XXII

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-- ¡Estás loca! -- Grell fue la primera en romper el silencio que había provocado esa oración -- ¡Escucha mocosa, si crees que vas a ponerle tus manos a William...

-- ¡Oye! -- Amenazó Eric al ver que Grell quería acercarse demasiado a la joven -- Aunque concuerdo con eso, ¡Esto es una locura!

-- ¡Ha pasado más de un siglo desde la aparición de un vampiro! Y es la primera vez que veo uno -- Dijo ella con un toque infantil, propio de su apariencia -- Esta es una oportunidad perfecta para actualizar los conocimientos que tenemos sobre ellos.

-- ¡Pero es un peligro! ¡Los vampiros solo son asquerosos chupasangre!

-- Yo no creo eso, sino, ¿Por qué Grell sigue con vida?

Eric se quedó sin argumentos ante eso. ¿Por qué Grell seguía con vida? Esa era la pregunta que rondaba por la mente de Sullivan, mientras sus ojos observaban al vampiro que, a pesar de tener en su mirar ese brillo esmeralda que delataba hambre y agresividad seguía siendo muy humano en el fondo.

-- Entonces, ¿Qué me dices? ¿Te quedas tú a cambio de tu amigo?

-- ¡Ja! ¿Y tu crees que Will va a aceptar...

-- Acepto -- Interrumpió William -- A cambio de la libertad de Sutcliff, estoy a su entera disposición, señorita.

-- ¿¡Qué?! ¡No, William!

-- Pero -- William siguió hablando -- Exijo que sea llevado a el pueblo que esta a un par de kilómetros de aquí y que todo el equipaje se le sea devuelto. Todo, sin excepción alguna.

-- ¿Se puede saber qué estás haciendo? -- Murmuró Grell con molestia ante la tranquilidad con la que William estaba manejando las cosas.

-- Bien, así será -- Dijo la chica con inusual emoción -- Entonces, tenemos un trato. Mandaré a arreglar un carruaje para que partan a más tardar al atardecer. Nos veremos después.

Y con un solo chasquido de sus dedos, Eric tomó a la niña entre sus brazos y la sacó de la habitación. Mientras tanto, las damas de Sullivan, sacaron a Grell de ahí al mismo tiempo que los guardias se llevaban a William a su respectivo lugar de confinamiento.

-- ¡William! -- Gritó Grell al repetir otra vez la escena dónde se llevaban a su compañero lejos de ella.

Sin embargo, el dolor de su mal curada muñeca le impidió pelear como la vez anterior. Esta vez, solo se dejó llevar por esas toscas mujeres a una pequeña recámara rústica, alejada de la casa principal dónde tenían encerrado a William.

Mientras tanto, pegando su oreja al piso de madera, Alan luchaba para saber que demonios estaba produciendo todo ese escándalo. Lo único que podía escuchar eran gritos y algunos murmullos incomprensibles desde su lugar, cosa que solo empeoró su ansiedad y desconcierto al estar encerrado ahí.

Solo dio un par de bocados a la comida que le habían subido y de inmediato empezó a trabajar en algo para abrir la cerradura. Usando un viejo tenedor y luchando para poder doblarlo, por fin pudo hacerse de un pequeño gancho que introdujo en la ranura con la esperanza de poder forzarla a abrirse.

Después de un par de intentos tuvo éxito, la puerta se abrió tan fácil como si la empujara el viento. Entonces, el doctor salió de ahí casi de puntillas y con el tenedor modificado en sus manos por si acaso alguien lo intentaba detener.

Salir del área dónde lo tenían encerrado no fue difícil, sin embargo, cuando logró acceder al piso de abajo tuvo que esconderse detrás de un tapiz para evitar ser descubierto. Eric estaba ahí, con una niña como de entre 12 y 14 años en sus brazos que estaba hablando con otras dos mujeres, entre ellas la que se había presentado en su cuarto hace apenas unos momentos.

El Secreto ~Grelliam AU~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora