El día de hoy decidieron sacarnos al jardín para contarnos un poco sobre las obligaciones que tiene la reina.
Todas prestamos atención en total silencio en lo que continúa con la explicación.—Trato de que siempre haya paz—prosigue Elle—. El ser la única mujer de esta familia, me permite ser la moderadora.
—¿Y dónde está el rey Guille? —pregunta Perla.
—Brindando su apoyo al reino de Tadora—responde—. Están pasando por un momento crítico.
Volteamos a ver a Ágatha, pero ella parece distraída pensando en algo y una sonrisa genuina se dibuja en su rostro.
Ya sé de dónde viene su alegría de hoy.
—¿Qué situación crítica? —pregunto con curiosidad.
—Una revolución por parte de media población, ha habido saqueos y muchas muertes—Elle suspira—. ¿Cómo te encuentras, Ágatha?
Ella pasa un dedo por sus labios y al notar que todas la miramos, cambia su gesto de hace un momento por uno entristecido.
—Es lamentable lo que sucede con mi hermosa Tadora—niega con pesar—. Por lo que presiento que es muy probable que me quede desamparada si mi padre pierde la vida con esta revolución.
—Tienes un hogar aquí—le recuerda la reina—. Siempre eres bienvenida.
—Se lo agradezco, Elle.
—Además, Azul y Ónix no se interpondrán a tu estadía por el tiempo que necesites.
Oh, eso lo tengo muy claro.
—Correspondencia—Azul se acerca a nosotras—. Sus familiares han mandado cartas.
La reina Elle se retira para darnos privacidad, y Azul le entrega un sobre a cada una.
Ni siquiera pienso moverme de mi asiento porque sé que no hay nadie que vele por mí.
—Y Amatista. —me entrega un sobre.
—¿Tengo correspondencia? —lo miro con confusión.
—Tu nombre está escrito—Azul responde con obviedad—. Pero si crees que se trata de un error...
—No, debe ser por parte de un familiar lejano. —miento.
Escucho las risas de algunas al leer lo que les mandan, y los llantos de otras por la melancolía que les genera estar lejos de su familia.
Veo por encima del sobre que mi nuevo nombre está plasmado como el de los demás.
Amatista Hill.
Después de contemplarlo por un momento, rompo el papel para ver su contenido y lo primero que saco es una hoja de papel arrugada.
El retrato del príncipe que Alba tenía.
Y sé que es el mismo por lo siguiente que veo dentro del sobre.
Mis manos tiemblan al sacar un pequeño trozo de vidrio que no podría ser otro más que el de mi inconfundible ventana rota.
Los recuerdos de los cristales rompiéndose mientras me cubría en el suelo vuelven a mi mente, al igual que todo lo que pasó ese día para traerme hasta acá.
—¿Amatista? —Azul se acerca.
—¿Sí?
—Te preguntaba por el contenido de tu sobre. ¿Tiene remitente?
Miro por detrás y está totalmente en blanco, por lo que niego.
—Debió pasársele por alto a mi familiar. —me justifico.

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Amatista
RomanceElla, una ladrona buscada por los guardias del reino para ser sentenciada. Él, un príncipe frío y malhumorado al que le buscan esposa por obligación. Para el destino esto solo implica una unión.