlo.

-- Lo sé... -- Un suspiro se escapó de la boca de la dama -- Me hubiera gustado ayudarte querido, ayudarlos a los dos.

-- Con todo respeto Madame, su ayuda no ha servido mucho últimamente.

-- No tienes que recordarmelo -- William se sienta en la orilla del colchón, provocando que la pelirroja retroceda un poco -- ¿Qué harás una vez que termines aquí?

William no responde nada y es ese silencio lo que Madame interpreta como su respuesta. Una pequeña y vaga lágrima se le escapa de repente, sin embargo, ella la seca rápidamente para que el pelinegro no se de cuenta de ello.

-- ¿Me dolerá mucho? -- Pregunta ella después de un pequeño minuto de silencio.

-- Madame, ya esta hecho -- William se levanta de la cama, permitiendo que la mujer vea la mancha de sangre junto con los restos de la ampolleta que la contenía sobre la colcha. Ella sonríe tristemente.

-- Hazme un favor querido: No permitas que esta historia se vuelva a repetir. Acaba con todo esto...

Un fuerte ataque de tos interrumpe a la mujer, quién, después de escupir un par de cuajarones de sangre se deja caer en la cama desvanecida. El pelinegro baja la mirada y antes de  salir por la ventana alertado por las pisadas de los sirvientes cierra los ojos de la que alguna vez fue su mentora.

Había sido un final cruel... Pero en el fondo ella sabía que se lo merecía por sus acciones.

***
Llegaron a Francia justo cuando el sol empezó a salir, solo Dios y el diablo sabían que tan rápido habían viajado para ganarle el paso al astro rey. Sin embargo, cuando llegó a la casa y le dijeron que la señora no había llegado a casa, tuvieron que emprender el viaje a Inglaterra lo más rápido que pudieron.

Alan se encargó de ese aspecto y por suerte logró conseguir boletos para un barco con rumbo a Inglaterra. Sin embargo, eso no era suficiente para el vampiro que internamente estaba desesperado por la lentitud de los transportes humanos.

-- Sabes que no puedes caminar sobre el agua, ¿Verdad?

Fue lo que dijo Eric al percatarse de la presencia de William en la cubierta del barco. Ya casi era medianoche, nadie estaba ya afuera excepto él, que contemplaba el infinito océano que se había convertido en una masa de la más profunda oscuridad.

-- Lo sé... Pero vamos demasiado lento -- Dijo usando la barandilla para tomar impulso y pararse sobre esta.

-- Spears entiende, ¡No vas a poder lograrlo! ¡Es demasiada agua!

--... Cuando lleguen al puerto busquen refugio, después los buscaré.

-- ¡SPEARS!

Pero William ya no dijo nada, se dejó caer en el agua con la misma ligereza con la que cae una hoja. El lobo mientras tanto, no hacía más que maldecir y buscar con la mirada algún indicio del pelinegro. Para su suerte, después de un par de minutos logró divisar con ayuda de una linterna a una silueta moviéndose a gran velocidad sobre el agua.

El Secreto ~Grelliam AU~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora