Cap 12

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Dos semanas pasaron como el viento, Jeongyeong como era de esperar estaba prosperando en el trabajo al igual que Lisa, aunque a diferencia de Jennie la señora Kim no salía mucho de su hogar.

El corazón roto de Nayeon no se reparaba como debía ser, no, más bien se rompía cada vez más, con la actitud de Jeongyeong hacia ella, las miradas de odio y resentimiento, su forma de hablarle, por más que Nayeon tratara de acercarse está la evitaba a toda costa. Y aunque Jeongyeong no lo admitiría en voz alta ella también tenía su corazón hecho trizas, pero era tal su orgullo que no sería capaz de en un momento dado hablar con Nayeon y arreglar las cosas.

Si es que tiene reparo alguno.

Pero había algo que molestaba a Nayeon y que por primera vez su corazón sintiera celos, y los celos tenían nombre y apellido, Park Jihyo.

La ama de llaves que no era para nada una ancianita, estaba tras Jeongyeong porque en las ocasiones que Nayeon lograba verla junto a Jeongyeong, aquella chica ante los ojos de Nayeon se le restregaba cuál gata en celo a Jeongyeong, pero claro eso era lo que veía Nayeon porque no lo era así.

Nayeon quería ir y limpiar el piso con la ama de llaves, pero sabía que si lo hacía empeorará las cosas.

_ Deberías despedir a la ama de llaves -un cambio repentino de tema hizo Nayeon.

_ ¿Por qué debería hacerlo? -le cuestionó su amiga de rasgos felinos.

_ Es que acaso no la vez que no hace su trabajo y se la pasa hablando con las nuevas empleadas - se quejo Nayeon disimulando mientras pasaba las páginas de la revista, que ni siquiera sabía de qué eran.

_ ¿Y eso te afecta en algo? -pregunto Jennie mientras observaba atentamente la revista que tenía sobre su regazo, pero pasaba con mucho cuidado de no dañar sus uñas que recién acababa de pintar.

¿Que si le afectaba?, si y mucho.

_ No, pero te lo digo porque deberían tener empleados eficientes, no unos flojos que no hacen nada y se ganan el sueldo gratis.

_ Pero aunque quisiera no puedo, la única que puede hacerlo es mi mamá, o llegado el caso mi papá.

Nayeon en ese momento quería gritar, pero solo arrugó la hoja de la revista.

_ Yo te lo iba a preguntar pero siempre se me olvida, te he visto rara estos últimos días, ¿estas bien Nay?, últimamente te veo decaída y con los ojos inchados, ¿algo que deba saber y que no me hayas contado?

Nayeon permaneció en silencio, debatiéndose si decirle lo que le sucedía, Jennie fue la única que le ofreció su amistad, y le ha demostrado que su amistad es sincera.

_ Si te lo digo me vas a odiar, y tal vez nuestra amistad  se acabe, como la tuya con Irene.

_ ¿Era necesario mencionar a esa víbora?, solo dímelo y ya, te prometo que nuestra amistad no se va terminar.

_ Segura - la castaña asintió -bueno aquí voy.

Nayeon tomó un respiro y empezó a relatarte todo a Jennie, quién cada vez se sorprendía más por lo contado por su amiga rubia. Pero Nayeon no dijo el nombre de la persona con la que estuvo involucrada.

_ ¿Es una broma Nayeon? -pregunto luego de que la mensionada terminará su relato.

_ No es broma Jennie, y escuchaste muy bien, me enamore de alguien muy diferente a mi en cuanto lo económico, y que, en el corazón nadie manda Jennie.

_ Yo no me refería a eso, me refería a que como fuiste capaz de una cosa así, fingir ser pobre para que te hiciera caso, y mentirle durante más de un año, me lo esperaba de cualquiera, pero de ti.

Mi chóferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora