XVIII

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La última luna llena del invierno había llegado, en unos pocos días, la tan amada primavera llegaría al mundo trayendo consigo nueva vida y prosperidad en poco tiempo.

Señal de esto, eran las pequeñas criaturas que poco a poco empezaban a salir de sus escondites, eran las pocas aves que regresaban del sur a empezar a hacer sus nidos para sus futuras crías y eran los riachuelos de agua que empezaban a correr después de haber permanecido congelados por casi 3 meses.

El descongelamiento de los cuerpos de agua era más que evidente, ahora en vez de esperar una hora para que la gotera de la filtración que había en la cueva llenara un cántaro solo tenían que esperar media hora. Era agua fresca y limpia, pura del glaciar de la montaña, una de las pocas cosas que ambos agradecían tener en su refugio.

-- Abre la boca -- Ordenó Will mientras dirigía con delicadeza el cántaro a los labios del adormilado pelirrojo -- ¿Mejor?

-- Sí, gracias Will  -- Contestó con debilidad -- Esta fría...

-- Por que se acaba de descongelar -- Le contestó con un cierto tono de obviedad -- ¿Tienes hambre?

-- No, estoy bien -- Dijo mientras se acurrucaba en su improvisada cama de hojas y roca -- Lo único que me asusta es lo amable que has sido en estos días, Will~

Una pequeña risilla se escapó de los pálidos labios de Grell, al mismo tiempo que Will desviaba su mirada algo incómodo por la observación.
Habían pasado un par de días desde su llegada a esa zona de la montaña con Grell herido de su muñeca.

Era más que evidente que la herida de su compañero necesitaba atención médica profesional y también tratamiento especial, sin embargo, al ser prófugos de la Orden del Fénix no podían simplemente ir a un pueblo cercano a buscar refugio así que por el momento, lo único que podía hacer William era ganar algo de tiempo mejorando su refugio con cosas que tenía a la mano.

Y también cosas que se encontraba por ahí, de campistas y exploradores que dejaban sus cosas a medio bosque...

-- Mmm -- En un movimiento inconsciente, Grell pateó la manta que tenía sobre su cuerpo, causando que Will lo mirara molesto.

-- ¿Qué parte de "mantente abrigado" no entiendes? -- Le regañó mientras le volvía a subir la manta a la altura del cuello. Grell se quejó.

-- No quiero, es demasiado peluda y me acalora mucho -- Contestó haciendo un pucherito infantil.

-- Es porque todavía tienes un poco de fiebre. Si te la quitas, jamás te vas a reponer -- Le contestó de manera tajante mientras el pelirrojo murmuraba por lo bajo -- Antes acaparabas todas las mantas y ahora no quieres...

-- ¿Ah?

-- En Inglaterra, cuando éramos niños -- Dijo William sentandose en el colchón de piedra a lado de Grell -- Recuerdo que robabas mi manta solo para molestar.

-- ¿Eh? Ah sí, lo recuerdo -- Contestó entre risillas -- Yo te quitaba tu manta... Y después a media noche venías y me la quitabas a mí. ¡Eso era demasiado grosero!

-- Eso te pasaba por llevarte mis cosas.

-- Lo sé, lo sé, pero hubo una ocasión en la que jalaste demasiado fuerte y me tiraste al piso -- Se llevó una mano a la cabeza y fingió una expresión de dolor -- Todavía recuerdo el golpe

-- Sí, yo también, a la mañana siguiente me aventaste el arma de práctica a la cabeza -- Un pequeño tic en el ojo derecho de William se hizo presente al recordar ese día -- Éramos demasiado inmaduros.

-- Sí, pero también éramos muy felices -- Grell se quedó en silencio por un momento, recordando esos días en Inglaterra donde su única preocupación era entrenar -- Will, ¿Recuerdas lo que sucedió la noche antes de que saliéramos de casa?

El Secreto ~Grelliam AU~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora