IV

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Pasados unos días desde su llegada, a William no se le hizo muy difícil entender como funcionaba aquel extraño lugar. Se despertaban cuando el sol empezaba a salir, desayunaban, se bañaban y una vez listos, dependiendo del día, tenían clases diferentes.

Los lunes se les daba clases de cocina básica, los martes eran dedicados a la lectura y la historia, los miércoles eran el día más pesado ya que se les enseñaba matemáticas, jueves y viernes eran más ligeros con clases de herbolaria y equitación respectivamente. Lo que si era cosa de todos los días era el acondicionamiento físico así como el manejo de armas, aunque para los menores estás fueran de madera para evitar accidentes.

Esas armas no eran como todas las demás, eran armas hechas con el metal de cruces bendecidas por la iglesia. Solo exorcistas profesionales podían usarlas y eso era para lo que los estaban preparando: Ser exorcistas que pudieran conservar el secreto de lo que hay realmente en este mundo y protegerlo sin importar qué.

La carga de la responsabilidad y el estrés era algo agobiante. Pero para William eso era muchísimo mejor que tener que ser un mensajero clandestino, además, no era como si todo fuera presión constante, de vez en cuando también podía haber diversión en aquellas lecciones.

-- ¡ALGUIEN BÁJEME DE ESTA COSA!

Los instructores ya llevaban aproximadamente media hora intentando controlar al caballo que corría en círculos con el pequeño Humphries en su lomo. Sí, era una situación riesgosa pero al mismo tiempo causaba algo de gracia en todos los que la veían.

-- Le dije que debía sostener bien las riendas -- Murmuró William para sí mientras se recargaba de un árbol cercano a la escena para leer un libro.

-- Pff, era de esperarse, él es demasiado pequeño para un caballo de ese tamaño -- Y de repente, cayendo ágilmente de la copa del árbol, Grell se paró enfrente suyo -- ¿Qué tanto lees?

-- Una historia -- Contestó sin despegar su mirada del libro.

-- ¿Hm? ¿Y la estás entendiendo? El primer día apenas y podías tartamudear frases.

-- Ahora puedo ver mejor, por lo tanto, sí, puedo entenderla -- William ajustó un poco las gafas nuevas que le habían regalado y miró por un momento a Grell -- ¿Qué es lo quieres? ¿Por qué siempre me estás molestando?

-- Porque quiero -- Contestó sin mucho afán el pelirrojo -- Todavía no olvido la primera vez que me hablaste, ¡Eso fue bastante grosero de tu parte!

-- Bueno, lo siento entonces.

Y volvió a su lectura. El rostro del pequeño pelirrojo se pintó del mismo color de su cabello o incluso de un tono más fuerte, se puso de rodillas y le arrebató a William el libro de la manos para empezar a revisarlo.

-- Dame eso

-- No quiero

-- Dame eso -- Dijo William levantándose de su lugar e intentando quitarle el libro de las manos a Grell.

-- ¡No quiero! ¡No te lo daré hasta que me pidas perdón de la manera correcta!

Los dos niños empezaron a forcejear para intentar quitarle el libro al otro. Estaban tan inmersos en su propia pelea que ni siquiera se dieron cuenta de que el caballo desbocado de Alan estaba corriendo justo a su dirección.

-- ¡QUÍTENSE! -- Gritó uno de los instructores a los dos niños.

William apenas escuchó el grito jaló con todas sus fuerzas el libro para que Grell también se pusiera de lado. El movimiento funcionó justo a tiempo, el pobre animal terminó estrellandose contra el árbol y no contra el pelirrojo que yacía en el suelo junto a William.

El Secreto ~Grelliam AU~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora