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DICIEMBRE
PARÍS, FRANCIA

Tras bambalinas el nerviosismo se mezcla con el polvo de maquillaje y perfume, las modelos se preparan para salir a escena y mostrar a los peces más gordos de la industria de la moda los diseños que jóvenes modistas habían diseñado con la esperanza de que alguno les agradara.

Pero en la multitud había alguien más, una misteriosa silueta carmesí que se encontraba sentada en los últimos asientos para pasar desapercibida hasta que llegara el momento.

Cuando el telón se abrió y las primeras modelos empezaron su caminata por el pasillo, una ligera sensación de nerviosismo se apoderó de Grell, no era porque dudara de la belleza en los diseños de Nina ni nada pero esa noche tenía que ser perfecta si es que quería salir de la ya apretada situación económica por la que estaban pasando.

Todo tenía que salir bien...

***
El silbato del tren es seguido por un temblor que simbra los cimientos de la sencilla habitación donde se hospedaban. El pelinegro frunce el seño al ver todos sus instrumentos bailar sobre la mesa ante eso, era frustrante tener que trabajar en esas condiciones y más cuando el sonido de la locomotora se sentía como si le estuviera partiendo la cabeza, sin embargo, tampoco es como si pudiera detenerse ahora que necesitaban más dinero.

A como puede, coloca con toda la delicadeza del mundo un par de fragmentos de oro en los detalles de un pequeño pero hermoso broche con la forma de una hoja de roble. Él hubiera preferido un diseño un poco más normal, pero Sutcliff decía que "era la moda"  así que decidió seguir sus diseños.

Y hablando del diablo, justo en ese momento el sonido de la puerta abriéndose le indicaba que Grell ya había regresado. Él no la saludó ni nada, ella tampoco dijo algo a su llegada, el único sonido que podía oír de ella eran sus tacones acercándose a él.

-- ¿Y bien? ¿Cómo estuvo el...

William ya no pudo seguir hablando, los labios de Grell le arrebataron esa capacidad con un beso que aunque inició solo como un leve contacto empezó a hacerse más acalorado conforme pasaban los segundos. Su boca tenía un ligero toque a vino barato, lo cuál era raro porque Grell no era del tipo que bebiera de eso.

-- ¿Y eso por qué fue? -- Preguntó William cuando por fin logró quitarse de encima a la pelirroja, la cuál parecía estar muy feliz con lo que había hecho.

-- Porque cariño mío, ¡Nina ganó el concurso! -- Dijo entre pequeñas risas antes de dar vueltas por la estancia y dejarse caer en la cama que también actuaba de sillón -- ¡Pronto nuestras joyas se estarán vendiendo en los mejores exhibidores de Francia~!

-- Oh... Entonces el plan funcionó.

-- Pero claro que funcionó -- La sonrisa de Grell se desvanece al ver que William ha dejado de prestarle atención para volver a la mesa con su trabajo -- ¡Oh vamos Will! Es una gran noticia ¿No puedes alegrarte un poco?

-- Si los diseños van a empezar a venderse entonces necesitaremos muchos más, no podemos detenernos ahora -- Le contestó sin siquiera verla.

-- ¡Pero eso lo puedes hacer después!

A pesar de su infantil alegato Will no contestó nada, la pelirroja suspiró, se supone que era una noche de victoria para los dos y su compañero parecía no tener ojos más que para el trabajo aunque bueno, siendo honesta, él siempre había sido así. Sin embargo, también sabía que con los motivos correctos podía hacerlo cambiar de opinión...

A un paso lento se acercó de nuevo a él, pero esta vez en lugar de sorprenderlo con un beso solo se limitó a acariciar sus hombros, disfrutando un poco de estrujar los tensos músculos que se escondían debajo de esa camisa.

El Secreto ~Grelliam AU~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora