Gia pestañea nuevamente tal y como lo ha estado haciendo luego de un incómodo minuto de silencio, como si esperara a que Levi se levantara de su asiento para recibirla con un abrazo.
—Bienvenida.—hablo, para romper la tensión.
—Estás vivo.—es lo único que dice, dirigiéndose a Levi.
Él hace una mueca al no entender su sorpresa y Azul se agacha con vergüenza como si supiera de lo que habla Gia.
—¿Por qué no lo estaría?
—Tu carta decía que estabas en tu lecho de muerte luego de ser brutalmente herido y que te estaban dando el debido cuidado en Diamond.
Algo que mi gentil esposo escribiría sin duda.
Es todo un amor.
—¿Tú sabías de esto, Azul?—Levi voltea a verlo.
—No creí que Ónix se pasaría.
—Entonces si no estás muerto ni agonizando, ¿qué hago aquí?—Gia se pone impaciente.
—Matrimonio Ener cautivados bajo mi custodia, listo.—entra Ónix.
Gia mira al príncipe sin entender todavía que ahora no podrá salir de Diamond aunque lo quiera.
—Leman, esto es una tontería.
—Para mí no. Con ustedes dos aquí, debo preocuparme menos por que planeen mi muerte.
—Te juro que si no tuviera mi brazo roto, te mataría.
—Suficientes amenazas por hoy—se centra en la recién llegada—. Gia, toma asiento por favor.
Ella lo mira con desconfianza y se sienta a la par de Levi, sin decir ni una tan sola palabra.
—¿Entonces no podré irme de aquí para regresar a Tadora?—pregunta.
—En efecto.
Para sorpresa de todos, ella muestra una sonrisa de oreja a oreja y una expresión de júbilo se ve reflejada en su rostro.
—Gracias a Dios. No podía soportar más tiempo estando allá metida.
—¿Es que no lo ves, Gia? Nos tiene prisioneros.—su esposo le reclama.
—Estamos a salvo, cariño. En un reino con más que una rebanada de pan para alimentarnos los tres tiempos.
—Me quebraron el brazo. ¿No lo has notado?
—Daños colaterales—extiende su mano para agarrar una uva—. ¿Ya podemos cenar?
Azul, Ónix y yo nos damos una mirada confusa por su extraña tranquilidad; mientras que Ágatha ya parece estar acostumbrada a estas reacciones por parte de su cuñada.
Unas sirvientas se presentan en el comedor para dejar un nuevo plato con comida para Gia. Seguidamente, una se acerca a Ónix para ofrecerle algo que comer y él niega.
—No tengo apetito.
—¿No es raro que nunca se te vea comer, Leman?—lo cuestiona Levi.
—¿No es raro que tu otro brazo aún permanezca sano, Ener?—contraataca.
—Lo que quiero decir, es que jamás te has sentado en el comedor para al menos un tiempo de comida, y a tu esposa solo se le ve comiendo con tus antiguas candidatas a cónyuges.
—¿Ágatha no come contigo?—pregunta Gia.
Ágatha baja la mirada con temor de que alguien exhiba su pequeña mentira de unión con el príncipe ante su cuñada.
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Amatista
RomanceElla, una ladrona buscada por los guardias del reino para ser sentenciada. Él, un príncipe frío y malhumorado al que le buscan esposa por obligación. Para el destino esto solo implica una unión.