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Ese día lo recordaba como si fuera ayer, una fuerte lluvia azotaba a la población inglesa, sobre todo los que vivían en barrios pobres como el suyo. Tenía hambre pero eso no era novedad, tampoco el hecho de que lo hubieran atrapado intentado robar un pedazo de pan del bolso de una señora.Lo verdaderamente novedoso es que esta vez, sus captores hayan logrado seguirle el paso a través de las estrechas calles, insalubres cloacas e incluso algunos techos todo con el fin de atraparlo.
-- ¡SÁQUENME DE AQUÍ! -- Empezó a gritar al verse en lo que parecía ser una pequeña jaula de madera después de haber quedado inconsciente -- ¡NO VOLVERÉ AL CIRCO! ¿¡ENTIENDEN?!
Por más que forcejeó, golpeó y mordió las rejas que lo mantenían preso, la jaula no cedió. No fue hasta que estuvo agotado de pelear que se dio cuenta del movimiento debajo de él, saber que se lo estaban llevando de regreso al lugar dónde juró jamás volver le dio miedo y entonces tomó un segundo aire para luchar.
Durante esa segunda lucha pudo sentir como el carruaje se detuvo y ahora dos personas, al parecer dos hombres lo llevaban cargando a otro lado. Eso no era el circo, tenía demasiada luz y olía demasiado bien como para ser el circo.
Nuevamente el miedo se apoderó de su cuerpo, ¿qué era ese lugar y por qué lo habían llevado ahí? ¿Es que acaso se metió con algún tipo de loco que torturaba niños? ¿O tal vez lo iban a vender en el mercado negro a otro circo? La sola idea de terminar en un lugar peor que ese le daba escalofríos.
-- Quiero verlo -- Pronunció una voz femenina.
-- Pero es bastante salvaje Madame...
-- Quiero verlo -- Repitió la misma voz.
La tela que cubría su jaula fue removida y la fuerte luz de las lámparas lo dejaron ciego por un momento. Una vez que pudo medio enfocar su vista, pudo ver a una mujer pelirroja, con una bata blanca de médico encima del que era un pomposo vestido carmesí. Cegado por el miedo y también por su propia debilidad visual, lo único que pudo hacer fue arrinconarse contra la esquina de su celda.
-- Déjenlo salir -- Los dos hombres a lado de ella se quedaron quietos ante esa petición -- ¿No lo dije claro? Abran la jaula.
Titubeando de lo que hacían, sus captores abrieron la puerta lentamente. Pese a eso, el chiquillo no hizo nada para avanzar, al contrario, solo se pegó lo más que pudo contra la jaula.
-- Me llamo Angelina Durless -- Dijo la mujer mientras se ponía de rodillas -- ¿Tú cómo te llamas?
--... Sutcliff. Grell Sutcliff -- Contestó a regañadientes sin soltar las tablas de la jaula.
-- Veo que no confías en mí, Grell -- Y en eso la mujer sacó de su bata lo que parecía ser un caramelo -- Ven, es tuyo si sales de ahí y contestes un par de preguntas.
Grell hizo una mueca de molestia ante lo predecible de esa trampa, sin embargo, su estómago rugió con tan solo ver el pequeño caramelo. Se estaba muriendo de hambre, además, si no era por la buena tal vez lo sacarían de ahí a la mala así que, con mucha precaución salió de la jaula. Angelina no pudo evitar sonreír al ver como aquel desalineado niño pelirrojo se sentaba frente a ella para devorar el dulce.
-- Tienes bastante hambre ¿Verdad? No me sorprende nada que hayas intentado robarme hace un momento.
Y justo en ese momento Grell dejó de comer para mirar con espanto todo a su alrededor. Ya estaba pensando en alguna vía de escape cuando de repente la mujer rió fuertemente.
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El Secreto ~Grelliam AU~
Fanfiction~Grelliam AU~ William T Spears tiene dos grandes secretos que ocultar. El primero estaba fuera de la compresión humana y el segundo estaba fuera de su propia comprensión. ¿Qué será aquello que atormenta al pobre pelinegro y que no le permite quedar...