5. Charlas peculiares

3.6K 455 87
                                    

Observo a lo lejos cómo Ágatha juega con Azul a lanzar unos aros. Ya que desde que ella llegó no ha hecho más que lamentarse por la indiferencia con la que la trató el príncipe.

Azul le da ventaja para que gane sin que ella lo note. Por un momento me pierdo en el cuadro de ellos dos conviviendo, y en parte me da tranquilidad que al menos no todos en el palacio deben pelear a cada segundo.

—Llevan una semana así—se queja Perla—. Para mí que ella también está aquí para conseguir esposo.

—Pudo quedarse con alguien de su reino, pero no, porque tuvo que quitarnos las nulas oportunidades a nosotras. —la secunda Rubí.

Ellas hablando es suficiente razón para desconcentrarme de lo que veía para ahora escuchar con lo que sea que salgan.

—Su reino está pasando por un momento crítico—les aclaro—. Al parecer ella casi es asesinada, así que dudo que su visita sea para ser desposada.

—Eso no quita el hecho de que Azul está embelesado con ella—suspira Cristal al sentarse también—. Creí que teníamos algo especial.

—Cristal, el tipo solo está siendo amable con todas—recalco—. Además, él no está buscando esposa.

—De hecho lo hace—Rubí se inclina hacia nosotras—. Escuché una conversación que tenía con la reina en donde decía que, si el príncipe no se decidía de una vez, él elegiría a una antes.

—¡Oh! Ahora tenemos dos opciones—Perla aplaude— Se pelearán por nosotras.

Las demás comparten su emoción y también aplauden, pero al ver mi expresión seria se callan.

—Habla, Amatista, sé que te mueres por hacerlo.

—Es solo que no me siento afortunada de saber que nos están tratando como accesorios que pueden agarrar sin más. ¿No somos personas acaso?

—No podemos valernos por nosotras mismas—opina Perla—. Esta es la única oportunidad que tenemos de casarnos, vivir en un lugar hermoso y tener una enorme familia.

Todas asienten de acuerdo con eso, y no las juzgo. Ellas piensan conforme a lo que se les ha impartido en su hogar, desde el punto de vista de una sociedad que cree que ese es el destino de toda mujer.

Por mi parte...

He crecido sola a excepción de la compañía de mi hermana y he descubierto lo cruel que puede ser el mundo a las malas. Supongo que yo misma he formado mis ideales en base a lo que veo y vivo.

—Una familia—repito—, y un matrimonio.

—Así es. —responde Rubí.

—Al menos... ¿Saben cómo formarán esa familia?

—Al casarnos y consumar nuestro amor. —Cristal suspira.

—¿Y para ustedes qué significa consumar el amor? Porque son conscientes de lo que pasará la noche de bodas, ¿no?

Hay un silencio por parte de cada una, al mismo tiempo que se observan entre sí para saber si alguien tiene la respuesta.

Es increíble que nadie haya sido capaz de explicarles.

Saben que tendrán hijos, pero están ausentes de saber cómo se supone que pasará.

—Mi padre solía decir que en el matrimonio lo entendería. —me responde una.

—A mí me dijeron que es indebido hablar de esos temas.—secunda otra.

—Lo que sé, es que si alguien nos besa puede significar ser madre.—Perla susurra.

AmatistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora