El mundo es tan diferente cuando se ve con los ojos de un niño, todo es tan claro y brillante, la vida parece un gran escenario en el que todo mundo ya tiene un papel asignado: El bien era defendido por héroes y caballeros de brillante armadura mientras que el mal era encarnado en brujas, demonios y villanos de facha siniestra.
Todo es esperanza y sueños cuando se tiene alma de niño.
Pero conforme los años pasan, ese filtro que nos da la inocencia de los primeros años se va perdiendo. El mundo poco a poco se va transformando en un lugar oscuro, frágil y misterioso, en dónde los límites del bien y el mal se vuelven demasiado difusos y las personas, a veces de manera inconsciente se dejan corromper por la maldad.
-- ¡ALEJEN ESO DE MÍ, BASTARDOS DE MIERDA!
El hombre se desgarraba la garganta a gritos diciendo advertencias, maldiciones y otras bajezas a los 4 aprendices que lo tenían preso de las manos y los pies. Todos forcejeando y dando lo mejor de sí para que el sujeto no se fuera a escapar.
-- ¡Demonio! ¡Deja en paz a este pobre hombre! -- Era lo que gritaba Sebastian mientras tiraba agua bendita alrededor de la cama y en el cuerpo del sujeto -- ¡El poder de Dios te lo ordena!
Y justo en ese momento, un rugido gutural salió de la boca del hombre. Aún así, Sebastián no dejó nunca de rezar ni de rociar agua, al mismo tiempo, los aprendices también empezaron a rezar en latín algunas de las oraciones que les habían enseñado.
Después de unos 15 minutos eternos para todos, finalmente el espíritu maligno abandonó a su "recipiente". Era un demonio de clase baja no muy poderoso así que no iba a causar daños ahora que había sido devuelto a su lugar de origen.
-- Honestamente... -- Murmuró el joven pelinegro mientras se sentaba en el piso con los otros 3 aprendices.
-- Solo un día normal, ¿No, Will? -- Dijo entre pequeñas risillas burlescas su compañero pelirrojo que se veía algo decaído -- Te ves terrible por cierto.
-- Sutcliff, basta por favor -- Contestó cansado.
-- Bueno al menos fue divertido -- Otro aprendiz, uno de menor estatura y gafas de marco oscuro se unió a la conversación -- Hay que hacerlo más a seguido.
-- Sascha, cállate por favor -- Le contestó un malencarado aprendiz de cabello negro y rebelde.
-- Vamos Rudgar, yo solo estaba jugando.
-- Caballeros. Les recuerdo que estamos en servicio.
Ante ese pequeño regaño todos guardaron silencio y se pusieron de pie lo más rápido posible. Sebastian le dio al hombre un poco de agua y también una pequeña medalla bendecida para evitar que ese demonio volviera a molestarlo. Una vez afuera de la casa, el exorcista en jefe y sus aprendices se dieron tiempo para tomar un poco de aire.
-- Fuera de la falta de respeto de hace un momento, los 4 hicieron un buen trabajo el día de hoy -- Dijo Sebastian con una ligera sonrisa -- William, Sutcliff, buena contención de la criatura. Otro poco más y se hubiera escapado.
-- Fue pan comido -- Contestó el pelirrojo con su tono altanero de siempre, causando que su maestro desviara la mirada algo chocado por la situación.
Todos confirmaron que después de dos misiones casi seguidas de posesión, lo único que querían ahora era descansar, así que se subieron al carruaje que los estaba esperando justo un par de metros a lado de la cabaña para ir de regreso a su hogar.
Habían pasado exactamente 8 años desde que William entró a la orden como aprendiz, ahora con 18 años ya cumplidos, él ya sabía como funcionaba ese pequeño mundo al que lo habían metido tan joven. La orden del Fénix buscaba proteger a las personas de las cosas que habitaban en las sombras, un trabajo que nadie podía saber para que así las personas pudieran seguir viviendo sus vidas normales en paz.
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El Secreto ~Grelliam AU~
Fanfiction~Grelliam AU~ William T Spears tiene dos grandes secretos que ocultar. El primero estaba fuera de la compresión humana y el segundo estaba fuera de su propia comprensión. ¿Qué será aquello que atormenta al pobre pelinegro y que no le permite quedar...