XXXV

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A pesar de que los licántropos son cazadores por naturaleza, su pueblo no era diferente a ninguna otra aldea de las cercanías. Es más, cualquiera que fuera hubiera podido decir que eran más civilizados que otros poblados de alcurnia.

-- ¡William!

La guía espiritual de los hombres lobo, Lady Sullivan se acerca a ellos. Una prótesis metálica oculta bajo la falda de su vestido y que rodea su cadera hace que el proceso sea tan sencillo como respirar. La dama no puede evitar abrazar al pelinegro que, por precaución, prefirió no corresponder el contacto.

-- Pensé que no volverías hasta la próxima cacería -- Los ojos de la dama se posaron sobre la pareja de lobos después de romper el abrazo -- ¿Y ustedes que hacen aquí? Pensé que se quedarían más tiempo en Francia.

-- Sobre eso... Tuvimos algunos problemas -- Contestó Eric viendo a Alan de reojo -- Mi lady, le solicitamos permiso para que Spears se quede unos días en el pueblo.

-- ¿Eh? Claro que puede quedarse pero ¿Por qué? Pensé que él se iba a quedar en Francia... -- La mujer se interrumpió al notar la expresión preocupada del castaño y la expresión sombría del vampiro -- Entiendo. Supongo que tenemos asuntos que atender, ¿No William?

La dama entonces los invitó a los tres a quedarse a cenar y a pasar la noche en su casona, después de todo ya era bastante tarde y ella quería saber todo sobre el viaje de sus amigos y la nación francesa. Ya más entrada la noche, los dos lobos decidieron volver a su casa, William fue el único que se quedó en la casa de la joven, claro, bajo algunas medidas de seguridad para protegerla.

Aunque más que necesitar una habitación para dormir, él necesitaba una habitación para meditar y estar solo. En el pasado, en sus tiempos de cazador jamás había dudado de sus estrategias, todos los planes que hacía se cumplían al pie de la letra. Sin embargo, por primera vez estaba dudando sobre la eficacia de su plan.

¿Qué pasaría si su condición como vampiro jamás se iba?

¿Podría pasar la eternidad así, siendo una bestia que bebe sangre y se oculta en las sombras?

¿Qué iba a suceder si las cosas no mejoraban su curso?

Tenía demasiadas preguntas en su mente, cosa poco usual en él pero más inusual era que no hubiera nadie que hiciera ruido para sacarlo de sus pensamientos. Si sus cálculos no le fallaban, Grell ya debía haber dejado París para ir a dónde ella quisiese, tal vez iría a una de esas casas de verano en el puerto de Francia o si quería irse más lejos tal vez iría a América, ella no hace mucho le había expresado que le causaba curiosidad ir al "nuevo continente" a pesar de que tuviera que viajar en barco, lo cuál era el punto débil de Grell.

Sea a donde sea que fuera, mientras ella estuviera a salvo lo demás no importaba. Él y su plan necesitaban funcionar si es que quería que todo volviera a ser como antes.

Debía tener éxito.

****

De un lado a otro, el barco avanzaba lentamente entre bamboleos que ya habían provocado que la pelirroja devolviera lo poco que había cenado. Se sentía mal, los viajes por mar nunca habían sido sus favoritos y con todas las preocupaciones que tenía encima era lógico que se enfermara.

-- Ah dios, como extraño moverme en tren... -- Murmuró ella antes de sentarse en la cama delicadamente, temiendo por otro posible ataque de náuseas.

Una vez que sintió su estómago un poco más fuerte, decidió apagar la luz de la lámpara que tenía a lado y recostarse un rato viendo al techo. Los camarotes de clase alta eran espectaculares, eran como habitaciones de hotel solo que estás tenían sus muebles clavados al piso para que se movieran, por eso todo se veía tan ordenado y limpio siempre, a William le hubiera encantado estar ahí.

El Secreto ~Grelliam AU~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora